El ex Presidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti, acaba de publicar La trinchera de Occidente, una recopilación de artículos que ha escrito a lo largo de varias décadas sobre la historia y realidades del Estado de Israel.
Sanguinetti ha sido siempre un firme aliado de Israel, tanto en su desempeño político como a través de su obra intelectual. Fue el primer mandatario de su país que visitó el Estado judío, y ha sido amigo personal de varios de sus dirigentes. Las siguientes frases, tomadas de una entrevista ofrecida a Semanario Hebreo Jai de Montevideo, sintetizan su posición al respecto:
“El libro recoge artículos míos de toda la vida sobre el tema de Israel, el judaísmo, el antijudaísmo, el antisionismo, sus batallas. Me pareció importante, en el marco de los 70 años de Israel, y dada la importante participación de Uruguay en su creación, juntar esa larga prédica y documentarla.
(…) “Todo el tiempo se soslaya que la creación de Israel, en 1948, se basó en la recomendación de las Naciones Unidas de que se fundaran dos Estados, uno judío y otro árabe, lo cual los árabes rechazaron. Esto mide el absurdo del odio antiisraelí, que pudo más que el valor de la creación de un Estado árabe que habría dado legitimidad a la población árabe palestina. Allí se podrían haber creado los dos Estados, pero 70 años después seguimos discutiendo la posibilidad de dos Estados.
(…) “Hoy estamos ante un avance islámico sobre los valores de Occidente, que desde las Torres Gemelas, Atocha y los reiterados atentados en Francia, ha revelado al mundo que el problema no está simplemente en la Franja de Gaza. Hay un mundo islámico que todos los días, a gritos, nos dice que está en guerra contra todo el Occidente “corrupto”, mientras que a este Occidente le cuesta mucho asumirlo. Naturalmente han sido tan brutales y reiterados los atentados que no se pueden soslayar, pero nadie entiende claramente que Israel es la avanzada de Occidente. (…) En esa frontera del Medio Oriente se juega también el destino de Occidente.
(…) “Israel ya no es el pequeño David luchando por su supervivencia. Se ha mostrado fuerte y ha logrado sobrevivir. Paga el tributo de esa supervivencia, de su éxito. No han podido con él, lo que le vale rencores y envidias. Grupos de izquierda en Europa levantan la bandera palestina e ignoran olímpicamente la constante agresión que sufre Israel. Invocan el derecho palestino, pero no se le reconoce ese mismo derecho a Israel. A partir de allí se hace ese travestismo mentiroso de trasformar el antisemitismo en antisionismo. El primero niega a la etnia, a los seres humanos; el segundo le niega a un pueblo el derecho a tener un Estado. Son dos caras de la misma moneda.
(…) “El tema no es tanto de Israel como de todo el resto, del mundo democrático, de quienes creemos en los derechos humanos y no podemos aceptar que gente que se dice progresista defienda la sharía, la ley islámica, que subordina a la mujer y le niega toda personalidad. Israel podrá cometer errores, pero es una democracia y no una tiranía como las musulmanas. Todos los demócratas deberíamos tenerlo claro.
(…) “Hoy el antisemitismo –o antijudaísmo– ha variado de campo. Ya no es de derecha, es de izquierda; ya no invoca la etnia, sino que se disfraza de antisionismo; abraza la causa palestina, cuando los ricos Estados árabes prefieren darles armas para agredir a Israel en lugar de hacer inversiones que les proporcionen trabajo.
(…) “Luchamos contra la intolerancia y la discriminación, contra el dogmatismo y el prejuicio. Pero sobre todo, luchamos por lo nuestro, por nuestra civilización, esa amalgama que nace en el judeo-cristianismo y se enriquece con la filosofia griega y el derecho romano. Occidente es ese conjunto de valores. Esto es lo que está en juego. Por eso “la trinchera”.