Eitan Weisman
Rabino de la Unión Israelita de Caracas
Este Pésaj será diferente, por un lado, pero por otro será más especial.
Este Pésaj no lo festejaremos con muchos miembros de la familia juntos, o con nuestros amigos. Pero tenemos una oportunidad entender de forma más profunda lo que estamos celebrando.
Escribe Maimónides en su libro HaYad HaJazaká (“Con mano fuerte”), Leyes de Jametz y Matzá, capítulo 7, Halajá 1: “Es un deber activo de la Torá narrar los milagros y las maravillas que han ocurrido a nuestros antepasados en Egipto, en la noche del 15 del mes de Nisán, como está escrito en la Torá: ‘Acuérdense de este día en que salieron de la esclavitud en Egipto’”.
Esta mitzvá no depende del nivel intelectual de la persona, ni de su nivel social. Así decimos en la Hagadá de Pásaj en Léil HaSéder (noche del Séder): “Aunque fuésemos todos sabios, todos doctos, todos ancianos, todos conocedores de la Torá, igualmente sería nuestro deber relatar el Éxodo de Egipto”.
Página de la Hagadá Charlotte Rothschild, elaborada por el pintor Moritz Daniel Oppenheim (1800–1882).
Es una mitzvá que no define cuál es el contenido o la cantidad de la historia que hay que contar. Por eso dicen los sabios que no es necesario hacer una bendición antes de comenzar a leer la Hagadá, aun cuando regularmente recitamos una bendición antes de cumplir una mitzvá. Cuando se trata de una mitzvá sin definición de límites, no se hace una bendición al comienzo.
La Hagadá agrega una frase poco común: Vejol Hamarbé lesaper bitziat Mitzráim, haréi ze meshubáj, es decir “Cuanto más extensamente explique uno el éxodo de Egipto, tanto más merecerá ser elogiado”. La mayoría de los sabios comentaristas explican que esto se refiere a la misma persona que está narrando la historia del éxodo de Egipto. Mientras más lo haga, él mismo será más elogiado.
¿Por qué?
Una forma de explicarlo podría ser que mientras la persona más valora su vida, más agradecido está de ella. Se asemeja a la historia de un grupo de personas ricas y pobres que viajaban juntos en un barco; la embarcación se encontró en medio de una terrible tormenta y naufragó en alta mar, pero milagrosamente todas las personas se salvaron. Por supuesto que todos estaban muy agradecidos por haberse salvado, pero los ricos no estaban solo felices solo por salvar sus vidas, sino también por todas las maravillas y comodidades que ellos, a través de sus fortunas, podrían seguir disfrutando durante el resto de sus vidas. Mientras más posibilidades tienen, mas agradecidos estarán.
Así ocurre con la narración del éxodo de Egipto. Hay quienes agradecen solo la salida y la salvación física; otros entienden que este milagro contiene mucho más que eso: la salida de Egipto es la salvación espiritual del pueblo, que condujo al final de cuentas a la entrega de la Torá en el monte Sinaí. Es obvio que quien entiende esto estará aún más agradecido, y contará esa historia con más emoción y entusiasmo y de una manera mucho más detallada.
Por eso dice la Hagadá que “Cuanto más extensamente explique uno el éxodo de Egipto, tanto más merecerá ser elogiado”. Con ello la persona afirma que se encuentra en un nivel más elevado y de mayor agradecimiento, entendiendo a cabalidad la enorme magnitud de la salvación del pueblo judío.
Podemos también explicarlo de manera más profunda y esencial. El ser humado tiene dos componentes en su ser. Está su conocimiento, y por otro lado están sus cualidades. Cuando se trata de conocimiento, es suficiente a través de una sola aprobación. Sí, uno más uno son dos, al decirlo una vez ya lo sabemos; la repetición sería solo para poder recordar la información. Entonces, para afianzar el conocimiento es suficiente con expresarlo una sola vez.
Pero cuando de cualidades se trata es totalmente distinto. Para poder cambiar una cualidad humana, o por lo menos para poder dominarla, se requiere de mucho estudio y repetición. Si queremos corregir nuestra cualidad de enojarnos, por ejemplo, no será suficiente leer una vez que enojarse es una mala cualidad y que nos produce angustia, sentimientos negativos y enfermedades. Hay que repetirlo y repetirlo, y realizar muchas actividades diferentes para que logremos internalizar y dominar nuestro enojo.
En una convención internacional de médicos cuyo tema era el peligro de fumar, encontramos varios oradores que acababan de exponer por más de dos horas sobre el peligro de fumar, pero en los recesos entre las exposiciones ellos mismos fumaban en los pasillos. Una cosa es el conocimiento, otra cosa es el comportamiento.
¿Qué es la fe en Dios? ¿Solo conocimiento, o una cualidad?
Por supuesto que en primer nivel es un conocimiento. Saber que existe Dios y que Él es el Creador y Rector de toda la Creación; que solo Él hizo, hace y hará todos los actos de la Creación.
Pero eso no es suficiente. Es un conocimiento que debe convertirse en una cualidad y parte de nuestro ser. Así está escrito en la Torá, Devarim-Deuteronomio 4:39 “Entiende hoy y grábatelo en tu corazón, que Dios es tu Elokim, en el cielo arriba y en la tierra abajo no hay otro”. Para grabar algo en nuestro corazón hay que repetirlo montones de veces.
Los milagros de Egipto conducen a la fe en Dios. Por eso debemos recordar el éxodo de Egipto dos veces al día, por la mañana y por la noche.
Y por eso “Cuanto más extensamente explique uno el éxodo de Egipto, tanto más merecerá ser elogiado”. Mientras más nos enfoquemos en la noche del Seder en los milagros que ocurrieron a nuestros antepasados en aquella época en Egipto, la fe en Dios será grabada más hondamente en nuestros corazones y nosotros mismos como seres humanos seremos más elogiados.
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