En la Parashá que se leerá esta semana, se enuncian las Aséret Hadibrót – Los Diez Mandamientos. El quinto de ellos ordena: «Honra a tu padre y a tu madre de modo que vivas una larga vida sobre la tierra que Hashém, tu Elokím, te da»
De acuerdo a nuestros sabios, uno de los motivos por los cuales las Aséret Hadibrót estaban impresas en dos tablas, se refería al hecho de representar la primera los mandamientos entre el hombre y Dios, mientras que la segunda se refiere a lo relacionado entre el ser humano y sus semejantes.
Obviamente surge la interrogante sobre la motivación de colocar el mandamiento referente al honrar a los padres en la primera tabla, es evidente que los progenitores son tan humanos como el que más.
El Talmud dice: «Shloshá shutafin baadám – Son tres socios en la creación del ser humano» Su padre, su madre y Dios. Los padres proporcionan las cualidades físicas y Dios la parte espiritual del humano, su alma. Entonces, si los padres son socios de Dios en la concepción de las nuevas generaciones, se puede entender que al no respetarlos es una falta de respeto para con Dios también. Es ese el motivo por el cual el Creador ordena a respetarlos. Cualquier falta contra los progenitores, es una afrenta directa al Creador.
Otra motivación pudiese desprenderse de la afirmación que sostiene que la continuidad de la milenaria religión y tradición judías, depende del respeto que los hijos tienen para con sus padres. El sistema educativo del judaísmo le asigna totalmente la responsabilidad de la educación de los hijos, a los padres.
A pesar de existir colegios en los cuales los maestros, actuando en representación de los padres, educan a los jóvenes, la mayor parte de la instrucción ocurre en casa, no en la escuela. De nada sirve la enseñanza de moral y ética en la escuela (sin quitarle el honor y la importancia) , si en la casa, el jóven observa una actitud opuesta a lo visto en sus horas de estudio. El jóven debe tener en sus padres el ejemplo a seguir en cuanto al comportamiento, la tradición y la fe en Dios.
Lamentablemente, en las últimas décadas, la autoridad de los padres se ha visto disminuída, no son ya el ideal a quien parecerse. Como consecuencia, una de las primeras bajas en esta situación es la larga y milenaria cadena de transmisión de la manera de ser de Am Yisrael, en otras plabras, la asimilación.
Dios, en su infinita sabiduría anticipó lo que ocurriría, y por lo tanto ordena de manera especial el respeto a los padres; es el único de los Diez Mandamientos que informa de la recompensa por cumplirlo. El hecho de cumplir este quinto mandamiento, de alguna manera garantiza que se observen los cuatro precedentes, y se mantenga vigente el Eterno mensaje de la Torá, que con la acción es difundida por Am Yisrael.
Les recuerdo algo muy importante: Un principio básico de la fe judía se refiere al hecho de que se debe observar un mandamiento, no por lo lógico del mismo, sino se debe cumplir por que el mismo fue ordenado por Dios. Independientemente de ser un precepto de fácil o difícil cumplimiento; elaborado o no; entendible o no; por el hecho de provenir del Todopoderoso, debe ser cumplido. Uno de los preceptos con mas lógica para cumplir es el quintomandamiento. Pero aun si por una razón no tenemos la voluntas de cumplirla, recordemos que es una orden de Dios, y por ser así la debemos cumplir a cabalidad.