Hemos sido testigos, desde el amanecer del pasado sábado 7 de octubre, de la ignominia, el terror y la furia asesina en su máxima expresión, sufrida por las poblaciones israelíes cercanas a la Franja de Gaza, en una operación simultanea de grupos islamistas palestinos liderados por Hamás, apadrinados por Irán en cuanto a la obtención de cuantiosos recursos económicos, operativos y tecnológicos, destinados al terror y la muerte.
El pasado sábado, Israel amaneció con un bombardeo inclemente que contabilizaba al final del día la bicoca de 5000 proyectiles lanzados desde Gaza, sumados a otros 2000 lanzados el día domingo. En forma simultánea al lanzamiento de los cohetes, drones iraníes neutralizaban las cámaras y sistemas de alerta temprana en la frontera sur, y también se comenta de un ciberataque que hackeó parte de los sistemas de seguridad. Así que por un lado los cohetes sirvieron como señuelo, y por el otro se originó un blackout en el sistema de vigilancia, lo que propició la entrada masiva por dicha frontera, una vez derribada la valla de seguridad, más de 1000 terroristas en camiones, motos, parapentes y hasta a pie, provocando una ola de asesinatos a su paso sin precedentes en la historia de Israel desde su fundación el 14 de mayo de 1948.
Uno de los peores escenarios fue el descubrimiento de más de 260 cadáveres de jóvenes que se encontraban disfrutando de una fiesta “por la paz” en la localidad cercana al kibutz Reim, próximo a Gaza, que quizá fue el primer punto donde los terroristas no tuvieron piedad.
Durante una manifestación a favor de los “palestinos” (Hamás) en Nueva York, un joven se sincera y muestra una esvástica en su teléfono
(Foto: red social X)
Se puede escribir una tesis sobre este episodio. No me equivoco si digo que es el más oscuro desde la creación del Estado de Israel, pero me voy aventurar a indicar algunos elementos que a la luz de la información que se ha venido descubriendo pudieron haber provocado la concreción de esta masacre terrorista:
Estos grupos terroristas tienen como objetivo fundamental crear un Estado islámico al estilo ISIS en toda la zona, incluyendo a Israel con su desaparición.
Hoy, después del oprobioso 7 de octubre que quedará marcado como el día de la ignominia y la muerte, la suerte de cualquier acuerdo está echada, a no ser que Israel arrase con las organizaciones terroristas que pululan tanto en Gaza como en Judea y Samaria, y que el pueblo palestino pueda elegir a sus representantes
Como podemos apreciar, en ningún caso lo que se busca es la paz, la fórmula de “dos Estados para dos pueblos”; ese nunca ha sido el enfoque del problema palestino, sino la eliminación del único Estado judío en la Tierra.
A Yaser Arafat, en por lo menos dos oportunidades se le ofreció casi la totalidad de sus peticiones, incluida Jerusalén Oriental como la capital de un eventual Estado palestino; nunca aceptó, esgrimiendo siempre que la aprobación de cualquier acuerdo debía ser respaldado por el mundo islámico, así que jamás hubo un genuino interés en avanzar para organizar y crear su propio Estado al lado de Israel.
Hoy, después del oprobioso 7 de octubre que quedará marcado como el día de la ignominia y la muerte, la suerte de cualquier acuerdo está echada, a no ser que Israel arrase con las organizaciones terroristas que pululan tanto en Gaza como en Judea y Samaria, y que el pueblo palestino pueda elegir a sus representantes, tras 17 años de la última elección. Si esto sucediese, que dichos representantes redefinan con un enfoque diametralmente distinto al terror la búsqueda de una genuina negociación por la coexistencia, el bienestar y la paz de ambos pueblos.
Israel prevalecerá.