El crecimiento de los asentamientos en Cisjordania es producto de la presión demográfica, no de políticas del gobierno
Elliott Abrams y Uri Sadot*
Cuando el gobierno israelí aprobó la construcción de casi 4500 nuevas viviendas en los asentamientos de Cisjordania a principios de mayo, la administración de Biden rápidamente criticó la medida, tal como había hecho tras el último anuncio de ese tipo en octubre. El patrón ha sido familiar durante décadas: Israel anuncia nuevas construcciones y Estados Unidos las condena.
A pesar de la aparente certeza de ambas posiciones, a menudo se desconocen hechos clave sobre los planes de asentamiento israelíes. ¿Israel utilizará nuevas tierras en los territorios palestinos, o construirá dentro de los límites de los asentamientos existentes? ¿El anuncio significa el comienzo de una construcción efectiva, o es solo un paso en una larga lista de aprobaciones reversibles? En el caso más reciente, por ejemplo, se otorgó la aprobación final a aproximadamente la mitad de la construcciones propuestas, mientras que «alrededor de 1800 proyectos en varias fases de aprobación fueron eliminados de la agenda», según The Times of Israel.
Estas son preguntas cruciales, que agregan matices importantes al tema de los asentamientos y al objetivo político de los Estados Unidos de promover una solución de dos Estados. Sin embargo, durante muchos años, obtener claridad sobre los asentamientos ha sido sorprendentemente difícil.
Finalmente, ahora se dispone de buenos datos. La Oficina Central de Estadísticas de Israel ha cambiado la forma obsoleta que utilizaba para documentar los asentamientos, y ha comenzado a publicar recuentos de población más precisos. Además, el movimiento de los habitantes de los asentamientos creó su propia unidad de investigación, que publica tendencias detalladas de población basadas en sus propios datos.
Modiin Illit, en Judea y Samaria
(Foto: Wikimedia Commons)
Esto es lo que nos dicen los números:
Entre 2009 y 2021—el período del largo segundo mandato del ex primer ministro Benjamin Netanyahu—, la población israelí que vive en Cisjordania (sin incluir Jerusalén Oriental) creció de 320.000 a casi 500.000. Este aumento del 56% es más del doble del crecimiento de la población en Israel dentro de sus fronteras de 1967. En términos anuales, se trata de un incremento demográfico del 3,8% en los asentamientos frente al 1,7% en Israel propiamente dicho.
Bajo la administración de George W. Bush y desde entonces, Estados Unidos se ha manifestado particularmente molesto cuando Israel ha construido en áreas más allá de los principales bloques de asentamientos. Este tema era particularmente delicado en ese momento, porque se estaba discutiendo un intercambio territorial en el que Israel mantendría los bloques principales y todo lo demás se convertiría en un Estado palestino independiente. Para frustrar esa política, el movimiento de colonos centró sus esfuerzos precisamente en esas áreas, más allá de los bloques. En retrospectiva, ¿quién ganó, Washington o los colonos? Ninguno, porque de 2009 a 2021 la población creció dentro y fuera de los bloques a tasas casi idénticas: 57% y 59%, respectivamente.
Pero no solo la política de Bush tuvo poco efecto. La tasa de crecimiento de la población apenas cambió durante los ocho años de protestas de Barack Obama contra el crecimiento de los asentamientos (4,2% anual en promedio) o los cuatro años de indiferencia de Donald Trump (3,7%). El crecimiento fue constante, sin importar quién ocupara la Casa Blanca.
Entonces, ¿qué explica realmente el crecimiento de los asentamientos, y lo hace en gran medida inmune a la presión política? Cuando se observan las cifras de los asentamientos individuales, la tasa de crecimiento tiene poco que ver con la política del gobierno o las protestas internacionales, sino que puede explicarse principalmente por la religiosidad de sus habitantes, que a su vez se correlaciona en gran medida con las tasas de natalidad.
Por definición, los nuevos puestos de avanzada se establecen a pesar o en contra de la política del gobierno israelí, y su destino a menudo está sujeto a largas disputas que pueden llevar a su legalización o eliminación
Los asentamientos de más rápido crecimiento, Beitar Illit y Modiin Illit, están poblados por grupos religiosos ultraortodoxos que tienen un tamaño de familia superior al promedio. Estos patrones están muy cerca de lo que está sucediendo en el Israel anterior a 1967, donde la población ultraortodoxa crece entre el doble y el triple de la tasa general. Muchos otros asentamientos están poblados por miembros del movimiento religioso nacional, y su crecimiento demográfico también está relacionado en gran medida con familias más grandes que el promedio. Esto sugiere que el crecimiento poblacional de los asentamientos, y la consiguiente necesidad de más viviendas allí, se debe más al aumento natural de la población entre las familias religiosas que a la política del gobierno.
¿Qué significa esto para las políticas futuras? Durante años, los críticos de los asentamientos han exigido que se congele no solo su expansión, sino también el número total de sus habitantes. Pero debido a que todos los gobiernos israelíes son una coalición de partidos, ningún gobierno imaginable en el futuro podrá imponer tal congelamiento, diciéndoles a los padres que no pueden agregar una habitación o comprar una casa más grande cuando lleguen los niños, o prohibirles que tengan más hijos en primer lugar.
El gobierno israelí presumiblemente puede incidir en si la nueva construcción estará dentro o fuera de los bloques establecidos, y podría decirse que ha tratado de hacerlo en las últimas décadas. Por definición, los nuevos puestos de avanzada se establecen a pesar o en contra de la política del gobierno israelí, y su destino a menudo está sujeto a largas disputas que pueden llevar a su legalización o eliminación después de prolongadas y a menudo engañosas declaraciones políticas. Pero la tasa de crecimiento general es producto de decisiones familiares, no de políticas gubernamentales.
Que Estados Unidos arengue al gobierno de Israel cada vez que se anuncian nuevas unidades de vivienda en Cisjordania no logrará nada. Un enfoque más realista sería centrar la influencia contra cualquier intento de cambiar significativamente el statu quo, mientras se presiona activamente a Israel a construir únicamente dentro de los bloques reconocidos. Luchar contra las tasas generales de crecimiento de la población es una tontería que dañará las relaciones bilaterales y fracasará. Y eso se debe a que realmente no es una política del gobierno la que está expandiendo la población judía en Cisjordania. Cientos de miles de israelíes están tomando decisiones sobre el tamaño de sus familias y, como las familias en todas partes, no quieren que su gobierno interfiera en esas decisiones. Lo cual, siendo realistas, no hará.
*Elliott Abrams fue sub-secretario de Estado de EEUU. Actualmente es miembro principal de estudios del Medio Oriente en el Consejo de Relaciones Exteriores, y fue representante especial del Departamento de Estado de EEUU para Venezuela durante la administración Trump.
Uri Sadot es investigador independiente y ex experto en seguridad cibernética del gobierno israelí.
Fuente: Foreign Policy.
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.