Ver más resultados...
D ice Moshé Rabeinu: “Mirad, yo les doy el día de hoy bendición y maldición. La bendición (la obtendrán) si escucharen las mitzvot del Eterno, su Dios, las cuales les comando a ustedes hoy. Y la maldición (la obtendrán) si no escucharen las mitzvot del Eterno, su Dios, y se apartaren del camino que yo les comando a ustedes este día, de ir detrás de ídolos ajenos que nunca conociste” (Debarím 11, 26-28).
Así comienza nuestra parashá, y es la sencilla fórmula para atraer hacia uno mismo la bendición o, Dios no lo quiera, lo contrario. Bendición es buen sustento, salud, tranquilidad, paz, satisfacción, amistad, armonía, etc. Y lo contrario son sus antónimos. Cada uno de nosotros tiene la decisión en la mano, como se sabe.
Es curioso que en lo mencionado sobre la bendición y la maldición haya una notable diferencia. En lo referente a la primera está escrito como condición que simplemente se necesita escuchar las palabras de Dios; y para la segunda se requiere no solamente no escuchar sino, además, apartarse del camino, es decir, hacer activamente algo que demuestre que no se quiere seguir en el camino de la Torá y las mitzvot de Dios. ¿Por qué?
Así pregunta el Malbim, ZT”L, y responde: “Un pensamiento positivo, Dios lo funde junto con la acción, por lo tanto por medio de escuchar, aun antes de realizar la mitzvá activamente, la bendición ya está presente. Pero cuando se trata de un mal pensamiento, que pretenda apartar a la persona del buen sendero, este no se une a la acción. Por lo tanto, la maldición no aparecerá al no escuchar la palabra de Dios, sino hasta que la persona se comporte de manera contraria a los preceptos de la Torá. Por ello está escrito: ‘Y se apartaren del camino’”.
De estas palabras se puede concluir que el pensamiento es una herramienta altamente poderosa. Una idea, una filosofía de vida, y la misma opinión pública que puede mover imperios están basadas en un pensamiento, imperceptible, indetectable...
El Todopoderoso, con su infinita bondad y misericordia volcada hacia nosotros, determinó que un simple pensamiento puede atraer bondad y bendición a nuestras vidas, que una simple idea de retornar al buen camino puede aproximar a la persona al mundo venidero, que el intento de dar dádivas a los necesitados, y que al final, por alguna razón ajena a él, no pudo concretar, se considera como si prácticamente hubiese ayudado. ¡Asombroso!
Esta es la propuesta: tratemos por todos los medios de limpiar y depurar nuestros pensamientos. Intentar con todas nuestras fuerzas mantener a nuestras familias al margen de visiones negativas, malas ideologías, conceptos de vida contrarios a los de nuestra Torá. Todo ello para atraer bendiciones y bondad hacia nosotros, y comenzar a ver cambios positivos en nuestras familias y ámbitos comunitarios.
¡Shabat Shalom!
Yair Ben Yehuda