Rachel Chocrón de Benchimol
Mis queridos lectores, mi querida comunidad: un breve mensaje para esta festividad de Pésaj, basada en un significativo mensaje que escuché, que me impactó y que quiero compartir con ustedes.
Cada festividad tiene su esencia y finalidad, y trae con ella una específica energía que se desarrolla a través de todo un año. Por ejemplo, en Rosh Hashaná se decreta la vida, la salud y la parnasá de cada individuo para el año que está por comenzar. Purim determina la alegría, y la cantidad de esa sensación de plenitud que tendremos en los meses por venir; y Pésaj trae consigo la emuná, la fe que desarrollaremos y que nos ayudará a transitar por el camino de la vida, a veces difícil, y otras gratificante y plena de felicidad.
Pero, ¿por qué Pésaj es la festividad en la que se determina la emuná que tendremos durante el resto del año, y aún más, por qué la matzá es el símbolo por excelencia de esa emuná que debe y tiene que acompañarnos a través de la vida?
He aquí una hermosa explicación dada por el Rabbi Yissocher Frand, que viene a ilustrarnos y explicarnos el por qué de la matzá como símbolo de emuná.
Cuando el pueblo de Israel estuvo bajo la esclavitud de Egipto, surgió repentinamente la figura de Moshé como líder al cargo de su liberación, ordenada por Hashem. Pero lejos de “arreglar el panorama lúgubre y difícil de la esclavitud, la aparición de Moshé complicó aún más las cosas, desalentando el ánimo de los Benéi Israel. Con la aparición de las plagas, y los milagros y maravillas presenciados por Am Israel, la fe y la esperanza renacieron en cada yehudí, preparando y agilizando los detalles para la tan ansiada libertad, y por ende el final de la esclavitud.
Sin embargo, y a pesar de lo duras y terribles que fueron las plagas para los egipcios; el faraón no declinó su postura de no dejar en libertad al pueblo de Israel. Por ello, el desánimo y la frustración se apoderaron de todos los que aún estaban en esclavitud, a pesar de todos los milagros que vieron ante sus ojos.
De aquí el simbolismo de la matzá y su importancia en la festividad de Pésaj. Dios lamento enormemente ver que, a pesar de todos los milagros realizados por Su mano para liberar al pueblo que más tarde aceptaría Su Torá y Sus leyes, ellos no lograron desarrollar la fe, la emuná que Hashem esperaba de ellos a pesar de haberse revelado de manera tan clara y evidente. Sin embargo, en el momento en que más desánimo sentían, surgió de pronto y con suma rapidez la tan ansiada libertad, que no les permitió tan siquiera que la masa de sus panes leudara y creciera, convirtiéndose así en la matzá que hasta hoy en día comemos en recuerdo a lo vivido durante la salida de Egipto.
Por lo tanto, y a consecuencia de no haber tenido la suficiente emuná en Hashem en aquel momento crucial de nuestra historia, se nos insta a comer matzá, cuidándonos meticulosamente de no ingerir nada de jametz, para de esta manera reparar el error de nuestros antepasados y de nosotros mismos.
Por todo esto, la matzá nos recuerda la fe que no debe abandonarnos, aun cuando creamos que todo está perdido. En la medida en que nos adentremos en cada detalle del relato de la Hagadá de Pésaj y la sintamos como nuestra propia historia; el grado de fe, de emuná y de confianza en Hashem nos acompañará durante todo el año, haciendo más fácil y llevadera nuestras vidas, que está llena de obstáculos y retos que solo pueden ser vencidos de la mano de nuestro Creador.
¡Pesaj kasher VeSaméaj!
Con sincero aprecio,
Rachel Chocrón de Benchimol