P or octava ocasión consecutiva, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, se dirigió este jueves 22 de septiembre a la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Netanyahu ofreció su discurso poco después de que lo hicieran el presidente de Irán, Hassan Rohani, y el de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, quienes aprovecharon nuevamente la oportunidad para atacar a Israel.
El primer ministro dio inicio a su intervención criticando la “obsesión” del organismo contra el Estado judío. Como ejemplo, resaltó que la Asamblea General aprobó el año pasado 20 resoluciones contra Israel, la única democracia del Medio Oriente, y solo tres contra todos los demás Estados miembros; que la Unesco pretenda negar el vínculo entre el pueblo judío y el Monte del Templo de Jerusalén; y calificó a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU como una burla. Según Netanyahu, tras haber constituido en sus orígenes una fuerza moral, la ONU se ha trasformado en una “farsa moral”.
Sin embargo, el primer ministro afirmó que Israel “tiene un futuro brillante en la ONU”; destacó que hace tres décadas, cuando él mismo era embajador de Israel ante ese organismo, el Estado judío mantenía relaciones diplomáticas con unos 80 países, cantidad que se ha duplicado en la actualidad. Según afirmó, esto refleja un progresivo cambio de actitud, una de cuyas causas es el terrorismo en el mundo, pues numerosas naciones ven en Israel un socio para enfrentar esa amenaza global. “Los días en que la ONU condenaba a Israel están llegando a su fin”.
Destacó que con solo una décima del uno por ciento de la población mundial, Israel recibe el 20% de la inversión tecnológica; que es la principal “potencia del agua” gracias al reciclaje y la desalinización, y que produce avances en ciberseguridad que exporta a todo el planeta.
Recordó que recientemente visitó cuatro países africanos, en lo que fue la primera gira de un primer ministro israelí a ese continente en varias décadas, y que horas más tarde se reuniría con representantes de representantes de otras 17 naciones africanas. Pero en sus palabras, “el mayor cambio de actitud se está produciendo en el mundo árabe, que ya está reconociendo que no somos un enemigo sino un potencial aliado”. Agregó que en el futuro “trabajaremos juntos abiertamente”, y calificó este hecho como “nada menos que una revolución”.
Netanyahu mencionó que en las próximas semanas seguirán tomándose decisiones antiisraelíes en el máximo organismo mundial, pero que “la ONU nunca determinará nuestra seguridad, ni nos dictará condiciones”. Indicó que condenar a Israel le quita tiempo a la ONU para enfrentar los verdaderos problemas del mundo, como el hambre y los refugiados. “Mientras más pronto pongan fin a esa obsesión contra Israel, será mejor también para las Naciones Unidas”.
Sin embargo, insistió en tono optimista que “estoy seguro de que la revolución en las actitudes llegará también a esta organización. Dentro de una década vendrá aquí un primer ministro israelí y, en lugar de criticar a la ONU por sus resoluciones, la aplaudirá”.
Al igual que en otras oportunidades, el primer ministro señaló que las mayores amenazas a la paz mundial son Irán y el “Islam militante”. “Irán está violando los acuerdos que ha firmado, avanza en sus agresiones en países como Siria, Iraq y Yemen, y sigue financiando el terrorismo. (…) Israel no permitirá que Irán obtenga armas nucleares, ni este año, ni en diez años, ni nunca”.
En cuanto a ISIS y otros grupos extremistas, recordó que la mayoría de sus víctimas son musulmanes, con miles de muertos y cientos de miles de desplazados.
A continuación, el primer ministro hizo referencia al discurso que Mahmud Abbas ofreció poco antes en la misma sala. Abbas reiteró que la Autoridad Palestina demandará al Reino Unido por la Declaración Balfour de 1917, que reconoció el derecho histórico del pueblo judío a restaurar su hogar nacional en Eretz Israel. “¿Abbas está bromeando?”, preguntó con ironía, y agregó: “Entonces la AP debería demandar al emperador Ciro de Persia, quien permitió que los judíos retornaran de Babilonia a Israel hace 2500 años; o incluso al patriarca Abraham, quien se asentó allí hace 4000 años”.
Netanyahu continuó: “70 años después de que la ONU reconoció también la existencia de un Estado judío, los palestinos no reconocen el derecho de los judíos a su Estado. No es por los asentamientos, nunca lo fue, pues mientras Cisjordania y Gaza estaban en manos árabes ya nos atacaban; no es porque quieran un Estado palestino; es porque no quieren que haya un Estado judío”.
De seguidas señaló: “Israel y yo mismo estamos dispuestos a negociar para que haya dos Estados; lo único que Israel no negociará es su existencia. Cuando los palestinos reconozcan que somos un Estado judío, el único en el mundo, se acabará el conflicto”.
Criticó también que “los palestinos no solo están atrapados en el pasado, sino que su líderes envenenan el futuro”, y puso como ejemplo el bombardeo de propaganda antiisraelí y antisemita que recibe un niño palestino en la escuela, la radio, la televisión y las redes sociales. “Ese adoctrinamiento para el odio es nada menos que abuso infantil. ¿Cómo podrá uno de esos niños apoyar la paz?”.
Comparó esta instigación con la actitud del gobierno y el pueblo de Israel a raíz del caso de la familia palestina Dawabshe, cuya casa fue incendiada el año pasado por extremistas judíos, con el saldo de varios muertos. “Yo visité al niño sobreviviente en el hospital, y le dije a su tío: ‘Ese no es nuestro pueblo, esa no es nuestra forma de actuar’. Los autores están en la cárcel, y la sociedad israelí repudia lo que hicieron. En cambio, los palestinos premian a sus terroristas y les pagan pensiones, que son más elevadas mientras más judíos hayan asesinado”. Y concluyó: “No es cierto que ambas partes de este conflicto sean igual de culpables por lo que sucede”.
No obstante, aseguró: “Sé que muchos aquí se han dado por vencidos, pero yo no he renunciado a la paz. En lugar de que Mahmud Abbas hable sobre nosotros, que venga a hablar con nosotros. Lo invito a la Knesset, y estoy dispuesto a dirigirme a la Autoridad Palestina en Ramala”.
Netanyahu cerró su intervención recordando a Shimón Peres, por quien pidió refuá shlemá (completa recuperación). “Al igual que él estoy lleno de esperanza, porque he visto lo que Israel ha logrado; Israel puede defenderse por sí mismo, es próspero y destaca en innovación, y el futuro es de los que innovan. Sé que la civilización triunfará, y que Israel logrará la paz con todos sus vecinos. Sean nuestros socios, sueñen con nosotros”.
S.R.