“Realidades y milagros”, por Elías Farache

Elías Farache S.


Israel cumple 73 años de fundado. Un estado muy joven en el concierto de las naciones, con una participación en la vida de este entorno que es inversamente proporcional a su tamaño: muy significativa.

La historia de Israel, desde antes de su fundación y hasta nuestros días, es objeto de admiración. Un pequeño país, rodeado de enemigos, con una población compuesta de diásporas y en un territorio que es desértico, fue capaz de superar esas y otras adversidades para convertirse en una potencia en todos los sentidos.

Con el tiempo olvidamos que ha sido objeto de agresiones militares, de campañas de desprestigio y boicot, de terrorismo en las formas más novedosas y feroces. En condiciones de adversidad, ha logrado superarse.

La tumba de Maimónides en Tiberíades
(Wikimedia Commons)

Un elemento adicional se une a las dificultades antes señaladas. El debate político en el interior de Israel es feroz. Desde antes de su fundación, el enfrentamiento entre las facciones del sionismo, Ben Gurión contra Begin por citar una. La polémica siempre presente entre laicos y observantes. Las posiciones encontradas de cómo lograr una paz con vecinos y palestinos que no reconocen el Estado. Y en nuestros días, el agrio debate electoral que ha cobrado cuatro elecciones fallidas en menos de dos años, con un buen chance de ir a una quinta. Si los enemigos externos de Israel son implacables, el daño de los conflictos internos no es menos amenazante.

Con todo, Israel es un país de Primer Mundo. Su infraestructura, su sistema de educación, sus instituciones, su disposición y eficacia resolviendo problemas.  Dejando atrás logros pasados, sólo los resultados contra el Covid nos dejan con la boca abierta. Israel es el primer país del mundo que puede volver a casi la normalidad, luego de más de un año de confinamientos, sustos y miedos, y a pesar del desgaste que produce el debate interno.

En la historia del pueblo judío, cada vez que ocurre un acontecimiento que salva vidas, que es milagroso, se requiere de una oda, de un agradecimiento.  Muchos judíos estamos conscientes de que se viven tiempos milagrosos cuando se tiene un Estado judío exitoso, viable, y que además de la calidad de vida que proporciona a sus ciudadanos, resulta en el apoyo necesario para todas las comunidades del mundo. Algo no visto ni vivido en dos mil años. Cierto que el Estado se gestó y consolidó con sangre, sudor y lágrimas. Pero como dicen los Salmos, quienes siembran con lágrimas cosechan con alegría.

Ser muy exigente es la manera de subir siempre el nivel de Israel. No se debe cejar en el intento de mejorar, superarse. La crítica constructiva ayuda, y los cambios para bien son siempre bienvenidos. Pero no nos alejamos de la verdad cuando decimos que los judíos de Israel y del mundo no estamos lo suficientemente agradecidos del bien que contamos con la existencia del Estado de Israel, del Estado judío, aun con las fallas reales que tiene. Vemos las realidades y no apreciamos los milagros.

No nos alejamos de la verdad cuando decimos que los judíos de Israel y del mundo no estamos lo suficientemente agradecidos del bien que contamos con la existencia del Estado de Israel, del Estado judío, aun con las fallas reales que tiene

Este domingo 18 de abril de 2021, buena parte de Israel volvió a la casi normalidad. No es nada trivial que se hayan conseguido las vacunas, que se hayan aplicado y que la tasa de contagio sea ya baja. La cadena de eventos que han logrado este objetivo, admirado afuera de Israel mucho más que adentro, constituye una realidad innegable.

Hay quienes creemos que estamos en el inicio del florecimiento de la redención. Maimónides dice que los días mesiánicos no han de ser distintos a los normales, en el sentido de que no han de suceder acontecimientos que no sean normales. Ciertamente, todo lo que está relacionado con Israel se enmarca dentro de una normalidad aparente que no atenta contra las leyes de la naturaleza, aunque los resultados sean sorprendentes.

Vemos las realidades positivas como si fuera aquello que debe pasar. No atinamos a reconocer que en esas realidades hay milagros al descubierto. Realidades y milagros que van de la mano.

Fuente: Aurora.
Versión NMI.