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L os dos hijos muertos de Aharón Hacohén eran tzadikim gigantescos, casi como Moshé y Aharón, pero esperaban tomar posesión de cargos mayores y juzgar, como explica el Arizal al pueblo, según la cualidad de rigor y justicia, mientras Moshé y Aharón lo hacían con la cualidad de la bondad y la misericordia.
Esto nos enseña que todo yehudí debe juzgar a su prójimo y a la colectividad con este mismo atributo o cualidad de la misericordia y bondad, buscando y encontrando los aspectos buenos en sus correligionarios, como está escrito: “De una manera justa juzgarás a tu prójimo”.
Es una misión muy difícil y aburrida de cumplir: ¿Dónde queda el chisme y el divertirnos al hablar de otros? Esto mismo espera la Torá de nosotros, que ganemos puntos espirituales, salud y alegría a través de buscar lo bueno en los demás, y si resulta difícil o aburrido, según el esfuerzo, es la recompensa.
Explica el rabí Eliezer Papo, Z”L, en su obra Pele Yoetz, que la sanegoria (convertirnos en abogados defensores de Am Israel, tanto en lo particular como en lo general) es uno de los deseos del Santo Bendito. Nos da los ejemplos de los castigos sufridos por Eliyahu Hanabi, por el profeta Yeshayahu y hasta por el mismo Moshé Rabeinu cuando le dijo a Hashem que el pueblo de Israel, debido a los sufrimientos de la esclavitud, no creería en él mismo como enviado para la misión. La razón es que todo lo que habla la persona crea una impresión, hace una señal que despierta en las familias de ángeles celestiales. Si se comporta como fiscal acusador, despierta acusadores contra Israel; y si habla como abogado defensor, despierta un bloque defensivo y sus palabras hacen fruto. Mucho deben cuidarse los rabinos comunitarios y los dirigentes de la kehilá de no despertar acusadores celestiales con sus discursos y palabras al advertir los pecados, públicos y privados, que cometen sus miembros, y cómo rectificarlos. De esto hay que cuidarse muchísimo.
En el caso de que escuchemos a algún correligionario o dirigente hablando mal de una acción realizada, debemos buscar algún argumento positivo para refutarlo y salvar la situación. Es nuestro deber evitar más problemas de los que sufrimos y que la bondad divina esté contenta.
Como el mundo se maneja por su amo con la regla general de “Tal como tú hagas así recibiremos”, entonces nuestra función será la de juzgar a todos para bien, para que nosotros, individual y comunitariamente, seamos juzgados para bien.
Sabemos que cuando cumplimos una mitzvá creamos un ángel bueno y cuando cometemos una falta creamos un ángel del bando contrario; por lo mismo, sería cruel de nuestra parte agregar más leña al fuego creando más acusadores sobre una persona o sobre dirigentes comunitarios que crean estos tipos de enemigos. Esta advertencia es tan delicada que debemos tener cuidado incluso de las mortajas que se eligen para el fallecido, las cuales deben provenir de dinero limpio, no trabajado en Shabat o Yom Tov, ni fruto de negocios ilícitos o explotación de empleados, etc.
El jajam entre nosotros tendrá cuidado de todo lo expuesto y por el reincidente pediremos a Hashem que le ayude a reflexionar y regresar al sendero real.
Hashem nos colme de berajá, y que aumentemos en estudio de Torá y el cumplimiento de mitzvot que tanto necesitamos para contrarrestar los altibajos por los que transita la kehilá venezolana y Am Israel en general.
¡Baruj Hashem Le Olam Amén Ve Amén!