Arsen Ostrovsky*
La única meta de Jibril Rajoub, sempiterno director la “Asociación Palestina de Fútbol” —y quien pasó dos décadas en prisión por terrorismo—, es que Israel sea expulsado de las organizaciones deportivas internacionales
Jibril Rajoub, alto funcionario de la Autoridad Palestina y terrorista convicto, declaró una vez: “Si tuviéramos una bomba nuclear, la habríamos usado [contra Israel] esta misma mañana”. Rajoub lo dijo en Al-Mayadeen TV, canal de televisión afiliado a Hezbolá, el mismo Hezbolá que el mes pasado lanzó un cohete hacia el pueblo de Majdal Shams en el norte de Israel, asesinando a 12 niños que jugaban al fútbol.
Rajoub, quien también dirige la “Asociación Palestina de Fútbol”, lidera ahora la campaña palestina para expulsar a Israel de la FIFA, la asociación que gobierna el fútbol mundial, tras haber fracasado en ese intento en 2015 y 2017.
Un hombre al que aparentemente no le faltan títulos, Rajoub también es presidente del Comité Olímpico Palestino e intentó –sin éxito– expulsar a Israel de los Juegos Olímpicos de París. Pero el Comité Olímpico Internacional (COI) no quiso saber nada de eso, y su presidente, Thomas Bach, señaló: “No nos dedicamos a la política, estamos aquí para cumplir nuestra misión de unir a los atletas”.
Sin embargo, la única misión de Rajoub, que abarca más de cinco décadas en la política palestina radical, ha sido glorificar el terrorismo, incitar a la violencia contra Israel y politizar los deportes internacionales, tratando de que el Estado judío sea expulsado de todas las asociaciones deportivas que pueda encontrar, o en sus propias palabras, “utilizar a los atletas como un activo en nuestra resistencia y nuestra lucha”.
El equipo israelí de fútbol, poco antes de su encuentro con Andorra para clasificar a la Eurocopa en noviembre de 2023
(Foto: Reuters)
La primera condena por terrorismo contra Rajoub fue en 1970, cuando fue sentenciado a cadena perpetua en Israel por pertenecer a un grupo armado y lanzar una granada contra un vehículo del ejército israelí. Cumplió 15 años en prisión antes de ser liberado en un intercambio de prisioneros. Posteriormente, Rajoub fue arrestado y condenado al menos otras tres veces por diversos cargos relacionados con la participación en actos de terrorismo, y ha pasado al menos dos décadas en prisión.
Con un currículum inagotable de antisemitismo, incitación y odio racial, Rajoub también ha llamado a los judíos “satanes” y a los sionistas “hijos de perros”.
La misión más reciente de Rajoub para lograr que Israel fuera expulsado de la FIFA se basa en la afirmación mendaz de que Israel está cometiendo un “genocidio” en Gaza. Por supuesto, Rajoub no mencionó el papel desempeñado por Hamás en la peor masacre de judíos desde el Holocausto, ni el cautiverio en curso de al menos 115 rehenes en Gaza, entre ellos mujeres, niños y ancianos. Rajoub tampoco mencionó que jugadores y personal del fútbol israelí se encuentran entre las víctimas del permanente terrorismo de Hamás.
En respuesta, la FIFA ha buscado asesoramiento legal independiente para analizar y evaluar la solicitud de Rajoub, y se espera que el Consejo de la FIFA tome una decisión a finales de este mes. El hecho es que no hay ninguna base legal para expulsar a Israel de la FIFA, y este no es más que el último truco político de Rajoub, como parte de una campaña que lleva años buscando sancionar a Israel y expulsarlo o suspenderlo del fútbol internacional.
Israel no está infringiendo ninguna regla o reglamento de la FIFA, no impide que los futbolistas palestinos participen en el deporte, y la participación de Israel en la FIFA no plantea ninguna cuestión de seguridad.
En todo caso, la FIFA debería considerar prohibir permanentemente a Rajoub ejercer cualquier papel oficial en la administración del fútbol, tras su participación en reiteradas conductas que promueven el racismo, los comentarios despectivos y la discriminación, que están estrictamente prohibidos y se castigan con suspensión o expulsión de conformidad con la Sección 15 del Código Disciplinario de la FIFA y el Artículo 4 de sus Estatutos, así como por su amplia violación del Código de Ética de la organización.
De hecho, en 2018, la FIFA le impuso a Rajoub una suspensión de 12 meses precisamente por incitar a ataques contra la leyenda del fútbol Lionel Messi en 2018, antes del partido de Argentina contra Israel, que posteriormente fue cancelado.
En Israel, el fútbol desempeña un papel verdaderamente unificador, y sirve como un faro de coexistencia en el mejor espíritu de la FIFA y el fútbol internacional, ya que aproximadamente un tercio de todos los clubes y jugadores de fútbol pertenecen al sector árabe-israelí
En lugar de aprender las lecciones de sus fechorías pasadas, Rajoub solo ha redoblado su odio racial y su incitación, incluso expresando apoyo a la masacre del 7 de octubre, y calificando al líder de Hamás y cerebro de ese ataque, Yahya Sinwar, como un «hombre pragmático, patriótico y realista».
¿Y este es el que le predica sobre ética y juego limpio a Israel?
La actual campaña insignia de la FIFA, «El fútbol une al mundo», promueve el deporte como un «movimiento global para inspirar, unir y reunir a las personas, en todo el mundo, para celebrar el hermoso juego».
En Israel, el fútbol desempeña un papel verdaderamente unificador, y sirve como un faro de coexistencia en el mejor espíritu de la FIFA y el fútbol internacional, ya que aproximadamente un tercio de todos los clubes y jugadores de fútbol pertenecen al sector árabe-israelí. Por lo tanto, cualquier sanción impuesta a la Asociación de Fútbol de Israel afectaría directamente a uno de los sectores más ejemplares de coexistencia árabe-israelí.
Para mantener al fútbol como una fuerza para el bien y la política fuera del deporte, la FIFA debe de una vez por todas sacarle una “tarjeta roja” a la incesante campaña de odio de Jibril Rajoub contra Israel, y desestimar sus intentos de excluir al Estado judío del “juego bonito”.
*Abogado israelí de derechos humanos. Se desempeña como director ejecutivo de The International Legal Forum, y es miembro senior del Instituto Misgav para la Seguridad Nacional.
Fuente: The Jerusalem Post.
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.