U nas 30 instituciones judías de al menos 17 estados recibieron amenazas de bomba el 18 de enero, en la segunda oleada de ese tipo de actos en dos semanas, según reportó Paul Goldenberg, director de Secure Community Networks (Red de Comunidades Seguras), afiliada a las Federaciones Judías de Norteamérica. Entre las instituciones afectadas predominaron los centros comunitarios y escuelas.
La Asociación de Centros Comunitarios de Norteamérica enumeró 27 centros de 17 estados: New York, Ohio, New Jersey, Florida, Massachusetts, Maryland, Michigan, Kansas, Delaware, Connecticut, Alabama, Maine, California, Tennessee, Missouri, Minnesota y Texas. La Liga Antidifamación publicó una lista similar, añadiendo a Carolina del Sur.
Las llamadas obligaron a desalojar a muchas personas, incluso niños de preescolar.
Muchas de las amenazas telefónicas parecen haberse realizado en vivo, a diferencia de la oleada del 9 de enero, cuando 16 instituciones judías del noreste y sur del país recibieron amenazas grabadas que también motivaron la evacuación de cientos de personas. Como en aquella oportunidad, las advertencias de esta semana resultaron falsas.
“Estamos diciéndole a la gente que se mantenga en contacto con las autoridades locales”, señaló Goldenberg, quien añadió que la Red de Comunidades Seguras está consultando al FBI y el Departamento de Seguridad Interna. Hasta el momento no hay información sobre los perpetradores, pero se ha notado un incremento de amenazas antisemitas en las redes sociales, particularmente por parte de la extrema derecha. “Los neonazis y los supremacistas blancos parecen haberse vuelto mucho más activos. Sus amenazas son mucho más específicas, en algunos casos llamando a realizar manifestaciones armadas”. Un caso así ocurrió en Whitefish, ciudad de Montana, donde una marcha de ese tipo fue finalmente cancelada.
Mark Freedman, director ejecutivo de la Federación Judía de Nashville y el Tennessee Medio, asegura que su comunidad, que recibió amenazas en la oleada del 9 de enero, no se intimidará por lo que llamó “terrorismo telefónico”: “No vamos a someternos a lo que ellos tratan de hacer, que es alejarnos de nuestras instituciones”. Y añade: “Se trata claramente de un patrón de intimidación, y es probable que continúe en la actual atmósfera de este país, donde los grupos de odio sienten que pueden agredir [impunemente] a los miembros honorables de la comunidad”. La Liga Antidifamación también prevé más incidentes de este tipo en el futuro.
David Posner, de la Asociación de Centros Comunitarios de Norteamérica, dijo por su parte que se aplicaron las “mejores prácticas” para el desalojo de las instituciones en todo el país. “Aunque estamos muy orgullosos de la manera profesional en que se manejaron estas situaciones, nos preocupa el antisemitismo que hay detrás de esas amenazas. Aunque las bombas fueron falsas, las llamadas no lo son”.
Con información de The Jerusalem Post