Rabino Yerahmiel Barylka
Esta semana leemos dos parashot, Tazría y Metzorá, y es Shabat Rosh Jodesh Iyar.
Parashat Tazría comienza con una descripción del proceso de purificación ritual por el que debe pasar una mujer después del parto. «Al cumplirse los días de su purificación… presentará al Cohén, a la entrada de la Tienda de las Citas, un cordero de un año, y un pichón o una tórtola (…) Si la mujer no puede ofrecer una res menor, ofrecerá dos tórtolas o dos pichones. El cohén hará expiación por ella y quedará pura” (Vayikra-Levítico12:6 y 8).
La ofrenda de dos aves era mucho más accesible para las personas que no podían pagar un cordero, y se ofrecía también en otras circunstancias detalladas en ese libro y en Bamidbar-Números 6:10-11.
Cuando las dificultades del viaje hasta Jerusalén, y la alta frecuencia de nacimientos durante los años fértiles de una mujer, hicieran imposible que llegara todos los años, podía suceder que la mujer debiera presentar hasta cinco ofrendas de una vez. De hecho, las mujeres llevaban su oblación a menudo después de que el primer niño ya había crecido, o cuando llegaban al Templo en peregrinación para las festividades, o varios años después de haber dado a luz a varios hijos.
La Mishná, en Keritot 1:7, nos trae un relato extraordinario: “Una vez sucedió en Jerusalén que el precio de un par de palomas subió a un denar dorado”. Para ubicarnos, diremos que el denar o dinar es el nombre de la moneda que circulaba en aquellos tiempos, y que estaba confeccionada total o parcialmente de oro o de plata. Esos eran los tiempos de los tanaítas, los sabios rabínicos cuyas opiniones son recordadas en la Mishná, aproximadamente entre los años 1 al 220 e.c., también conocido como Período Mishnaico. Rabán Shimón ben Gamaliel fue un sabio y líder que fungió como presidente del Sanedrín en Jerusalén durante la revuelta judía, tras suceder a su padre en el cargo en el año 52, justo antes de la destrucción del Segundo Templo.
Dice la Mishná que al ver las dificultades que pasaban las familias deseosas de cumplir la norma por no les alcanzaba el dinero, el rabino no pudo tolerar los abusos de los comerciantes de aves que tenían sus puestos en la ciudad. “Entonces Rabán Shimón ben Gamaliel dijo: ¡[Juro] por este santuario que no dormiré esta noche antes de que (las palomas) cuesten no más que un denar plateado!”. Luego ingresó a la Corte y dictaminó que si una mujer tuviera obligación de traer cinco ofrendas, a partir de ese momento solo necesitaría aportar una, luego podría comer de los sacrificios que ofreciera y no estaría obligada a traer las otras. Como consecuencia de su decisión, el precio de un par de aves bajó a un cuarto de denar de plata cada una, cuando un denar dorado equivalía a 25 denares plateados.
Tal decisión anuló un mandamiento de la Torá y borró la obligación prescrita, lo que parecería inconcebible. Rashí explica la razón de ese paso tan drástico: “A pesar de que disminuyó el requisito establecido en la Torá, lo hizo en un momento en que uno debe tomar medidas por el “bien del Nombre del Señor”, ya que si debido a los altos precios no hubiesen podido hacer la ofrenda, habrían dejado de traer incluso una sola y luego estarían comiendo en un estado de impureza ritual.
La explicación de Rashí requiere una elucidación minuciosa, ya que la Torá no debe ser simplemente abrogada. El rabino Eliezer Berkowitz explica que se aplicó el concepto de que es «tiempo de actuar por el bien del Señor», y especialmente de acuerdo con la explicación de Rashí de esta noción, según la cual podemos comprender acertadamente la intención de Rabán Shimón ben Gamaliel de traspasar una regla específica de la Torá en aras de santificar el nombre del Señor. Su objetivo era evitar que las personas sin conciencia social utilizaran las implicaciones de una regla específica de la Torá para aprovecharse de los más necesitados. ¿De qué trata la norma et laasot, «Ya es hora de actuar” Adoshem, se ha violado tu ley” (Tehilim-Salmos 119:126)? El salmista parece sugerir que cuando los impíos están rompiendo los mandamientos, se debe actuar para evitarlo.
En el caso que menciona la Mishná, las fuerzas del mercado estaban trabajando a favor de los que vendían las aves, y habrían desanimado a las mujeres a aportar los sacrificios.
Rabán Shimón ben Gamaliel actuó como esperamos que actúen los líderes verdaderos. Su decisión bajó el precio a un cuarto de denar inmediatamente. Actuó para asegurarse de que lo que la ley exigía fuera algo que la gente pudiera observar razonablemente. No es sensato exigir a una mujer que abandone su hogar y sus responsabilidades y visite Jerusalén cada vez que diera a luz o tuviera un aborto espontáneo, y menos en esos tiempos, cuando la travesía era extremadamente larga y peligrosa. Lo razonable era que incluso si las mujeres tenían un papel accesorio en las actividades del Templo, su conexión fuese válida y respetada.
Sería muy bueno que también en nuestros tiempos se siguiera la actitud de Rabán Shimón ben Gamliel, para evitar los abusos y la especulación en los precios que se deben pagar para cumplir con las prescripciones.
Fuente: Aurora. Versión NMI.