Es probable que el crecimiento en sectores como el reciclaje y los servicios de reparación tengan un impacto particularmente positivo
Sue Surkes*
La transición a una economía circular, en la que los desechos de una persona o empresa sean los recursos de otra, podría generar 12.000 empleos adicionales en Israel, según una investigación presentada en la conferencia económica anual “Eli Hurvitz” en Jerusalén, organizada por el Instituto de la Democracia de Israel (IDI).
Un documento preparado para la sesión sobre “empleo verde” consultó estudios internacionales que indican que el empleo en una economía circular aumentaría en sectores como el reciclaje, los servicios de reparación, las energías renovables, la alimentación, la agricultura y algunas áreas de fabricación. Es probable que los dos primeros tengan un impacto particularmente positivo en Israel.
Pero el empleo disminuirá en las industrias que dependen de los combustibles fósiles, y en los sectores de fabricación que producen nuevos artículos o procesan materias primas como la madera, los minerales no metálicos, los productos químicos, los plásticos y los metales, señala el documento.
Es probable que los empleos también disminuyan en la industria de la construcción, como resultado de nuevos métodos que ahorran mano de obra, como la construcción modular, aunque la creciente demanda de trabajadores para remodelar edificios preexistentes con el fin de hacerlos energéticamente más eficientes podría compensar esas pérdidas.
(Foto: The Times of Israel)
El documento estima que la transición significaría una ganancia neta para el mercado laboral israelí, creando aproximadamente 12.000 puestos nuevos más que la cantidad de empleos que desaparecerían.
Para que la transición se gestione adecuadamente, el gobierno requiere una política coherente en el desarrollo de nuevas habilidades, indican los investigadores, citando un estudio de la Organización Internacional del Trabajo según el cual se necesitarán cambios en las habilidades para todas las ocupaciones. Además, se debe establecer un organismo gubernamental único para coordinar la implementación de las nuevas políticas entre los ministerios y todas las partes interesadas, dentro y fuera del gobierno.
El núcleo del informe es la necesidad de una “transición justa”, para garantizar que las poblaciones menos favorecidas no se vean perjudicadas por la transición hacia una economía más verde.
Los investigadores proponen una política de seguridad social que ayude a las personas vulnerables, cuya capacidad de generar ingresos podría verse afectada. Proponen herramientas como la jubilación anticipada y “pensiones puente” para los trabajadores de mayor edad, subvenciones temporales para complementar las prestaciones por desempleo, fondos de reciclaje, incentivos para que los empleadores contraten a personas que hayan sido despedidas de sus trabajos, y la creación de estímulos para ayudar a las industrias nuevas y ya existentes a cambiarse a las tecnologías verdes.
Israel pagaría un alto precio en caso de quedarse atrás de otros países desarrollados que están llevando a cabo «cambios tectónicos» para la transición a economías bajas en carbono
También es fundamental, según el documento, la introducción de un mecanismo para informar e involucrar al público, determinar rápidamente dónde están las barreras y oportunidades, identificar anticipadamente a las poblaciones afectadas, y planificar soluciones junto con ellas. “Los procesos de transición justa implican a una amplia variedad de actores con intereses diferentes y a veces en conflicto (empleadores, trabajadores y organizaciones sindicales, gobierno central, gobierno local, organismos ambientales)”, explica el documento. “Además, la incertidumbre sobre sus consecuencias, y los tiempos en que se materializarán, generan instintivamente resistencias y desconfianza ciudadana. Para construir consenso social y reducir de antemano las objeciones, muchos países optan por establecer plataformas de participación pública desde las primeras etapas del proceso”.
Pero algunos países no logran involucrar adecuadamente a sus ciudadanos en la transición. Esto ha dado lugar a fenómenos como las manifestaciones de los “chalecos amarillos” de 2018 en Francia, contra el intento del gobierno de gravar el consumo de combustible por motivos medioambientales, así como las protestas de los agricultores neerlandeses contra las recientes medidas de su gobierno para reducir drásticamente las emisiones de nitrógeno, lo que implica reducir la ganadería y los cultivos intensivos con el fin de avanzar hacia enfoques más sostenibles.
El informe señala que la mayoría de las nuevas ocupaciones ecológicas necesitarán nuevos conocimientos científicos y habilidades de alto nivel, y los empleos existentes también requerirán algunos ajustes.
El documento fue preparado por Natan Zussman, director del Centro de Finanzas y Desarrollo en el Instituto de Estudios Internacionales y Desarrollo en Ginebra, Suiza; Dafna Aviram-Nitzan, directora del Centro de Gobernanza y Economía del Instituto de la Democracia de Israel; Shay Biran, socio de Synergy Consulting e investigador del IDI; y los investigadores del IDI Itamar Popliker y Maya Wasserman.
Planta de reciclaje en la zona industrial de Atarot, al norte de Jerusalén
(Foto: Flash90)
Shay Biran explicó durante la conferencia que en otras partes del mundo los gobiernos están financiando la transición a una economía baja en carbono con los ingresos de un impuesto al carbono, que Israel aún no tiene. Una vez que se comprende la transición, el sector privado también interviene, dijo. Daphna Aviram-Nitzan agregó que todavía no se están haciendo preparativos para una fuerza laboral más verde en Israel.
Eitan Parnas, director ejecutivo de la Asociación de Empresas de Energía Verde de Israel, indicó que las empresas de energía solar que representa su asociación se encuentran en crisis y están despidiendo a decenas de trabajadores. La red eléctrica está sobrecargada y no puede hacer frente a una generación adicional de energía, mientras que las instalaciones para almacenar energía solar, para distribuirla cuando la red disponga de capacidad, aún no están ampliamente disponibles. Israel, advirtió, pagaría un alto precio en caso de quedarse atrás de otros países desarrollados que están llevando a cabo «cambios tectónicos» para la transición a economías bajas en carbono.
La semana pasada, la Agencia Internacional de la Energía pronosticó que el aumento en la capacidad de generación de energía renovable aumentarán en un tercio este año en todo el mundo, con la energía solar y eólica a la cabeza, gracias al impulso de las políticas adoptadas, los precios más altos de los combustibles fósiles y las preocupaciones sobre la seguridad energética.
*Reportera de temas ambientales en The Times of Israel.
Fuente: The Times of Israel.
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.