David Bittan Obadía
El miércoles pasado, en una madrugada fría de Madrid, recibí una llamada dándome la noticia que mi “presi”, Salomón Cohén Botbol, había fallecido. La llamada duró un silencio prolongado y un no me lo puedo creer; después, y ya sin poder dormir, mi mente solo tuvo horas para ver una película preciosa llena de recuerdos. En el ínterin las lágrimas de cariño empañaban constantemente mis lentes.
Tres días antes, él y su amada Marisol me recibieron en su casa, con una mesa llena de “todo lo bueno”, y de postre la tarta de Santiago que tanto nos gusta.
Antes de llegar a su casa le escribí: “Rey, ¿qué te llevo?” Su respuesta está en mi teléfono: “Tú, lo mejor”. Por ser víspera de Shabat me presenté con un par de jalot, algún chocolate, y un libro antiguo sobre enseñanzas hebreas, con párrafos en ladino.
Brindamos, él con una copa de Rivera del Duero, y Marisol y yo con un blanco que estaba espectacular; un lejáim, una sonrisa, y un intercambio de miradas cómplices antes de llevar el trago al paladar. Esto, más dos abrazos y dos te quiero, fueron los últimos momentos compartidos con mi “presi”.
En esa sentada, por cierto (él, cómo siempre elegante y bien arreglado), hicimos un recorrido histórico por su paso por la comunidad, las mil y una batallas emprendidas, las que ganamos y las que perdimos, muchos nombres de buenos amigos; a cada uno de ellos personalmente le contaré la charla.
Hoy, en un avión ya de regreso en casa, tengo algunas interrogantes: ¿Por qué llegué a Madrid sin haberlo planificado? ¿Por qué decidí visitarlo en ese momento de mi viaje, y no lo dejé para más tarde? ¿Por qué David Bassán insistió tanto para que ese encuentro se diera tan de prisa? ¿Por qué Raúl Cohén me comentó varias veces “No te vengas sin ver al Gordo”? ¿Por qué sus mensajes, miradas entrañables y el par de abrazos? ¿Por qué reconecté con Marisol de manera tan rápida? ¿Por qué ese beso en su frente antes de salir de su casa? Mi rabino siempre me dice que en este mundo no hay casualidades.
Ya tendré tiempo de usar mi pluma y destacar las cualidades de un ser extraordinario, un hermano mayor para mí y para José, mi hermano el “Minibittan Tito Salo”. Pero hoy, y desde el corazón, solo quiero comentar un par de anécdotas y hacer alguna confesión.
Mi presidencia de la comunidad judía de Venezuela se la debo a él, y al Dr. Abraham Levy; Salomón, además de haber sido mi antecesor, fue quien plantó cara a un grupo de una dirigencia que, quizás de manera inconsciente pero muy misteriosa, se pasearon por la idea de dejar la meritocracia de lado, y en un almuerzo de “conspiración comunitaria” en el restaurante Lasserre de Caracas, le propusieron cambiar de planes ofreciéndole “el oro y el moro”. Pero mi “presi” Salomón Cohén Botbol Z’L, firme y justo como era, dijo: “El único candidato posible se llama David Bittan Obadia, y ahora pasemos a otros temas”.
Yo supe de esa reunión, de quiénes asistieron y cuál era la propuesta de cada uno de los presentes; a todos los respeto porque han sido notables servidores comunitarios, pero ellos saben que yo estaba al tanto de todo, y mientras disfrutaban de su banquete, por los “bajos mundos” me movía sin remedio, y lo logramos.
El “presi” me preparó una toma de posesión sin precedentes; parecía una boda. Además tuvimos el placer de escuchar dos voces de lujo: la de su esposa Marisol y su cuñada Marisela, casualmente los representantes de Hatzalah, que empezaban con su iniciativa, estuvieron con nosotros ese día. Ni hablar del discurso de Salomón, que jamás olvidaré. Él estaba más emocionado que yo.
En mi gestión no hubo decisiones trascendentales que no pasaran por una consulta con él y obviamente por el Dr. Abraham Levy; ambos eran parte de ese juego cerrado.
En contra de toda la tradición comunitaria, en una de las visitas al Vaticano, viajamos a Roma los dos y logramos que a él como expresidente se le dieran todos los reconocimientos, porque él era el “presi”, y honor a quien lo merece. En Roma intercambiamos opiniones largo y tendido, y en la “trattoria del Pontífice” se nos pasó la hora y casi no llegamos al encuentro con su santidad.
Hoy, a pocas horas de su partida, me quedo con el mejor de sus recuerdos, y con la tranquilidad de haberle dicho en vida lo tanto que lo admiré, respeté y quise.
Salomón ha sido un hombre visionario, inteligente y muy capaz; para él la comunidad estaba por delante de todo. Es increíble que hasta en su partida no molestó a nadie, dejando esta vida abrazada en sus últimos instantes a su amada Marisol.
“Presi”, vuela alto pero muy alto, porque el viento en el mundo de la verdad soplará a tu favor.
Salomón, “este adiós no maquilla un hasta luego”, es el hasta siempre eterno. Fuiste Salomón el grande, hiciste honor a tu nombre. Te quiero y te vamos a extrañar, porque así son las reglas de la vida para los seres como tú, que dejan un legado imborrable.
6 Comments
Cada palabra sobre mi “primo prestado” es cuerta, David
Ademas era generoso como pocos, basetrer de verdad verdad!
Grande Salo!
Siempre en nuestros corazones
Tuve la gran bendición de trabajar con salo como yo le decía siempre con una sonrisa y un chocolate para todo que visitaban su oficina tengo mucha foto que le hice para muchas cosas personales y de la comunidad la foto que adorna la galería de expresidentes de la caiv se la tomé un medio día en las oficinas de la caiv y lleve todo un equipo de luces para hacer la foto de mi amigo salo y cuando el vio todo aquello me dijo mi rey para que tanto aparato tómala aquí que va quedar bien sin tanto alboroto.tomamo la foto y de verda. El resultado fue genial .siempre Salo vivera en todas las personas que lo conocieron.
Vuela alto salo .
Tu amigo José esparragoza fotógrafo
Hermosas palabras Para describir al jefe Salo, ahora hay mucho dolor en nuestro corazon por el amor y admiracion que le teniamos, permaneceras siempre en nuestro recuerdo porque fuiste parte de lo Mas hermoso de nuestras vidas, gracias Salo por tanto. A Mary Dios le de Fortaleza.
Querido David.
Gracias por poner en palabras los sentimientos de cientos de nosotros por ese ser tan especial llamado Salomón.
He llorado durante tu relato de esa última cena terrenal de Shabbat compartida en familia.He podido imaginarme algunos episodios de la importante gestión comunitaria realizada por ambos.Lujo de Presidentes.
Lo recordaremos por lo que fue, un gran .hombre, un ser humano excepcional,mejor esposo,gran amigo.
El Presi, el primo… Salomón
Que siga su viaje en paz.
Salomón el más querido el cielo ganó un angel aquí te extrañaremos mucho
Excelente persona tuve el honor de trabajar con el en AIV, sin menospreciar a todo los demas el mejor presidente de la AIV.