E l gran rabino cabalista Eliezer Papo Z’L (1785-1828), en su obra Pele Yoetz, explica que: “Todo aquel que actúa incorrectamente se justifica argumentando que ha sido una razón de fuerza mayor, y en ese caso la Torá lo exime de castigo”.
De esa manera, con cualquier excusa se exime a sí mismo de culpa y se justifica en cualquier caso: si le gusta descansar, tiene debilidad por el comercio, está dolorido o débil, por eso no puede cumplir un precepto; o si sus malos instintos prevalecen sobre él, por eso no puede vencerlos. Pero todos saben que estos argumentos no van a servir para justificarse en el mundo por venir.
Para poder distinguir entre lo que se considera un motivo de fuerza mayor y lo que no lo es, debes imaginar que tienes la posibilidad de ganar una gran fortuna: si debido a alguna causa externa te abstuvieses de ganar esa fortuna, entonces sin lugar a dudas esa causa se considera un verdadero motivo de fuerza mayor. Entonces, si a causa de esa razón te abstuvieras de cumplir un precepto o cometieras un pecado en forma involuntaria (¡Dios nos guarde!), no recibirás castigo por ello. Mas si a pesar de aquella dificultad te esforzarías en ganar ese dinero, no podrás argumentar nada a tu favor en el día del juicio; y si a causa de esa misma razón te abstuvieras de cumplir una mitzvá o cometieras una trasgresión, ¡jas vejalila!
No te atreverás a levantar la cabeza y serás castigado según el veredicto del juez supremo. Y sobre esto está dicho: “Si la buscaran (a la Torá) como a la plata y los tesoros, entenderían lo que es el temor a Dios” (Mishlé 2:4-5).
Este es un importante principio de la Torá, y es la mejor mercadería para los judíos; entonces tendrán luz.
El Talmud nos enseña a distinguir entre un castigo y una prueba de amor por parte de Hashem. Si la situación difícil en la cual nos encontramos nos permite asistir diariamente a los rezos en la sinagoga y estudiar Torá, entonces se trata de sufrimientos de amor por parte de Dios para probarnos y darnos la excusa para mejorar y progresar; pero si, Dios no lo quiera, los problemas que nos envía no nos permiten asistir diariamente a la sinagoga y no nos da la oportunidad de estudiar Torá, se trata de un castigo a superar. La solución viene por hacer lo “imposible” por mejorar ante Hashem.
Por eso hay que escuchar. Haazinu (escucha) es una expresión destinada a los cercanos a Dios, razón que nos da Moshé Rabeinu para acercarnos cada vez más y ser judíos exitosos para bien de nosotros mismos, nuestra familia, nuestra kehilá y Am Israel.