Investigadores descubrieron el campo magnético de la Tierra del 9 de Av del año 586 a.e.c. y revelaron la inmensidad de la destrucción de Jerusalén por el Imperio Babilónico
Cada año, el 9 de Av (Tishá Be’Av), los judíos de todo el mundo ayunan en recuerdo de la destrucción del Primer y Segundo Templo en Jerusalén, el primero por los babilonios en el año 586 a.e.c. y el segundo por los romanos en el 70 de la era común.
En una primicia histórica, investigadores de la Universidad de Tel Aviv, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Autoridad de Antigüedades de Israel han logrado medir el campo magnético de la Tierra de ese día de agosto de 586 a.e.c., revelando la inmensidad de la destrucción de Jerusalén por los babilonios. El estudio interdisciplinario se ha publicado en la revista científica Plos One.
Excavaciones en la ciudad de David, Jerusalén
(Foto: Autoridad de Antigüedades de Israel)
Durante la excavación arqueológica en el Parque Nacional de la Ciudad de David, los científicos encontraron una gran estructura pública con un piso de alta calidad. Los jefes de la excavación, Yiftah Shalev de la AAI y Yuval Gadot de la UTA, explican: “Fechamos la destrucción de la estructura en 586 a.e.c. basados en fragmentos de vasijas de cerámica típicas de finales del período del Primer Templo. Aparte de los utensilios rotos, encontramos señales de fuego y gran cantidad de cenizas”.
Los hallazgos recuerdan el libro de Reyes II (25:9), «Y quemó la casa del Señor, y la casa del rey, y todas las casas de Jerusalén, y la casa de todo gran hombre quemó el fuego».
Cenizas de la destrucción de Jerusalén en el año 586 a.e.c.
(Foto: Autoridad de Antigüedades de Israel)
En el edificio se halló una gran sección del piso superior que se había derrumbado y, al medir el magnetismo registrado en esos fragmentos, los investigadores pudieron establecerr el campo magnético terrestre en el momento del incendio.
Yoav Vaknin, estudiante de doctorado de la UTA, tomó muestras de los fragmentos y midió el magnetismo registrado en ellos en el Laboratorio Paleomagnético del Instituto de Ciencias de la Tierra de la Universidad Hebrea. “El propósito de este estudio es doble”, explica Vaknin. “Uno de los objetivos es redescubrir la dirección y magnitud del campo magnético terrestre el día de la destrucción de Jerusalén. El otro es entender qué nos pueden decir esos datos sobre la destrucción en sí. Incluso sin medir el campo magnético, podemos asumir que este gran edificio resultó quemado durante la destrucción del Primer Templo; las mediciones magnéticas demuestran que la estructura ardió a una temperatura superior a 500º centígrados, probablemente intencionalmente, y que el piso, sostenido por enormes vigas de madera, se derrumbó durante el incendio «.
Yoav Vaknin midiendo fragmentos del piso que se derrumbó durante el incendio
(Foto: Autoridad de Antigüedades de Israel)
Ron Shaar, del Instituto de Ciencias de la Tierra de la Universidad Hebrea, señala: “Medir datos magnéticos de un piso quemado hace miles de años no es asunto trivial. Tuvimos que caracterizar las partículas magnéticas, comprender cómo se codificaron en el material y desarrollar técnicas de medición que nos permitieran leer esos datos. Yoav pudo descifrar el código magnético natural y brindarnos información importante desde varios ángulos: histórico, arqueológico y geomagnético».
La capacidad de vincular la destrucción de Jerusalén con el registro del campo magnético de la Tierra en un día específico «es verdaderamente extraordinaria», dice Vaknin, y ayudará en futuras investigaciones arqueológicas.
Fuente: Israel21c. Traducción NMI.