Hoy se cumplen diez meses de la invasión al sur de Israel por más de 3000 terroristas palestinos, tomando inexplicablemente por sorpresa al ejército, que ya tenía en su poder información, indicios, alertas de que se estaba gestando desde Gaza una infiltración contra las comunidades llamadas kibutzim como Beeri, Kfar Aza y Nir Oz, y pueblos cercanos a las mismas.
Ese 7 de octubre 1200 personas fueron vilmente asesinadas, familias enteras en sus casas, infantes, mujeres violadas, ancianos, en fin fue un pandemónium que sigue latente, ya que de los 240 secuestrados que se llevaron a Gaza aún quedan alrededor de 120 retenidos, de los cuales no se sabe quiénes están aún con vida, incluyendo al infante Kfir Bibas, el rehén más pequeño secuestrado por los terroristas, quien cumplió un año de edad en cautiverio, junto con su hermano Ariel de 4 años y sus padres Yarden y Shiri, ya que sus abuelos maternos, de origen argentino, fueron asesinados ese fatídico día en el kibutz Nir Oz.
A raíz de esta guerra iniciada por facciones radicalizadas palestinas, se ha producido una reacción del Estado de Israel, adentrándose en Gaza que tiene un área de 360 km2 y una población de dos millones de personas aproximadamente, descubriendo que dicho territorio había sido convertido en un área dispuesta para la guerra, con más de 500 kilómetros de túneles, y con hospitales, mezquitas, escuelas y residencias utilizadas para almacenar armas o disparar desde dichas instalaciones los miles de cohetes y misiles contra la población civil israelí, de los cuales los expertos estiman que el 20% caen dentro del propio territorio gazatí.
(Imagen: iStock)
Es evidente el sufrimiento que se ha producido en ambos pueblos, agotados por tanta violencia, producida por un anhelo irreconciliable del radicalismo islámico de la región por borrar a Israel del mapa.
Es evidente que no se busca la constitución de un Estado palestino soberano y en paz, sino que el objetivo, la misión única, exclusiva y excluyente, es acabar con Israel y crear en el ánimo mundial un desprecio hacia todo lo que tenga que ver con Israel y lo judío, utilizando al sionismo como si fuera una especie de monstruo de mil cabezas que domina al mundo, la banca, los medios de comunicación, los virus, las decisiones de los países, en fin, poniendo de nuevo al aire ese panfleto falso llamado Los Protocolos de los Sabios de Sión.
Ahora la gran pregunta que nos hacemos es ¿se abrirá la Caja de Pandora? aquella que según la mitología griega tenía en su interior encerradas las desgracias y males que podrían afectar a la humanidad como guerras, sufrimiento y enfermedades.
El mundo aguanta la respiración en estos momentos, esperando la respuesta de Irán y sus proxies contra Israel, como represalia por haber eliminado a prominentes líderes terroristas en Irán, Líbano y los territorios palestinos.
Es evidente que no se busca la constitución de un Estado palestino soberano y en paz, sino que el objetivo, la misión única, exclusiva y excluyente, es acabar con Israel y crear en el ánimo mundial un desprecio hacia todo lo que tenga que ver con Israel y lo judío
Desde esta tribuna, a pesar de que el Medio Oriente se maneja por el “ojo por ojo”, oramos porque no se produzca una escalada de profunda magnitud, ya que la misma involucraría a los dos bloques enfrentados ideológicamente, lo que nos podría llevar a la Edad de Piedra.
Oramos porque este temor sea el que prive en la mente de los liderazgos que tienen en sus manos el destino de la humanidad, y que la reconfiguración que se produzca después de tanto sufrimiento sea para la estabilidad del Medio Oriente y del mundo.
Basta ya de guerras absurdas por implantar ideologías o conquistar territorios; debemos, como un imperativo ético y moral sublime, propender urgentemente a la conquista de la paz, la fraternidad y la coexistencia, como instrumentos que nos lleven a la prosperidad y a la felicidad que tanto merece y anhela gran parte de la humanidad.