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Rachel Chocrón de Benchimol
L as distintas festividades alrededor del año nos traen consigo una carga de energía especial. Así, por ejemplo, Purim es la fiesta de la alegría, y dentro del mes de Adar debemos impregnarnos de toda esa energía positiva que emana este mes tan especial.
Kipur es el perdón en sí, y así sucesivamente hasta que llegamos a Pésaj, símbolo de la libertad como su mismo nombre lo indica: zeman jherutenu….época de nuestra libertad….
En esta conmemoración tan especial nos liberamos de todas las ataduras del pasado y del presente, trascendiendo a nuestros propios miedos, limitaciones, complejos y rasgos y pensamientos negativos.
Año tras año, Pésaj nos presenta la oportunidad de aprovechar la energía de la libertad, ya que la idea de Egipto no representa en sí un lugar en el mapamundi, sino una condición personal en la que somos esclavos de muchas circunstancias de las cuales podemos liberarnos justo en esta época del año y bajo la energía que emana de esta importante celebración.
Es debido a esta afirmación que año tras año, a la mesa del Séder, decimos la misma frase de la Hagadá: Abadim hayinu lefaro bemitzrayim, “Esclavos fuimos para el Faraón en Egipto”. Porque cada año de nuestras vidas nos superamos como personas, trascendiendo los miedos, las limitaciones y las cualidades negativas de carácter que nos atrapan y nos hacen esclavos de nosotros mismos, sin darnos chance de liberarnos y volvernos mejores seres humanos en nuestra relación con Dios y con el prójimo.
Es en Pésaj cuando se nos da la facultad de la superación personal y de transformarnos. Dejamos atrás el yugo de esas limitaciones que no nos permiten sacar lo mejor de nosotros mismos y que nos impiden mejorar y demostrar al mundo ese potencial que llevamos muy dentro, que no afloran por “Egipto” y por diversos rasgos de nuestra personalidad.
Y con base en esa libertad que todos queremos alcanzar, las cuatro preguntas del Séder nos dan la formula inequívoca para alcanzarla. La primera: ¿por qué las otras noches comemos jametz o matzá y esta noche solamente matzá?
La matzá representa la humildad, como primer paso para experimentar la libertad. Debemos ser humildes como esa matzá llana, sin fermentos ni aditivos para sentir lo que la libertad de espíritu significa en nuestras vidas… La segunda pregunta: ¿por qué en todas las noches nosotros no sumergimos ni siquiera una vez (los alimentos) y esta noche dos veces?
La respuesta a esta interrogante es que debemos sumergirnos en el momento que estamos viviendo para no perder la magia y la fuerza que se derivan de esa noche tan especial. Sentir momento a momento lo que Pésaj significa para nosotros nos ayudara a captar la energía de libertad en toda la amplitud de su concepto.
Y al sentirnos libres al cien por ciento, estamos dejando atrás nuestro propio Egipto con todas las limitaciones que nosotros mismos anteponemos como excusa para no trascender.
La tercera interrogante: ¿por qué las otras noches comemos verduras y esta noche solo verduras amargas? Porque solo a través de un sabor fuerte, es decir, de un sacudón, nuestro cuerpo se estremece y por ende también nuestro espíritu. Lo que se traduce en que por medio de ese alimento físico, amargo en sabor, nuestra alma reacciona y entiende el verdadero significado y la importancia absoluta de la libertad en nuestras vidas.
Y por última y no menos importante, la cuarta de las preguntas: ¿por qué en todas las noches nosotros comemos y bebemos tanto sentados como reclinados y esta noche todos nosotros solo reclinados?
Porque para sentir en todo nuestro ser la sensación de verdadera libertad debemos estar absolutamente relajados en cuerpo y alma.
En este aspecto la palabra Mesubim (“reclinados”) significa “estar libres” en el sentido de hacer a un lado la guerra constante entre el pensamiento y el cuerpo, entre la materia y el espíritu. Solo cuando se logra aquietar esa lucha constante entre nuestro yo físico y nuestro yo espiritual logramos relajarnos verdaderamente, dando paso al pleno sentimiento de libertad.
Así, y después de este breve análisis de las cuatro preguntas contenidas en Ma nishtana’, deducimos por lógica que no son solo preguntas hechas al azar, sino que son en definitiva los cuatro puntos esenciales para experimentar y vivenciar la verdadera libertad. Por lo tanto debemos pedir a Dios que nos ayude de manera individual a liberarnos de nuestro propio Egipto y sus limitaciones (en hebreo: mitzarim).
Cuando Dios liberó al pueblo de Israel de la esclavitud, impregnó al mundo de esa energía de libertad que cobra fuerza en la época de Pésaj.
Debemos aprovechar este momento del año para trascender las pruebas y limitaciones de la vida, superarlas y sentir la libertad plena a través de la matzá (la humildad), el sabor extremo amargo, representado en el maror (que nos sacude internamente), la sumersión en el momento (metabelin) y la paz perfecta entre cuerpo y alma (mesubim). Pidamos al Amo del mundo que mediante el cumplimiento y vivencia de estos cuatro puntos anteriormente mencionados nos ayude a liberarnos del yugo de nuestro propio Egipto, dando rienda suelta a una persona renovada, crecida espiritualmente y apta para servir a Dios y al prójimo de manera ejemplar; para ser parte activa del propósito de la Creación. Deseando de todo corazón la libertad física y espiritual para nuestro país, para mi querida kehilá y para todo Am Israel, deseo para todos:
¡Pésaj Kasher VeSaméaj!!
Que este escrito y sus enseñanzas sean leiluy nishmat de: Mordejay ben David (Z’L), hijo de nuestros muy queridos Ricardo y Vivian Hirschfeld. Y mi agradecimiento total a mi querida amiga, Goldi Slavin, quien me imparte constantemente hermosos mensajes y conocimientos, los cuales puedo transmitir de manera escrita e impresa esta vez gracias a NMI.
Las distintas festividades alrededor del año nos traen consigo una carga de energía especial. Así, por ejemplo, Purim es la fiesta de la alegría, y dentro del mes de Adar debemos impregnarnos de toda esa energía positiva que emana este mes tan especial.