El Rambán (Najmánides), en su introducción al libro de Shemot (Éxodo), señala que si bien el libro Bereshit (Génesis) es llamado Séfer Yetzirá, Libro de la Creación —pues en él se menciona tanto la creación del universo como la del pueblo de Israel—, Shemot es el libro del exilio y la redención, ya que narra la situación de Israel en Egipto, su exilio por definición. Pero al relatar la redención de Israel no es suficiente mencionar que Dios nos sacó de Egipto, sino que, finalmente, hizo reposar su Presencia entre nosotros.
Por este motivo, parte esencial de la verdadera salvación es detallar de qué manera Dios accedió a habitar con Su pueblo, por medio de la construcción del Tabernáculo. De esta manera, el culmen, lo más importante y fundamental del libro Shemot, se encuentra al final, donde se describe a detalle la elaboración de este recinto.
No obstante —dice Rabí Yaacov Galinsky, ZT”L—, es preciso entender, ya que debió haber terminado ese libro con “Y no conseguía Moshé ingresar dentro de la Carpa de Reunión, ya que reposaba dentro de ella la nube, y el honor de Dios llenaba el Tabernáculo”. ¿Por qué termina con “Y al elevarse la nube sobre el Tabernáculo avanzaban los hijos de Israel en todos sus viajes, y si no se alzaba la nube no viajaban hasta que se elevara”?
La respuesta es fundamental, y tan… obligada.
En la Guemará (Shabat, 31b) figura que el trabajo prohibido en Shabat, llamado “destruir”, se refiere únicamente a cuando se hace con la intención de volver a construir en el mismo lugar. Y se preguntaron: “Todas las labores prohibidas en Shabat se aprenden de la construcción del Tabernáculo ¿Y cómo es que desmontaba en un lugar y se reconstruía en otro?”. Y contestaron: “Por cuanto que está escrito ‘De acuerdo a la orden de Dios se estacionarán y avanzarán’, se considera como si destruyeran con la intención de volver a construir en el mismo lugar”. Ya que su lugar es donde el Todopoderoso desee que estén.
Así que esta es la respuesta, pues ¿cuándo se consideró el pueblo de Israel verdaderamente redimido? No al salir de Egipto, pues todavía estaban en el desierto; pero tampoco cuando ingresaron a la tierra de Israel, ya que varias veces fuimos exiliados de ella. Israel se encuentra totalmente salvado cuando la Presencia Divina está con él, y su lugar es donde esté la Presencia de Dios. Detrás de ella irán, y donde se encuentre reposarán.
Esto nos dice una sola cosa: No tenemos en nuestras manos sino, únicamente, la voluntad de Dios. Es nuestra guía, nuestra base, la clave de nuestro éxito en todos los ámbitos. Preguntarnos cuál es la Ley, y qué opina la Torá al respecto (Daat Torá).
De hecho, nosotros vivimos la realidad de Dios, y es imposible escapar de Él.
Lo único que sí fue dado a nuestra consideración es creer con firmeza que existe, que Él es dueño y señor de todo, temer de Él y confiar absolutamente en Su supervisión. Esta es, en breves palabras, la base del judaísmo y el fundamento de la emuná (fe) en Dios.
¡Quedémonos con Él, y Él se quedará con nosotros!
Shabat Shalom
Yair Ben Yehuda