Pinhas Inbari*
A medida que se acerca la toma de posesión de Joe Biden y su entrada en la Casa Blanca, crece la especulación sobre la naturaleza de las «negociaciones del proceso de paz» que Estados Unidos decidirá llevar a cabo entre Israel y los palestinos.
Sin embargo, después de examinar los comentarios y las actitudes de los palestinos, no está del todo claro si desean siquiera un nuevo proceso. Quizá prefieran mantener el proceso actual, el status quo, y no deseen cambiar nada al respecto. Por ejemplo, la Autoridad Palestina ha expresado interés en una conferencia internacional bajo la tutela del «Cuarteto»: la ONU, Estados Unidos, la Unión Europea y Rusia. EEUU ya no lideraría las conversaciones como en los días del presidente Barack Obama y el secretario de Estado Kerry; las negociaciones serían conducidas por una entidad internacional amorfa, sin liderazgo ni agenda. En otras palabras: sin proceso, sin marco y sin acuerdo. Estados Unidos sería solo un miembro del Cuarteto, con un estatus internacional disminuido como potencia mundial.
Las fuentes sugieren que este fue precisamente el meollo de los desacuerdos durante la reciente reunión del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, con el presidente Sisi en El Cairo. Sisi rechazó las sugerencias palestinas y dejó en claro a Abbas que Egipto no apoyaría ningún cambio de los acuerdos y procesos existentes. Egipto quiere que Estados Unidos lidere el proceso de paz.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, con el entonces vicepresidente Joe Biden en Ramala en marzo de 2016.
(Foto: Reuters)
Es probable que Biden conozca bien las razones que llevaron al fracaso de los esfuerzos de Kerry y Obama. La terquedad de Abbas, y tal vez la experiencia de sus tácticas evasivas, pueden llevar a la administración estadounidense a retrasar la reanudación de las negociaciones con Israel.
Irreparable falla palestina
Otro asunto por resolver son las conversaciones entre la Autoridad Palestina y Hamás. Uno de los factores que llevaron a la reciente reunión entre ambos grupos fue la presión europea sobre Ramala para restaurar la legitimidad de la Autoridad Palestina, en preparación para la reanudación del proceso diplomático con Israel. La AP no pudo rechazar la solicitud de Europa y se vio obligada a entablar conversaciones con Hamás, que, por supuesto, fracasaron.
El diálogo con Hamás se considera esencial para conectar Gaza y la Ribera Occidental [Cisjordania] para establecer un futuro Estado palestino que controle todo su territorio, y un proceso electoral restablecería la legitimidad de los negociadores palestinos. Entonces, ¿por qué fracasaron las negociaciones entre la Autoridad Palestina y Hamás? Después de intentos de salvar las diferencias, los líderes de Ramala estaban decididos a que las elecciones solo se celebrarían en la Ribera Occidental. Así, a priori, no existe legitimidad para un Estado palestino que no controla la mitad de su territorio. Quizá es mejor dejar el tema palestino por ahora; mejor para ellos, y tal vez mejor para todos.
*Veterano corresponsal sobre asuntos árabes. Analista del Jerusalem Center for Public Affairs.
Fuente: Jerusalem Center for Public Affairs / Aurora.
Versión NMI.