Lidor Sultan*
Durante un siglo, los arqueólogos se han preguntado por qué no hay pinturas rupestres en el Levante en general y en Israel en particular. La respuesta la han ofrecido ahora investigadores de la Universidad de Tel Aviv: los humanos antiguos no pintaron en las cuevas en esta región, porque los animales grandes representados en las pinturas rupestres de Europa occidental ya se habían extinguido en la zona.
«Este es un misterio que ha rodeado la investigación arqueológica en Israel durante 100 años», dice el investigador Ran Barkai. «La primera cueva prehistórica fue excavada en el país en 1925, pero hasta hoy no se ha encontrado ni una sola pintura rupestre. En otras regiones del mundo, como España y Francia, se han hallado cientos de pinturas rupestres de una belleza impresionante, pero en este país nada».
Cueva de Chauvet en Francia que data del Paleolítico Superior, período que abarca aproximadamente entre los años 35.000 y 10.000 a.e.c., antes del surgimiento de la agricultura
(Foto: Jean Clottes)
Según Barkai, la clave está en comprender el propósito de las pinturas rupestres. Esas obras de arte se crearon como parte de rituales chamánicos, realizados en las profundidades de las cuevas para comunicarse con entidades sobrenaturales sobre la crisis de la desaparición de la megafauna. Europa, poco después de la llegada de los humanos modernos, presenció la extinción de animales de presa cruciales como los mamuts lanudos y los rinocerontes lanudos. Esta crisis generó la creación del arte rupestre como respuesta ritualista.
Sin embargo, la situación en el Levante era diferente. Cuando el Homo sapiens llegó a lo que hoy es Israel, los animales grandes ya habían sido cazados hasta la extinción por especies humanas anteriores como los Neandertales. Esta ausencia de animales grandes significó que no experimentaron una crisis de extinción que provocara la creación de pinturas rupestres.
«En Israel no encontramos este tipo de pinturas pues los animales grandes se extinguieron en nuestra región antes de que llegara el Homo sapiens, por lo que estaban forzados a cazar animales más pequeños y rápidos», explica Barkai. “Esta hipótesis refuerza nuestra tesis general de que los humanos antiguos estaban conscientes del papel que ellos mismos desempeñaron en la extinción de sus fuentes de alimentación».
*Periodista.
Fuente: Israel Hayom.
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.