Raquel Markus - Finckler
A nuestros niños nadie los llora…
será que tienen la sangre amarilla
como la estrella que portaban en el pecho
cuando los alemanes cubrían de rojo
las calles de una Europa herida y ciega
A nuestros niños nadie los llora…
será que sus cuerpos no laten ni vibran
que son inmunes a balas y cuchillos
que solo deben saber de muerte y olvido
que no sueñan, ni juegan, ni esperan
A nuestros niños nadie los llora…
los persigue el odio en cada esquina
en titulares de noticias que no los nombran
en los gritos que celebran su derrota
en una guerra prometida en la tierra prometida
A nuestros niños nadie los llora…
ellos se lloran solos y se entierran
a sí mismos.