Al llegar a la Tierra Prometida, dice la toráh.“Ciertamente destruirás todos los lugares donde los gentiles – de quienes ustedes están heredando – sirvieron a sus idolatrías, sobre las altas montañas y colinas, y debajo de todo árbol frondoso. Y romperán sus altares, y quebrarán sus monolitos, y los árboles de idolatría quemarán, y las imágenes de sus ídolos seccionarán, y eliminarán su nombre de aquél lugar. No hagáis esto al Eterno tu Di´s” (12, 2-3)
He aquí el precepto de borrar cualquier vestigio de idolatría de la Tierra de Israel. Es claro que esta obligaciónestá basada en mantener a la población hebrea, y a las generaciones venideras, resguardadas de la influencia de la ideología pagana, y de cultos herejes. El espíritu de Israel es puro por definición, y así deberá mantenerse por la eternidad.
Pero para mantener la pureza espiritual de Israel no es suficiente con lo mencionado, por ello la toráh nos comanda: “No hagáis esto al Eterno tu Di´s”. Es decir, no te atrevas a destruir o a mellar todo lo que represente a la Presencia Divina en este mundo.
Rashí señala: “Hay dos explicaciones sobre lo mencionado: No ofrendar sacrificios en cualquier lugar (pues así hacían los idólatras). Y no borrar el Nombre de Di´s, o desprender alguna piedra del altar, o de la explanada del Templo. En otras palabras, no hagas lo que aquellos idólatras hacían, y tus pecados provoquen que el Santuario de tus ancestros sea destruido”
Dice esl “Sefat Emet”, ZT”L: “Estas dos explicaciones llevan a la misma conclusión. Por medio del Bet
HaMikdash los hijos de Israel se encontraban fundamentalmente unidos. Este era el parámetro y ejemplo; un solo Templo, una sola Arca de la Alianza, etc.
Por lo tanto, al ofrendar en cualquier otro sitio, se destruye dicha unión, se desliga el enlace y se devasta el Templo. Del mismo modo, a través del odio sin razón ni límites, fue que se destruyó el Bet HaMIkdash. Todo converge en la misma idea”.
Con esta sencilla y clara explicación la solución a nuestro exilio es simple – las palabras sobran. Cierto es que el pueblo judío es una amalgama de costumbres, idiomas y pasados, cada comunidad tiene su propia crónica, pero, a final de cuentas: Un solo templo, una sola Arca y, por encima de todo, un Solo Creador del universo, son los elementos que marcan nuestra existencia. Es imperativo volver al origen.
Hace poco apareció en las noticias que una piedra del Muro de Los Lamentos se desprendió. Este muro es considerado parte de la explanada de nuestro Sagrado Templo. Muchos indagan en lo que podría simbolizar.
Hay quienes lo toman como una señal positiva, puesto que dentro de ella se encontraron imágenes humanas,presumiblemente aquellas que uno de los reyes idólatras que hubo en Israel dibujó para frenar la redención.
Pero, por otro lado, si observamos a nuestro alrededor, sin duda el problema más emblemático de nuestra generación es la falta de unión, la búsqueda de nuestras diferencias, en lugar del factor común. Tal vez el “Kotel HaMaaraví” se pronuncia, y nos muestra en aquello que realmente debemos reflexionar y rectificar a la brevedad posible.
Shabat Shalom