“Diezmarás todo producto de tus granos que salga del campo año tras año” (14, 22).
E l rebe de Gur, rabí Abraham Mordejai, explica: “Si la Torá asegura riqueza a modo de pago por cumplir el precepto de dar el diezmo, sin lugar a dudas se trata de una riqueza que arrastra consigo bendición. Y no aquella sobre la cual está dicho: ‘La riqueza guardada para perjudicar a sus dueños’. Por esta razón nuestros sabios enseñaron la bendición que Dios nos promete al retirar el diezmo: ‘Hasta que no haya un basta’ (Ad belí dai). Y enseñan nuestros sabios que la idea es: ‘Hasta que nuestros labios se desgasten por decir basta’. Ya que sobre una riqueza cualquiera está escrito: ‘Quien tiene cien, desea doscientos’, pues no hay en ella satisfacción. Pero esta riqueza es absolutamente de otro nivel”. Hasta aquí sus palabras.
¿Por retirar el diezmo nos concede satisfacción material? La idea es la siguiente. Se sabe que la persona que retira el diezmo de forma metódica y escrupulosa, en realidad hace algo mucho más grandioso, pues convierte al Señor del universo en socio de sus negocios. Este socio lo único que pide es el 10% (para repartir entre los necesitados e instituciones de Torá, etc.). También se sabe que los socios no solamente comparten un medio económico, sino también social (sociedad), donde el paso de información, sentimientos y demás influencias corren de un socio al otro.
De esta manera, al hacernos socios del Todopoderoso, junto con ello nos convertimos en sus amigos, situación que genera cercanía, cariño y amistad. De forma que el sentimiento de satisfacción que se encuentra en Dios —pues a él nada le falta— también se irradia hacia nosotros. Así, todo rédito que esta sociedad llegara a producir se convertirá inmediatamente en espiritualidad, algo que supera por mucho el beneficio material, dando como resultado la sensación única de estar siempre contento con lo que tenemos. Y este es el secreto de quien desee ser millonario.
Como dicen nuestros sabios: “¿Quién es verdaderamente rico? Aquel que está feliz con lo que tiene”.
¡Shabat Shalom!
Yair Ben Yehuda