Esther Mostovich de Cukierman*
La celebración de Purim en el pueblo judío es muy diferente de otras festividades. Se celebra vistiéndonos con disfraces, ya sea de hombre o mujer, tomando vino o whisky “hasta no saber la diferencia entre bendito sea Mordejai y maldito sea Amán”.
¿Por qué emborracharse y disfrazarse en esa ocasión? En la Torá (Pentateuco), según texto expreso de Deuteronomio (Devarim) 22:5, es abominación que un hombre se vista como mujer o una mujer se vista de hombre. Sin embargo, en los Purim shpil (juegos de Purim), el relato del episodio en un teatro improvisado estaba a cargo solamente de hombres, incluso los roles femeninos, porque no era digno de una mujer subir al escenario.
¿Acaso aparecen disfraces en el libro bíblico de Ester? No. Tampoco se habla de disfraces en Purim en el Talmud, que en el siglo VI dedica un tratado entero, Meguilá, a analizar el episodio de Ester, una reina judía en Persia. Los comentaristas hebreos Rashi (Rabí Shlomo ben Isaac, 1040-1105) y Maimónides (1138-1204) tampoco hablan de disfraces en Purim. Por lo visto, esa costumbre es más tardía. ¿Cuándo y dónde surge?
Fiestas de borrachera y disfraces en que se dejan de lado muchas reglas sociales han existido en todas las culturas antiguas, en honor de los dioses paganos. Así, se encuentran en Egipto, en la cultura celta, en las fiestas dionisíacas de Grecia, en las bacanales y las saturnales en Roma. Borrachera y desenfreno, orgías de comida, vino y sexo. ¿Cómo podían aceptarlos los rabinos o la Iglesia cristiana? Solo porque no tuvieran otro remedio. La más plausible explicación es que decidieron, cada una por separado, llegar al compromiso de mantener algunas viejas costumbres del pueblo dándoles nuevo significado, esta vez religioso.
Una familia disfrazada en Purim, Jerusalén (Foto: Ariel Jerozolimski)
Sabemos que pasada la Edad Media, en las yeshivot (academias rabínicas) europeas los alumnos designaban a uno de ellos como “rabino de Purim”. El elegido se disfrazaba de profesor, e improvisaba algún texto en que se tomaban a broma al director y los profesores de la yeshivá. Muchos Purim shpil escritos en los siglos siguientes dan prueba de los espectáculos de Purim que se brindaban en las plazas, en teatros improvisados de los barrios y pueblos judíos de Europa.
Durante siglos, un impuesto importante se impuso a la comunidad judía de Roma para financiar el carnaval cristiano. Los cristianos se disfrazaban, organizaban bailes de máscaras. Los judíos lo pagaban, pero tenían prohibido disfrazarse. A pesar de ello, según parece, la práctica del disfraz en Purim comienza entre los judíos de Roma, y de allí se extendió a las otras comunidades judías. ¿Cuándo? En el siglo XV Judah Mintz, rabino de Padua, menciona con desagrado el hábito de disfrazarse que se había hecho popular en Purim.
Los rabinos no tardaron en dar sentido judío a los disfraces. Una de las interpretaciones en el Talmud dice que el nombre “Ester» deriva de la palabra hebrea soter (oculta), porque ella ocultó su origen judío en la corte del rey persa. Es quizá por eso que en algunos Purim shpils antiguos la reina Ester es representada por un hombre que se viste con una máscara o tela cubriendo su rostro, y el texto en idioma idish la llama Di farshtelte (la escondida).
Una nueva etapa
La conversión forzosa al cristianismo a que fueron sometidos los judíos en España y Portugal dio un giro inesperado a la situación. En América, los “cristianos nuevos” que querían seguir practicando su fe hebrea se identificaron con la reina Ester, porque ella también escondió su judaísmo y logró la victoria de los judíos en el relato bíblico. El culto a “Santa Ester” se popularizó entre los cristianos nuevos de América. Los expedientes de la Inquisición guardan testimonio de mujeres acusadas de ser falsas conversas que declaran “creer en Santa Ester”, y son declaradas culpables de herejía y condenadas a la hoguera. ¿Por qué? Porque en el santoral católico, Santa Ester se celebra el primero de julio y se toma como origen a la reina Ester del texto bíblico. El santoral declara, además, que Santa Ester es una de las representaciones de la Virgen María. Pero las mujeres criptojudías no manifestaban saber nada de eso. Celebraban a Santa Ester tal como dice la Biblia que hizo la reina Ester en Persia, con tres días de medio ayuno (ayuno durante las horas de sol con una sola comida al anochecer), en algún día de febrero cercano al carnaval cristiano, es decir la fecha de Purim.
Según parece, la práctica del disfraz en Purim comienza entre los judíos de Roma, y de allí se extendió a las otras comunidades judías. ¿Cuándo? En el siglo XV Judah Mintz, rabino de Padua, menciona con desagrado el hábito de disfrazarse que se había hecho popular en Purim
En 1391 comenzaron las conversiones forzosas de judíos al cristianismo en Cataluña, no por orden real sino azuzadas por dos clérigos: Ferrand Martínez y Vicente Ferrer. Muchos judíos obligados a convertirse huyeron a partir de ese momento a Portugal, Italia o el Imperio Otomano, pero otros permanecieron donde estaban. Algunos, o quizá muchos de estos “cristianos nuevos”, pasaron a ser buenos cristianos; pero en cualquier caso, de todos los recién conversos se sospechaba que seguían practicando la religión hebrea a escondidas.
A mediados del siglo XV se instaló la Inquisición en Sevilla para perseguir a los “malos cristianos” que seguían practicando en secreto la fe judía. Pocos años después, el decreto de los reyes Fernando e Isabel de 1492 expulsó a todos los judíos de España. Para los judíos que se quedaran, solo era posible la conversión o la muerte.
Los cristianos nuevos pasaron a ser el nuevo problema español. De todos ellos se sospechaba que practicaban su antigua religión en secreto. Para descubrir a esos falsos cristianos estaban los tribunales de la Inquisición.
¿Cuántos judíos se convirtieron al cristianismo en España y Portugal tan solo para salvar su vida, y se fueron a América esperando vivir tranquilos y sin persecuciones? Nunca sabremos el número exacto, pero esos “cristianos nuevos” se integraron con los demás pobladores españoles y portugueses en las nuevas ciudades de América latina.
Los judíos ocultos trasformaron a la reina Ester en Santa Ester, y a ella le rezaban. Tenían presentes las palabras del texto bíblico “los días de Purim nunca dejarán a los judíos, ni su recuerdo será perdido para sus descendientes”
Los judíos secretos y Purim
Para los judíos secretos, conocidos como anusim, conversos o marranos, que vivían con temor constante a ser descubiertos, Purim ya no era fiesta de disfraces y borrachera sino tiempo de ayuno, copiando el texto bíblico que muestra a Ester ayunando tres días seguidos para rogar al Señor que los judíos no fueran aniquilados. La reina Ester salvó a todos los judíos de Persia, y lo mismo esperaban las mujeres criptojudías en América.
Los judíos ocultos trasformaron a la reina Ester en Santa Ester, y a ella le rezaban. Tenían presentes las palabras del texto bíblico “los días de Purim nunca dejarán a los judíos, ni su recuerdo será perdido para sus descendientes”.
*Escritora, profesora de Talmud y de Derecho en la Universidad de la República, Montevideo, Uruguay.
Fuente: Semanario Hebreo Jai.
Versión NMI.