En el primer cincuentenario de Hebraica, podemos decir… Dayéinu
A
menudo me pregunto si el lenguaje es suficiente para expresar lo que se quiere transmitir… entonces entiendo que en una palabra, una frase, un dicho popular o un sabio proverbio, a veces es posible resumir de manera poética una idea, una realidad. Porque cada persona toma su vivencia, la une a las palabras y construye su propio mundo de imágenes y significados.
Tratar de condensar en palabras un proceso, un recorrido, un destino… ¿cómo lograrlo?
Decir “Valió la pena” o “Dayéinu”, para que cada uno le ponga su toque personal, su rostro y su corazón, me parece una bella manera de compartir, encontrar lo que tenemos en común y también de diferente, en este camino que muchos hemos tenido el privilegio de vivir y experimentar.
Y qué mejor momento que este, cuando nos encontramos en la víspera de la festividad que nos convirtió en un pueblo, cuando lo colectivo pasó a ser lo que nos define; en el momento exacto en que atravesamos todos los obstáculos posibles y nos convertimos en una nación…
Durante el Séder de Pésaj recitamos Dayéinu, y esta palabra resume el concepto de la gratitud, significa: ¡gracias por todo! Con humildad y alabanza le expresamos a Hashem nuestro agradecimiento por cada detalle y por cada momento. ¡Agradecemos por tanto!
Es por ello que me permito emular esta parte de la ceremonia del Séder de Pésaj para expresar nuestra gratitud:
Si solo hubiéramos tenido a los visionarios, quienes de manera desprendida, con amor y conciencia, decidieron ceder lo propio por el bien común, ¡Dayéinu!
Si solo hubiéramos contado con los presidentes, dirigentes, directivos y voluntarios, quienes dedicaron y dedican innumerables horas, pensamiento, preocupación, muchos de ellos sacrificando sus negocios particulares y el tiempo que le toca a la familia, ¡Dayéinu!
Si solo hubiéramos tenido a los que se desarrollaron y capacitaron, estudiaron y crearon, soñaron y realizaron miles de eventos, actividades y servicios, con el único anhelo de hacer feliz a la gente y transmitir nuestra herencia milenaria, Dayeinu!
Si solo hubiéramos contado con los que hicieron y rehicieron presupuestos, buscaron alternativas para ayudar al que tiene dificultades, a los que buscan a los alejados, a los que abrazan y acercan, ¡Dayéinu!
Y, ¿qué significa todo esto?
Que estamos agradecidos, porque…
El esfuerzo se ha visto coronado por sonrisas.
Las familias tienen un lugar de referencia y pertenencia.
La creación de ideas y proyectos ha respondido a nuestras necesidades.
El ejemplo de los líderes ha servido para motivar e inspirar.
Se generó un compromiso mutuo que todos compartimos.
La formación y la educación llegan lejos, para construir mejores personas, comunidad y una mejor sociedad.
El amor por la comunidad y por Israel es tangible y real.
Hemos logrado uno de los más importantes objetivos del judaísmo, que es el de conservarnos juntos y unidos con igualdad y justicia.
Tenemos un espacio nuestro para sentirnos orgullosos y protegidos.
Ahora nos toca a todos seguir cuidándolo para las próximas generaciones, así como las anteriores lo prepararon para nosotros.
Por esto y tanto más, estamos seguros y felices de que valió la pena y debemos estar agradecidos y felices porque tenemos muchísimo, ¡y lo sabemos!
*Hija, esposa, madre judía, voluntaria, madrijá, markidá, directora, gerente, directora ejecutiva, miembro 2681, miembro orgulloso de nuestra comunidad.