E l Táchira no ha sido ajeno a la presencia judía. El historiador y profesor universitario Temístocles Salazar así lo revela: “Aquí llegaron judíos hace más de 400 años, judíos conversos por supuesto: el primero que pisó nuestro territorio tachirense fue Galeotto Cey en 1548, acompañando la expedición de Alonso Pérez de Tolosa”.
La presencia judía permea la sociedad tachirense, aunque siempre se mantuvo oculta en la férrea y conservadora sociedad católica andina. Sin embargo, aún en la actualidad se observan entre las abuelas costumbres propias de las familias de origen hebreo, por ejemplo tener un “ollita pa’la leche”, proveniente de las leyes de alimentación judía que indican no mezclar lácteos con cárnicos, y también observar los huevos a contraluz para detectar si tienen marca de sangre, indicio de que no son apropiados para el consumo.
También la toponimia tachirense tiene legados hebraicos. Uno de sus montes más famosos es el “Pico El Judío”, ubicado en el Parque Nacional El Tamá. Además, un poblado tachirense lleva el nombre de un comendador judío converso, Hernando Lorenzo Salomón; este era un hombre culto, y según Temístocles Salazar, fue el primer maestro de San Cristóbal, quien enseñó a leer a través del Salterio, una especie de libro de coros que solo contenía salmos.
Además, Salomón cumplía funciones de escribano público en el cabildo de San Cristóbal y poseía la encomienda de la localidad de Cordero. El cronista de la ciudad de Michelena, Amable Tapias, indica que este poblado surgió como consecuencia de la encomienda de 1633 al capitán Isidro Jaimes, en la que “le conceden cuatro estancias de ganado mayor en el valle de Lobatera, en lo que hubiere de vacos de los resguardos viejos de los indios Oriquenas y de los Cucunabecas de Lorenzo Salomón, naturales que fueron sacados de allí a varios lugares, distantes más de tres leguas”. Como consecuencia de esta encomienda, don Lorenzo Salomón se asentó en el nuevo lugar asignado, que pronto se convertiría en un poblado de gran importancia en la época colonial, donde se produjo la mayor concentración de población de la zona debido a su favorable ubicación. Además tuvo una floreciente economía agrícola y pecuaria, y a la postre le legaría su apellido.
Fuentes consultadas
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Para 1627 Lorenzo Salomón estaba muerto, así que su encomienda es muy inferior a esta fecha. Sus indios se dispersan y entregan a otros encomenderos después de 1630 y el poblado desaparece (mas no así el topónimo). Creo que han entendido todo al revés.
Gracias por su comentario, que ha sido enviado al autor del artículo.