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P ues esta ordenanza que yo te comando el día de hoy, no está apartada de ti, y no se encuentra lejos. No está en los cielos, para decir: ‘¿Quién subirá por nosotros a los cielos y la tomará para nosotros, y nos la hará escuchar y (entonces) la realizaremos?’. Y no está al otro lado del mar, para decir: ‘¿Quién podrá cruzar el océano y la tomará para nosotros, y nos la hará escuchar, y la realizaremos?’. Pues este asunto es muy cercano a ti, en tu boca y en tu corazón hacerlo” (Debarím 30, 11-14).
De esta sección de nuestra parashá todos aprendemos que tanto la Torá como el hecho de retornar al buen camino, se encuentran materialmente cerca de nosotros. Basta y sobra con tomar la decisión en el corazón y comenzar a trabajar con nuestra capacidad verbal: estudiando y comunicándonos con el Creador del universo.
No obstante, hay aquí otra idea oculta dentro del comunicado que hace Moshé Rabeinu. Él utiliza dos ejemplos para ilustrar que todos tienen acceso a la Torá y a las mitzvot: no están en los cielos ni tampoco al otro lado del mar. ¿Qué nos quiere decir con esto?
Hablando de quienes deciden, por fin, recibir la Torá de todo corazón, habrán algunos que se atrevan a decir: Ok, estoy claro. ¡A partir de hoy comienzo a hacer lo que Dios quiere de mí! Sin embargo, ¿quién puede estar ciento por ciento seguro de que justamente lo que yo hago le trae satisfacción a Dios? ¡No soy versado en la Torá, y todavía no conozco las intenciones correctas como lo hacían los grandes justos de las generaciones pasadas! ¡Ni hablar de las que el Ari Z”L pensaba antes de hacer cualquier mitzvá! ¡Soy demasiado pequeño y me encuentro muy alejado de las intenciones celestiales para que mis mitzvot sean consideradas!
Sobre esto Moshé nos dice: “La Torá fue dada aquí en la tierra, a la medida y de acuerdo a la situación de cada uno de nosotros. No pensemos que nuestros esfuerzos humanos no tienen repercusión en las esferas celestiales. Cada acto, por pequeño que sea, cada intención hecha con corazón, es bien aceptada allá arriba. Porque Dios está interesado en nuestras acciones terrenales, ¡ese es todo el objetivo de la entrega de la Torá y las mitzvot!
Y tampoco pienses que solamente la Torá realizada en Tierra Santa, al otro lado del mar, es la que realmente vale. ¡Los lugares que habitamos en la diáspora son frontalmente opuestos a la santidad de la Tierra Prometida! ¿Cómo podrían subir estas mitzvot y el estudio de Torá cuya residencia está en las profundidades del barro y la suciedad? Porque el Todopoderoso entregó la Torá justamente fuera del territorio israelí, para indicarnos que Él está interesado en la Torá estudiada afuera y en las mitzvot ejecutadas en territorio impuro, pues de ahí es de donde surgirá el verdadero esfuerzo y las intenciones sinceras de acercarse a Él y a su ley”.
Estamos a un paso de Rosh Hashaná y cada año se nos presenta como una nueva oportunidad para retomar nuestras tradiciones y nuestro compromiso para con el pueblo judío en general. La única manera para acercarnos de verdad a nuestra Torá es dándonos cuenta de que la Torá está realmente cercana de nosotros. Está hecha a nuestra capacidad y es sumamente accesible. Solamente esperando a que le abramos una pequeña brecha para residir en nuestro corazón.
¡Shabat Shalom!
Yair Ben Yehuda