L os habitantes del asentamiento judío de Amona, ubicado en Samaria (Cisjordania), prevén que las autoridades los desalojen finalmente la próxima semana.
Amona fue creado en 1995, y actualmente cuenta con unas 50 familias. En 2014, la Corte Suprema de Justicia de Israel dictaminó que Amona se levantó en terrenos que son propiedad privada palestina, y les otorgó dos años para desocupar el lugar, plazo que vence el próximo 25 de diciembre.
Hace varios días, el gobierno propuso otorgar a los residentes un terreno cercano para restablecer su comunidad si abandonan pacíficamente sus casas, pero tras una votación ellos rechazaron la propuesta, replicando que solo aceptarían reubicarse en viviendas ya construidas pues no confían en el compromiso de las autoridades.
Numerosos residentes de Amona, sobre todo adolescentes, han levantado barricadas y se preparan para resistir su expulsión, colocando recipientes de basura y neumáticos, y acumulando piedras en las vías de acceso al asentamiento. Cientos de personas de otras áreas que apoyan la permanencia de Amona se están reuniendo también en el lugar para resistir el desalojo.
La policía y fuerzas militares están entrenándose para la acción de desalojo, en la que intervendrían unos 1300 funcionarios. Los escenarios contemplan la posibilidad de que también se produzcan enfrentamientos con la población palestina de las inmediaciones.
Sin embargo, el vocero de los residentes, Avijai Boaron, y el rabino local, Yair Frankel, aseveraron que no tienen previsto resistir en forma violenta sino que llevarán a cabo una “protesta pasiva vigorosa”, y exhortaron a su comunidad a “respetar a las Fuerzas de Defensa de Israel, respetar a la policía y respetar al Estado de Israel”.
Amona es el más grande de los asentamientos creados sin autorización del gobierno israelí en Cisjordania, casi siempre por judíos ultraortodoxos. Boaron señala que el destino de ese asentamiento no constituye solo un tema político o filosófico, sino algo profundamente personal. “Aquí nacieron nuestros niños, celebramos nuestros cumpleaños y aniversarios. Luchamos por permanecer en nuestro hogar”.
Con información de The Times of Israel e Israel Hayom