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Las reacciones tras la decisión del presidente Trump de reconocer oficialmente a Jerusalén como capital de Israel han demostrado, una vez más, que la mayoría del público –incluyendo conspicuos comentaristas que declaran en los medios– desconoce tanto la historia como la realidad actual de esa milenaria ciudad. Aquí se intentan esclarecer los puntos centrales de tan candente tema
Sami Rozenbaum
¿Es Jerusalén una “ciudad palestina”?
Jerusalén fue designada por el rey David como capital del Reino de Israel hace 3000 años. El hijo de David, Salomón, construyó allí el Templo como núcleo religioso y nacional de los israelitas. Esto puede afirmarse no solo por la narración bíblica, sino por innumerables evidencias arqueológicas en la forma de textos, monedas, cerámicas y otros objetos de las distintas épocas de la historia, e incluso fuentes de las civilizaciones que interactuaron con el pueblo de Israel.
En el siglo VI a.e.c. los babilonios destruyeron la ciudad, pero los judíos que regresaron del exilio décadas más tarde la reconstruyeron, así como al Templo, esta vez como capital del Reino de Yehudá (Judea). Los romanos volvieron a destruirla en el siglo I de la era común y exiliaron a casi todos los judíos, pero la ciudad nunca dejó de tener un lugar central en sus plegarias y aspiraciones nacionales, ya fuese con su nombre o con el apelativo de Sión, por uno de los montes que la circundan.
Jerusalén, como toda Judea, fue ocupada durante los siguientes 1900 años por diversos imperios, desde el bizantino hasta el británico, pero nunca fue una capital –o siquiera una ciudad importante– para ninguno de ellos. A mediados del siglo XIX la mayoría de sus habitantes era nuevamente judía, y los inmigrantes inspirados por el sionismo (movimiento de liberación nacional que tomó su nombre de Sión) la reconstruyeron y ampliaron, desarrollando una ciudad moderna fuera de sus antiguas murallas.
Para las primeras décadas del siglo XX Jerusalén ya contaba con una universidad, escuelas, y hospitales que prestaban servicio sin distinción a judíos y árabes, lo cual mejoró considerablemente el nivel de vida de estos últimos.
En cuanto a los palestinos, se da este nombre a los habitantes árabes de Judea o Tierra de Israel, pues los romanos la denominaron “Palestina” (tierra de los filisteos, pueblo que para entonces ya no existía) para tratar de borrar incluso el recuerdo de los judíos. Pero la mayoría de los árabes que vivían allí cuando se restauró el Estado de Israel en 1948 eran inmigrantes recientes, atraídos desde los territorios vecinos por la prosperidad creada por la labor sionista. Su conciencia nacional data de tan solo unas décadas, ya que nunca existió una nación palestina, mucho menos un Estado palestino. Reclamar Jerusalén como “ciudad palestina” es una impostura histórica, una mera falsificación con fines políticos.
¿Fue Jerusalén “ocupada” por Israel?
Debido a su importancia para el judaísmo, el cristianismo y el Islam, la Resolución 181 de la Asamblea General de la ONU del año 1947, que aprobó dividir el Mandato Británico de Palestina en un Estado judío y otro árabe, dispuso que Jerusalén fuese un cuerpo separado bajo control internacional. Los judíos aceptaron esta resolución, incluyendo la internacionalización de Jerusalén; pero los países árabes, la Liga Árabe y los árabes del Mandato la rechazaron airadamente, y atacaron al recién nacido Israel la misma noche de su proclamación con la intención de destruirlo y masacrar a su población judía. Esta agresión árabe constituyó la anulación de hecho de la Resolución 181 de la ONU.
Como resultado del conflicto, Israel quedó en posesión de la parte occidental de la ciudad (donde se ubicaban la sede de la Agencia Judía y otras de sus instituciones) y la designó como capital. Jordania ocupó la parte oriental, incluyendo la Ciudad Vieja, donde se encuentran todos los lugares de importancia para las tres religiones monoteístas. Ni la ONU ni la mayoría de los países musulmanes reconocieron esta ocupación jordana; la ciudad permaneció dividida durante 19 años. Durante ese período, Jordania no permitió que los judíos visitaran sus sitios sagrados (a pesar de lo acordado en el armisticio de 1949), y de hecho arrasó el antiguo Barrio Judío y todas sus sinagogas.
Durante la Guerra de los Seis Días (1967), después de que Jordania bombardeara Jerusalén occidental, Israel reaccionó y tomó la Ciudad Vieja, incorporándola al resto de la capital. Desde entonces la libertad religiosa ha estado plenamente garantizada y, de hecho, el Monte del Templo (actualmente sede de la Mezquita de al-Aqsa y otros lugares venerados por el Islam) quedó, por acuerdo con Israel, bajo la autoridad religiosa del Waqf, ente que controlan los musulmanes.
Sin embargo, la soberanía política de Jerusalén está en manos israelíes. La Knesset (Parlamento israelí) aprobó en 1980 la Ley Básica sobre Jerusalén, que la declaró capital unificada.
¿Es Estados Unidos el único país que se ha pronunciado a este respecto?
No. En abril pasado el ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia emitió un comunicado por medio del cual reconoció a “Jerusalén occidental como capital de Israel, y la parte oriental como capital de Palestina”. Si bien no se refería a toda la ciudad, esto marcó un viraje novedoso con respecto al tema.
Horas después de la decisión de Trump, la cancillería de la República Checa difundió un mensaje según el cual reconoce que Jerusalén, “dentro de las líneas de demarcación de 1967 [es decir, la parte occidental], es de hecho la capital de Israel”, y que la ciudad será “la futura capital de dos Estados”.
Al día siguiente, la ministra guatemalteca de Relaciones Exteriores, Sandra Jovel, señaló que su país apoya la decisión de Estados Unidos de reconocer a Jerusalén como capital de Israel, porque históricamente ese país centroamericano “ha sido un aliado amigo de Israel y siempre se ha caracterizado así”.
¿Es en definitiva Jerusalén la capital de Israel, o no?
Este es un hecho incontrovertible. Todo Estado define soberanamente cuál es su capital, e Israel lo hizo desde que recuperó su independencia. En Jerusalén despacha el presidente de la nación, y allí se encuentran los tres poderes del Estado: legislativo (Knesset), ejecutivo (sede del primer ministro y los ministerios) y judicial (Corte Suprema de Justicia), así como el Banco Central y las demás instancias oficiales.
Hasta 1981 numerosas embajadas se localizaban en Jerusalén, incluyendo las de Estados Unidos y Venezuela, pero tras la aprobación de la Ley Básica sobre Jerusalén, la presión árabe y soviética en la ONU logró que se retiraran todas las sedes diplomáticas de la ciudad. Esto no tiene precedentes: todas las naciones respetan la autoridad de los Estados a definir cuál es su capital. Se trata de un insulto que solo Israel ha debido tolerar, agravado por el hecho de que nadie ha planteado contencioso alguno sobre la parte occidental de la ciudad, en la que radican los poderes públicos y donde se localizaban esas embajadas.
¿Qué es Jerusalén, exactamente?
En la década de 1980, Israel amplió los límites políticos y administrativos de Jerusalén –línea punteada azul–, los cuales abarcan áreas de población predominantemente árabe (naranja), lo que comúnmente se denomina Jerusalén Oriental. La embajada estadounidense estuvo ubicada, junto con la de Venezuela y otros 15 países, en la parte occidental y más moderna de la ciudad (verde), donde ahora volverá a localizarse.
Pocos comprenden que la raíz del conflicto religioso es la pequeña Ciudad Vieja, apenas visible aquí e identificada como Old City, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
La capital de Israel está casi conurbada al norte con la ciudad de Ramala, capital de la Autoridad Palestina, con la cual colindan sus límites municipales, como puede apreciarse en este mapa. El presidente estadounidense Bill Clinton propuso la fórmula “una ciudad, dos capitales”, lo cual quizá podría adaptarse a esta realidad a través de algún tipo de acuerdo si los palestinos estuviesen dispuestos a negociar (mapa de The Economist)
Datos geográficos y demográficos de Jerusalén
• Ubicación: una altiplanicie de los montes de Judea, entre los mares Mediterráneo y Muerto.
• Altitud promedio: 754 metros sobre el nivel del mar.
• Superficie (área metropolitana): 652 kilómetros cuadrados, la más extensa de Israel.
• Población (área metropolitana): 1.254.000 habitantes.
• Distribución poblacional: judíos 64%, árabes (musulmanes y cristianos) 35%, otros 1%.
(Fuente: Wikipedia)