Felice Friedson*
Consciente de los riesgos que corría al viajar a Israel desde Pakistán, Sabin Agha declara al portal The Media Line que el discurso sobre el Estado judío en su país gira únicamente en torno al conflicto, más que a la cultura y la gente.
«La única información que tenía sobre Israel era en el contexto de la guerra con Palestina, la guerra con Hamás, un conflicto armado que está en curso», señaló la periodista de investigación y documentalista.
A pesar del sentimiento propalestino generalizado en Pakistán, la represión estatal ha impedido que estallen protestas masivas contra Israel, afirma Agha. «Tengo conocimiento de ello, así como de que se impidió deliberadamente la celebración de manifestaciones antiisraelíes de alto perfil o con gran afluencia de público «.
Incluso antes de viajar a Israel, tenía la sensación de que los israelíes no eran tan diferentes de los pakistaníes como se les pintaba. «Tenía una idea bastante clara de que, ya sabes, el pueblo israelí es como nosotros, seres humanos normales. Es un país con una historia milenaria. Tiene civilización, cultura y religión. Y yo también, nosotros también. Entonces, ¿qué los hace tan diferentes?»
Manifestación propalestina en Karachi, Pakistán
(Foto: Reuters)
Las relaciones entre Israel y Pakistán han estado marcadas por la tensión durante mucho tiempo, condicionadas por el firme apoyo de Pakistán a la causa palestina y su negativa a reconocer a Israel como Estado.
A pesar de contactos extraoficiales ocasionales, los vínculos oficiales siguen siendo inexistentes, y cualquier sugerencia de acercamiento con Israel suele encontrar una reacción política y pública negativa en Pakistán. La arraigada desconfianza, agravios históricos y las alianzas regionales complican aún más cualquier posible acercamiento, manteniendo las relaciones diplomáticas estancadas.
En medio de estas tensiones, una delegación de líderes de la sociedad civil pakistaní viajó a Israel hace pocas semanas como parte de un programa destinado a promover la tolerancia en el mundo árabe y musulmán a través de la educación sobre el Holocausto. La visita fue organizada por Sharaka, organización sin fines de lucro dedicada a promover el diálogo y la coexistencia en el Medio Oriente, y contó con el apoyo de la Conferencia sobre Reclamaciones Materiales Judías contra Alemania.
Los 11 participantes pakistaníes recorrieron el Museo del Holocausto, visitaron los lugares de las masacres del 7 de octubre de 2023, y se reunieron con sus homólogos israelíes, destacando el potencial de la diplomacia personal.
Los israelíes, por otro lado, afirmaron que no son islamófobos. Señalaron que sus múltiples reportajes sobre el conflicto israelí-palestino han dado lugar a amenazas.
¿Qué, se pregunta Agha, es tan atroz en Israel como para justificar que el pasaporte pakistaní lleve la inscripción “Este pasaporte es válido para todos los países del mundo excepto Israel”? “Quería saber qué le había hecho Israel a Pakistán. Y descubrí todo lo contrario”, comenta. “Cada vez que íbamos a un restaurante o nos encontrábamos con gente en la calle, yo pensaba: ¿Y si menciono que soy de Pakistán? ¿Cómo van a reaccionar? Y encontré, ya sabes, sonrisas y una cálida bienvenida, como si dijeran: ‘Oh, eres de Pakistán, bienvenido a Israel’. Así que sucedió todo lo contrario”.
El periodista “S”, quien prefiere permanecer en el anonimato, destaca la importancia de cambiar el sistema educativo de Pakistán para combatir el extremismo entre la población. “S” cubrió el secuestro y asesinato del periodista judío-estadounidense Daniel Pearl a manos, presuntamente, de un terrorista británico-pakistaní.
«Tenía una idea bastante clara de que, ya sabes, el pueblo israelí es como nosotros, seres humanos normales. Es un país con una historia milenaria. Tiene civilización, cultura y religión. Y yo también, nosotros también. Entonces, ¿qué los hace tan diferentes?»
Aunque lamentó la decisión del presidente estadounidense Donald Trump de suspender la ayuda exterior a Pakistán, el periodista señala que esta se ha utilizado para financiar seminarios (madrasas) extremistas. “Los seminarios están fuera de control, y los Estados simplemente no pueden regularlos”, dice.
El gobierno pakistaní está realmente interesado en mejorar las relaciones con Israel y el pueblo judío, declaró por su parte la periodista “B”, quien también desea permanecer en el anonimato. «Pero ahora no se atreven, porque los fundamentalistas religiosos tienen demasiado poder y suelen imponer sus condiciones».
Agha señala el progreso tecnológico de Israel como una fuente particular de inspiración para Pakistán. «Estas son las áreas, tecnología y negocios, en las que Pakistán e Israel deben colaborar», intervino “B”. «Pakistán puede aprender mucho de Israel en esos sectores, y beneficiarse mutuamente».
Agha afirma que Israel debe contactar a Pakistán para mejorar las relaciones entre ambos países. «Quizá con una hoja de ruta. Y también vemos en el mundo musulmán cómo ha sido la tendencia de Pakistán hasta ahora. La historia nos muestra que siempre buscamos la influencia de Arabia Saudita en nuestras políticas, en el comercio y los negocios. Así que Arabia Saudita es como una tierra santa para nosotros, debido a que es un país musulmán. Si los países musulmanes adoptan una actitud positiva hacia Israel, creo que Pakistán tendrá una pequeña oportunidad”, explica. “La aprovecharán y se sentirán cómodos para vincularse con Israel”.
“B”, quien es productora de noticias, coincide en que una normalización entre Israel y Arabia Saudita permitiría a Pakistán suavizar su visión sobre el Estado judío y establecer relaciones.
Muchos de los participantes pakistaníes describieron una sensación de identificación con los israelíes debido a la amenaza común del terrorismo. “B” expresó, en pocas palabras: “En Pakistán y en Israel el dolor y la pena son los mismos”, y expresó admiración por la capacidad de los israelíes para superar el dolor, señalando que los pakistaníes tienden a tener un período de duelo mucho más largo. «El duelo es bueno. Estás triste, eso es bueno. Pero necesitas aprender. Necesitas actuar con rapidez. Necesitas seguir adelante».
“Arabia Saudita es como una tierra santa para nosotros, debido a que es un país musulmán. Si los países musulmanes adoptan una actitud positiva hacia Israel, creo que Pakistán tendrá una pequeña oportunidad, la aprovecharán y se sentirán cómodos para vincularse con Israel”
Los participantes en la visita describieron una sociedad pakistaní mucho más solidaria con la causa palestina que con la israelí. “B” resumió la razón de esa dinámica: «Es por la religión. Es porque son musulmanes».
“S” ofreció un diagnóstico aún más severo de la sociedad pakistaní: «Somos una nación antisemita», declaró la periodista con franqueza, añadiendo que el sentimiento es más profundo que la mera oposición a Israel. «El Estado ha difundido esta narrativa durante mucho tiempo, y los seminarios la predican día tras día». Incluso en la supuestamente cosmopolita ciudad de Karachi, la calle principal ha sido pintada con banderas estadounidenses e israelíes para que los peatones las pisoteen.
“La cultura de Israel es uno de los temas humanos más universales”, asevera Agha. “El sufrimiento de los ciudadanos, de gente común que no tuvo nada que ver con el conflicto armado, como la rehén que conocimos en la zona de Nir Oz. Ella es madre, perdió a su esposo. Los niños están traumatizados. Ella estuvo traumatizada durante 54 días. Lo mismo ocurre con la historia de Shiri Bibas y su familia. Ella fue asesinada, y sus hijos de nueve meses y cuatro años también. Solo liberaron al esposo”.
“Así que estos son temas humanos universales, ya sabes, conectar a la gente con la gente”, continúa. Esto es lo que hacemos los cineastas, así que me esforzaré al máximo para mostrar ese sufrimiento. Además, y también, en mostrar la cultura y la sociedad de Israel, que es muy cálida y acogedora”.
*Periodista de The Media Line.
Fuente: The Jerusalem Post.
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.