Meir y su esposo Natan tenían cuatro hijos propios, de entre 11 y 17 años, y dos adoptados menores de cinco años; una de sus hijas adolescentes presenció el ataque, al acudir a la cocina cuando escuchó los gritos de su madre. Cuenta que el asesino trató de extraer el cuchillo del cuerpo de Dafna pero esta luchaba para evitarlo, sabiendo que trataría de atacar con él al resto de su familia. El agresor huyó.
E l asesino, un joven palestino de 16 años de nombre Morad Bader Abdula Adais, fue arrestado en su casa un día después.
Natan Meir, ahora viudo, contó al canal 2 de la televisión que un amigo árabe suyo de muchos años, que vive en un pueblo cercano, es pariente del asesino; cuando le informó sobre la tragedia vino a dar sus condolencias. “Estoy seguro de que si él hubiese sabido lo que pasaría habría detenido al terrorista, incluso a costa de su propia vida. Nuestra amistad es mucho más fuerte que eso. Las lágrimas en sus ojos lo demostraron”.
Natan agrega: “No tengo rabia. No odio a nadie. No nos llenamos de eso ni maldecimos a los árabes. Me siento a hablar con mis hijos y no he escuchado ni una sola palabra de odio. No somos personas que odian, ni Dafna ni yo fuimos criados así”.
Al sepelio de Dafna Meir, en un cementerio de Jerusalén, acudieron cientos de personas; el presidente Reuven Rivlin visitó días después a la familia en su hogar de Otniel.