Jackie Hajdenberg*
Como director del Centro de Cine de Israel del Centro Comunitario Judío (JCC) de Manhattan, Nueva York, Isaac Zablocki se especializa en proyectar películas que desafían, provocan e iluminan al público. Cuando escuchó por primera vez sobre la producción israelí Legend of Destruction (“Leyenda de destrucción”, Hagadat Jurbán en hebreo) antes de que llegara a los cines en 2021, supo que tenía que proyectarla.
Si bien muchas de las películas que Zablocki muestra giran en torno a eventos actuales, incluida frecuentes propuestas sobre los innumerables desafíos de Israel, Legend era diferente: volvía a contar una de las historias antiguas judías más conocidas, la destrucción del Segundo Templo en Jerusalén en el año 70 de la era común.
Para Zablocki esto no podría ser más urgente, y ese sentimiento solo se ha intensificado este año. “Era relevante antes del 7 de octubre. Es incluso más relevante ahora”, señala.
“Es realmente impactante cómo se repite la historia. Quiero decir, todo lo que estamos presenciando estos días; inmediatamente te pones los lentes del 7 de octubre. ¿El 7 de octubre ha hecho que la comunidad judía esté más unida? ¿O ha creado, en realidad, más división? Yo veo ambas cosas”.
La película, que trata sobre las divisiones intrajudías que precedieron a la destrucción del Templo, fue aclamada en Israel precisamente porque refleja las divisiones sociales y políticas cada vez más profundas en la Jerusalén del siglo XXI. Ganó cuatro premios de la versión israelí de los Oscar y, en medio de una ruidosa sesión en el Parlamento israelí, el entonces primer ministro Naftali Bennett exhortó a los legisladores a ver la película para entender que la polarización “no es el camino”.
Fotograma de Leyenda de destrucción (Fuente: 7thart.com)
El filme llegó a Estados Unidos el año pasado con un doblaje de voces de celebridades, y recibió elogios. Pero aunque las divisiones sociales siguen latentes, la película no ha encontrado un público masivo. Según la publicación The Art Newspaper, Legend of Destruction ha tenido “dificultades” y apenas se ha proyectado. “Lo que ha asustado al público de fuera de Israel, y a la industria cinematográfica internacional, es la guerra en Gaza”.
Y es exactamente por ello que las instituciones judías están planeando presentar la película en los días que rodean a Tishá BeAv, el día de ayuno que conmemora la destrucción de ambos templos. Si bien el mundo de las artes y la cultura ha manifestado una aversión creciente a las obras israelíes desde el 7 de octubre, los creadores judíos sienten que no podría ser más relevante en medio de una guerra que ha exacerbado las fisuras, tanto en la sociedad israelí como entre los judíos estadounidenses. A esto hay que añadir un clima de creciente antisemitismo, y una amarga campaña presidencial que se acerca a su recta final.
“Es una metáfora del estado de las democracias en general, de las divisiones —así como del profundo significado de esas divisiones—, y del gran peligro que estamos experimentando, creo, en el mundo occidental en general, o en el mundo democrático”, opina el director Gidi Dar, conocido por haber dirigido la popular película de 2004 Ushpizin. “No son solo los países occidentales los que se están desmoronando desde adentro. Muchos países, tal vez incluso Estados Unidos”.
La película, que trata sobre las divisiones intrajudías que precedieron a la destrucción del Templo, fue aclamada en Israel precisamente porque refleja las divisiones sociales y políticas cada vez más profundas en la Jerusalén del siglo XXI
La película es una animación y emplea un medio innovador, alternando y haciendo panorámicas entre 1500 imágenes fijas compuestas en Photoshop. Basándose en fuentes bíblicas y contemporáneas a los hechos, como las obras del historiador judío romano Flavio Josefo, retrata a los grupos judíos rivales cuyas luchas internas facilitaron la entrada del ejército romano en Jerusalén antes de la destrucción del Templo.
La producción llega con un pedigrí impecable: además de Gidi Dar, sus artistas principales trabajaron previamente en la nominada al Oscar Vals con Bashir, y el elenco del doblaje está lleno de estrellas israelíes. Cuando llegó a Estados Unidos fue doblada al inglés por un elenco estelar que incluye a Oscar Isaac, Elliot Gould y Evangeline Lilly, y generó comparaciones con Gladiador y Ben Hur.
Los protagonistas del doblaje también destacan su resonancia con los conflictos contemporáneos. “Es trágico, es realmente brutal y triste, pero es la verdad”, comenta Evangeline Lilly en un video promocional. “Es una advertencia muy importante hoy”. Oscar Isaac lo califica como “terriblemente relevante”.
“El Templo fue destruido por sinat jinam, por odio gratuito. Y ese odio existe en las divisiones internas, en los diferentes grupos en un mundo como el que estamos viviendo ahora”
Pero Gidi Dar enmarca el enfoque en las audiencias judías como una opción, no un último recurso. “Después del 7 de octubre, las cosas cambiaron mucho y tomé la decisión de comenzar a hacer un trabajo de base en el mundo judío. Considero que primero debo ir hacia mi propia gente y, más adelante, ir más allá, porque creo que esta película también es relevante desde una perspectiva general que no es solo judía”, dice Dar. “Creo que este filme aborda cuestiones que hoy son muy relevantes para el status quo de la democracia”.
Más adelante, indica, le gustaría explorar la posibilidad de proyectar la película en lugares más polémicos, como los campus universitarios donde se produjeron protestas contra Israel este año. “¿Qué pasará entonces?”, se pregunta. “¿Y a quién se la proyectaremos? Incluso podría mostrársela a los antiisraelíes. Pero para ser honesto, no puedo predecirlo. Espero que algo suceda. Espero que no la ignoren”.
Mientras tanto, Zablocki aspira a que quienes vean la película en el Centro Comunitario Judío, tanto judíos como no judíos, puedan interiorizar su advertencia. “El Templo fue destruido por sinat jinam, por odio gratuito”, comenta, citando una interpretación de los acontecimientos que se encuentra en el Talmud. “Y ese odio existe en las divisiones internas, en los diferentes grupos en un mundo como el que estamos viviendo ahora, que está tan polarizado, y en el que hay tanta división en la comunidad judía, dentro de la comunidad estadounidense, dentro de la comunidad israelí; sabemos lo que eso significa, y solo puede terminar en desastre. Y sacar a la luz ese mensaje a través de una historia dramática es muy necesario en este momento”.
Periodista, Licenciada en Ciencias Políticas.
*Fuente: Jewish Telegraphic Agency (jta.org).
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.