La nueva embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, ofreció este discurso en el Consejo de Seguridad en su primera comparecencia ante ese organismo, el 16 de febrero. Sus palabras pueden marcar un cambio histórico para la diplomacia estadounidense y la posición de Israel de cara al mundo
L o primero que quiero hacer es referirme a lo que acabamos de ver aquí. El Consejo de Seguridad recién finalizó su reunión mensual sobre temas del Medio Oriente. Es la primera reunión de ese tipo a la que he asistido, y tengo que decir que fue un poco extraña. Se supone que el Consejo de Seguridad debe discutir sobre cómo mantener la paz y seguridad internacionales. Pero en nuestra reunión sobre el Medio Oriente, la discusión no estuvo relacionada con la acumulación ilegal de cohetes por parte de Hezbolá en el Líbano. No trató sobre el dinero y las armas que Irán suministra a los terroristas. No fue sobre cómo podemos derrotar a ISIS. No tuvo que ver con cómo lograr que Bashar al-Assad responda por la masacre de cientos y miles de civiles.
No. En lugar de ello, la reunión se enfocó en criticar a Israel, la única verdadera democracia del Medio Oriente. Soy nueva por aquí, pero sé que esa es la forma en que el Consejo ha operado, mes tras mes, durante décadas.
Estoy aquí para decir que Estados Unidos no se hará más de la vista gorda ante esta situación. Estoy aquí para enfatizar el apoyo irrestricto de Estados Unidos a Israel. Estoy aquí para subrayar que EEUU está decidido a enfrentar el sesgo antiisraelí de la ONU. Jamás repetiremos el terrible error de la Resolución 2334, de permitir resoluciones unilaterales del Consejo de Seguridad para condenar a Israel. En lugar de ello, presionaremos para actuar sobre las verdaderas amenazas que enfrentamos en el Medio Oriente.
Estamos a favor de la paz. Apoyamos una solución al conflicto palestino-israelí que sea negociada directamente por ambas partes, como reiteró el presidente Trump en su reunión de ayer con el primer ministro Netanyahu. Las insolentemente tendenciosas resoluciones del Consejo de Seguridad y la Asamblea General solo logran que la paz resulte más difícil de alcanzar, al disuadir a una de las partes a acudir a la mesa de negociación.
Increíblemente, el Departamento de Asuntos Políticos de la ONU cuenta con un departamento entero dedicado a los temas palestinos. Imagínenlo. No existe un departamento destinado a los lanzamientos ilegales de misiles por Corea del Norte. No existe un departamento dedicado al Estado patrocinador del terrorismo número uno del mundo, Irán. El prejuiciado enfoque de los temas palestino-israelíes no favorece al proceso de paz, y no tiene relación con la realidad del mundo que nos rodea.
El doble estándar es sorprendente. Hace apenas algunos días, Estados Unidos trató infructuosamente de que el Consejo de Seguridad condenara un ataque terrorista contra Israel, en el que un terrorista abrió fuego contra personas que esperaban el autobús y apuñaló a otras. El Consejo no habría dudado en condenar un ataque como ese en cualquier otro país. Pero no en Israel. La declaración fue bloqueada. Y eso es realmente vergonzoso.
Israel existe en una región donde otros llaman a su completa destrucción, y en un mundo donde el antisemitismo está en aumento. Esas son amenazas que deberíamos discutir en la ONU, mientras trabajamos para alcanzar un acuerdo comprehensivo que ponga fin al conflicto palestino-israelí.
Pero fuera de la ONU, hay algunas buenas noticias. El lugar de Israel en el mundo está cambiando. Israel está construyendo muchas relaciones diplomáticas nuevas. Más y más países reconocen cuánto contribuye Israel al mundo. Están reconociendo que Israel es un faro de estabilidad en una región llena de problemas, y que Israel está a la cabeza de la innovación, el emprendimiento y el desarrollo tecnológico. Es el sesgo antiisraelí de la ONU el que ha mostrado un largo retraso para cambiar. Estados Unidos no dudará en expresarse contra esos prejuicios en defensa de nuestro amigo y aliado, Israel.
Fuente: UN Watch. Traducción NMI.