En esta segunda entrega de nuestras entrevistas a expertos de la comunidad sobre las inéditas circunstancias que estamos viviendo, entrevistamos a Milton Gruszka, pediatra de extensa trayectoria, sobre las consecuencias inmediatas y a largo plazo del encierro obligatorio
Sami Rozenbaum
NMI. El aislamiento social prolongado que se ha impuesto por la pandemia puede resultar especialmente difícil para niños y adolescentes. ¿Qué le sugiere a sus padres?
Milton Gruszka. Es difícil tanto para los padres como para los hijos. Los niños y pre-adolescentes tienen tanto miedo o incertidumbre como los adultos; por ello tenemos que hablar de temas diferentes que no les generen más tensión, buscar actividades recreativas como juegos de mesa, aprovechar de hablar de la familia, de la valentía de sus ancestros, romper reglas rígidas como que cada quien duerma en su cama.
Los niños a partir de los 5 años empiezan a captar muchas cosas, empezando por el estrés continuo que tenemos los adultos en relación con el Covid-19. A partir de alrededor de los 7 años empiezan a plantearse que ellos mismos son susceptibles a enfermarse e incluso a fallecer, pero además tendrán miedo de que a sus progenitores les pase algo, o a algún pariente, abuelos, etc. Por lo tanto no hay que tomarlos por tontos y decirles que “no está pasando nada”, pero tampoco extendernos demasiado en explicaciones que incrementarían su angustia; cambiar persuasivamente el tema, y buscar actividades que los distraigan y les permitan pasar más tranquilos los días de confinamiento. Además, los niños tendrán una mayor capacidad de adaptabilidad con solo suministrarlos unas pocas herramientas: pintar, leer cuentos, etc.
Lo que ellos necesitan es sentirse cómodos y amados. Nada mitiga más la tensión que un buen abrazo, hablarles con optimismo, dependiendo obviamente de la edad; ver una película y discutirla, cocinar en familia.
Terminaría esta respuesta diciendo que lo que estamos viviendo es un experimento a gran escala, en el que no existe un manual de instrucciones salvo el buen humor, la amabilidad, el cariño y la generosidad. Es una oportunidad única para aprender a querernos más en el hogar, y que en vez de ser algo traumático salgamos fortalecidos.
En el caso particular de nuestra comunidad, ¿habría alguna especificidad en las consecuencias del confinamiento? Después de todo, a causa de la inseguridad los niños y adolescentes no acostumbraban a salir mucho de todas maneras.
Es cierto que por la situación país nuestros niños y adolescentes salen muy poco. Obviamente, cada hogar tiene sus propias circunstancias. En hogares con ciertas comodidades, donde la situación económica no es tan apremiante, donde reine la armonía y se respire más amor y tranquilidad, donde los padres aprovechen la oportunidad para compartir, que los teléfonos no nos ocupen la mayor parte de nuestras horas y practiquemos una actividad física en familia; ese tipo de núcleos familiares tendrá un confinamiento más llevadero y menos traumático.
Esta situación puede producir situaciones muy disímiles dependiendo de las circunstancias de cada hogar, con la creación de lazos a niveles no imaginados por el hecho de poder compartir todo el día juntos, tiempo que permitirá hablar de temas que antes por la dinámica diaria “no daba tiempo”. Pero en hogares disfuncionales, o con apremios de orden económico, el confinamiento podría ser el perfecto caldo de cultivo para terminar de destruir familias que antes mantenían un precario equilibrio.
Los colegios están enviando tareas y otras actividades online. ¿Qué efectos puede tener este largo período de trabajo “a distancia” en las clases regulares, una vez que estas se reanuden?
El tiempo de este confinamiento es aún indeterminado, y aunque al principio los niños lo tomaron como una vacación inesperada, a medida que pasan los días el aislamiento físico y social los empieza a afectar como a cada uno de nosotros. Ya empezaron las actividades académicas online, y ellos con ayuda y supervisión de sus progenitores las cumplirán en el día a día.
Pero su estado emocional secundario al confinamiento también irá cambiando: después de todo, estas no son vacaciones regulares en las que vamos a tomar aire fresco a Hebraica u otro lugar, a un restaurant, etc. Empezarán las rabietas, el mal humor, el “hoy no quiero hacer nada”. Nosotros como padres tendremos que entender y aceptar estas variables, y ser pacientes y comprensivos como nunca antes; entender que no se trata de una situación particular de nuestros hijos, sino que todos estamos en el mismo barco.
Pero la capacidad de adaptación de ellos es sorprendente. No tengo duda de que cuando empiecen las clases regulares, en cuestión de días estarán rodando perfectamente sobre los rieles del tren, pero con algo adicional positivo, novedoso y maravilloso: estoy seguro de que la solidaridad, el compañerismo y la amistad se verán muy fortalecidas. Al menos esa es mi percepción personal.
La salud de los niños y adolescentes requiere de una exposición regular al aire libre y practicar deportes. ¿Prevé que se produzca un aumento en las consultas pediátricas al finalizar el confinamiento, a causa de la falta de ejercicio?
Curiosamente, en época de vacaciones (similar a este caso, aunque ahora es un confinamiento), por haber menos contacto entre los niños y por ende menos trasmisión de cuadros infecciosos vírales, bacterianos o de otra etiología, son etapas en que los niños están más sanos.
La tendencia actual es que los niños estén más concentrados en sus teléfonos que en actividades físicas, y esto sin duda se incrementará con el tiempo de confinamiento (igual ocurrirá con adolescentes y adultos). Pero si esto no se prolonga demasiado, no creo que la falta de ejercicio aumente las consultas una vez que se restablezca la normalidad.
Por otro lado, es importante entender que distanciamiento físico no implica distanciamiento afectivo o social de los seres que queremos, quienes estaban presentes físicamente en nuestras vidas en forma cotidiana. Si bien es cierto que el patrón de contacto físico cambiará por un tiempo largo e indeterminado, los medios tecnológicos actuales nos permiten por ejemplo decirle al abuelo o al primo cuánto los queremos, cuán pendientes estamos de cada miembro de la familia, mantener vivos los lazos afectivos y los contactos sociales.
Esto nos da una lección más: los que antes como padres pensábamos que la tecnología estaba enajenando, aislando y convirtiendo a nuestros niños en seres cada vez más carentes de afecto y comunicación, hoy vemos que esa tecnología ha resultado ser una tabla de salvación: permite mantener el contacto con los amigos, compañeros de clase y familiares.
¿Ha recibido consultas por vía telefónica o internet por los efectos negativos del confinamiento de niños y adolescentes?
Muy pocas. Más de pre-adolescentes, que son los que más preguntan y se angustian por lo que oyen en casa. Son muchos los padres que preguntan cómo manejar las múltiples tareas escolares, y aunque de alguna forma eso los ayuda a pasar el día “más distraídos”, para algunos resulta insoportable el bombardeo de tareas, aunado a la tensión que viven día a día. Y aunque cada niño es un mundo, a aquellos que les produce mucho estrés les aconsejo que no los presionen demasiado. Es una realidad que el confinamiento resulta más llevadero en cualquier grupo etario gracias a los teléfonos y los medios virtuales.
Nadie dice que esta aventura será fácil. Aún no conocemos muchos aspectos de este virus, su fisiopatología, el momento óptimo de empezar terapias más agresivas y aún no aprobadas, de eficacia todavía anecdótica. Pero pienso que esta situación intensificará en muchos casos los lazos familiares e interpersonales, y a todos nos enseñará a jerarquizar y valorar las cosas que antes ni nos importaban, porque las dábamos por sentadas.
Milton Gruszka
(Caracas, 1954). Egresado del Colegio Moral y Luces Herzl-Bialik, cursó la carrera de Medicina en la UCV y un posgrado en Pediatría en el Hospital J.M. de los Ríos. Fue fellow en Infectología en el Hospital Jackson Memorial de Miami entre 1981 y 1983, y trabajó en el Servicio de Infectología del J.M. de los Ríos entre 1984 y 1989. Desde entonces ejerce su profesión de forma privada.
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Gracias por tus observacionwa Milton! Siempre tan oportunas!