Stewart Weiss*
Por haber pasado la primera mitad de mi vida en Estados Unidos, crecí con eslóganes y jingles. Y todavía permanecen en mi mente junto con sus melodías pegadizas. «¡Tómate una Coca-Cola y una sonrisa!» me enganchó con las bebidas carbonatadas cuando era niño. Snap, Crackle, Pop – ¡Rice Krispies! y Breakfast of Champions de Wheaties me seguía todas las mañanas hasta la mesa del desayuno, mientras Plop, plop, fizz, fizz; ¡oh, qué alivio! me llevaba a tomar Alka Seltzer cuando comía demasiado.
Siendo kosher, nunca hice «las cosas a mi manera», como prometía Burger King, pero creo que Nike estaría de acuerdo en que decidí Just do it, “simplemente hazlo”, cuando hice aliá.
Los eslóganes no solo venden productos; también pueden tomar una idea, una empresa, una causa o incluso un país, y sintetizarlos en unas pocas palabras esenciales. Desafortunadamente, Israel nunca ha creado un eslogan único propio a pesar de esforzarse. Israel es real es lindo pero un poco cursi, mientras que «Israel, ¡a un tiro de piedra!» estaba destinado al desastre.
Una de las tantas manifestaciones con el eslogan Free Palestine, esta vez en Londres
(Foto: Shutterstock)
Bueno, ahora los palestinos han popularizado Free Palestine («Palestina libre»), y hordas de manifestantes lo gritan sin pensar en toda oportunidad que tienen en todo el mundo, aunque la gran mayoría de ellos no tiene ni idea de cómo ubicar Palestina en un mapa. Tampoco entienden que el nombre fue acuñado por los griegos en el siglo V a.e.c. e impuesto por la fuerza por el emperador romano Adriano, quien buscó cortar la conexión de los judíos con nuestra patria histórica. También ignoran convenientemente el hecho de que entre los primeros palestinos auténticos se encuentran judíos que nacieron aquí antes de que Israel se convirtiera en un Estado, incluidos el difunto Yitzjak Rabin y los ex rabinos principales Yakov Meir, Ben-Zion Uziel y Mordejai Eliyahu, todos los cuales nacieron en Jerusalén antes de 1948.
«Palestina libre» es la versión abreviada de la amenaza «Palestina será libre del río al mar», que por supuesto es un código para declarar que su Estado futuro, desde el Jordán hasta el Mediterráneo, estará totalmente libre de judíos. Esto no es paranoia de mi parte: Mahmud Abbas, y ciertamente los líderes de Hamás, han dicho abiertamente a sus interlocutores estadounidenses y europeos que en cualquier arreglo futuro su territorio será completamente Judenrein, como llamaban los nazis a un lugar tras la limpieza étnica de judíos.
Entonces, como judío, como israelí y como ser humano moral y decente, por supuesto que no puedo suscribir la ideología genocida tras el eslogan aparentemente imparcial, pero perversamente engañoso, de “Palestina libre”. Pero la frase me parece interesante, y tengo algunos comentarios.
Los judíos teníamos una tarea mucho más difícil por delante cuando establecimos este país. Un tercio de nuestra gente había sido asesinada, nuestros vecinos nos atacaban constantemente, y pocas naciones estaban dispuestas a apostar a que sobreviviríamos
El free en Free Palestine no es solo un verbo, sino también un adjetivo: gratis en inglés. Nada, al menos nada de valor verdadero y duradero en este mundo, significa mucho si es gratis. Tienes que trabajar mucho y duro por las cosas que valoras y realmente quieres lograr en la vida; si se reciben en bandeja de plata, no son más que conchas huecas que invariablemente se desmoronarán. Los palestinos tienden la mano a todos y cada uno de sus benefactores presentándose como víctimas desventuradas e indefensas, que no pueden sostenerse por sí mismas. Y los ingenuos crédulos, sin duda, abundan por todas partes; miles de millones de dólares gratis y sin restricciones se vierten anualmente en las arcas palestinas, provenientes de individuos, instituciones y gobiernos de todo el mundo, lo que libera a los palestinos para que se concentren en clamar por justicia, culpar a todos los demás por sus problemas y promover actos de terror.
¿Adivinan qué? Los judíos teníamos una tarea mucho más difícil por delante cuando establecimos este país. Un tercio de nuestra gente había sido asesinada, nuestros vecinos nos atacaban constantemente, y pocas naciones estaban dispuestas a apostar a que sobreviviríamos. La pobreza era desenfrenada y las condiciones de vida primitivas. Pero había pantanos que drenar, campos que limpiar de rocas y luego cultivar, caminos que construir y niños que educar, así que dejamos de quejarnos y empezamos a trabajar. Y construimos, desde cero, un país magnífico que es la envidia del Oriente Medio, si no del mundo entero. Irónicamente, somos el modelo que los palestinos deberían emular, no demonizar. “Gratis” no estaba en nuestro vocabulario ni debería estar en el suyo; la mayoría de las veces, obtienes lo que pagas cuando el artículo es gratis.
Pero también acepto que el libre de su eslogan es igualmente un verbo; simplemente lo están dirigiendo mal. De hecho, Palestina debería ser liberada, pero no de los judíos ni de Israel. Ustedes deberían ser liberados de sus “líderes” despóticos, tiránicos y egoístas, que cínicamente los mantienen en un cautiverio sin fin. Los encierran en miserables campamentos de refugiados para mostrarse al mundo como víctimas, en lugar de permitirles vivir en viviendas dignas. Bombardean su cerebro haciéndoles creer que la violencia y el derramamiento de sangre son sus únicos caminos hacia la libertad y la dignidad. Los envían en misiones terroristas y los convencen de que la única forma de tener éxito es lastimando a los demás, en lugar de ayudarse a sí mismos. Los mantienen cautivos en una prisión sicológica donde se denigra la vida y se glorifica la muerte. Exaltan al shahid más que al médico, científico, maestro o padre responsable que podrían y deberían llegar a ser.
Palestina debería ser liberada, pero no de los judíos ni de Israel. Ustedes deberían ser liberados de sus “líderes” despóticos, tiránicos y egoístas, que cínicamente los mantienen en un cautiverio sin fin
Su única esperanza es liberarse de esos amos malignos, ejercer su libre elección y buscar un camino de paz y compromiso, en lugar de la guerra y el odio eternos. No será fácil, pero ciertamente les ayudará a tener un eslogan poderoso, uno que dinamice su causa y dirija sus energías.
Les recomiendo que tomen prestado uno de nuestros eslóganes favoritos, conocido como la «Regla de Oro» del judaísmo: «Lo que es odioso para usted, no se lo haga a su prójimo».
*Rabino, director del Centro Judío de Difusión de Raanana, Israel, que apoya a los nuevos olim.
Fuente: The Jerusalem Post. Traducción NMI.