H ace casi cuarenta años que estamos lejos físicamente, pero eso fue una simple ilusión óptica, porque nunca dejaste que nuestras decisiones nos separaran realmente.
Al principio, cuando todavía se usaban las cartas con estampillas, nos reíamos de tus “circulares”: solo faltaba buscar en la esquina de abajo las iniciales JRC/akz o BS/akz. Las de arriba siempre cambiaban, pero las de abajo siempre eran akz.
Pues sí, mami, ese AKZ los llevamos Carlos, Rubén y Sonia bien marcado en nuestras vidas, y queriendo o no seguiremos firmando AKZ, pero esta vez el AKZ va en mayúsculas y por delante. Porque tú nos dictaste esa fuerza, tenacidad y amor para seguir viviendo; nos enseñaste independencia y darle la cara a los pesares. Pero sobre todo nos enseñaste amor, amor y más amor.
Recuerdo que me sentaba en el Ford Fairlane de 1957, en el asiento detrás tuyo, y aunque hace calor, cerraba la ventana porque la ceniza del cigarrillo en tu mano entra y me hace llorar.
Y me río, porque ahora sé que mi hija Dorón tiene dos abuelas a quienes enseñar esos dibujos de luz y nubes, para que se los celebren. Así como yo, que cuando estaba deprimido o frustrado solo tenía que llevarte mis dibujos para saber qué gran artista era. La gran artista y excelente creadora eras tú.
Te quiere y te extraña,
Tu topito
AKZ/razc
Rubén Zilzer