En nuestra parashá figura la famosa bendición que dictan los cohanim al pueblo de Israel todas las mañanas. De hecho, con ella también bendecimos a nuestros hijos en la noche de Shabat. En toda ocasión se pronuncia y la llevamos con nosotros al irnos a dormir.
¿Qué tiene de especial esta bendición? ¿Por qué las bendiciones que recibió Abraham no son tan populares?
Pregunta el Ketav Sofer, ZT’L: “En el versículo está escrito: ‘Así bendecirán a los hijos de Israel…’, diciendo que la bendición vendrá de los mismos cohanim; si es así entonces, ¿por qué la bendición comienza con ‘Te bendecirá El Eterno…?’.
La respuesta es que justamente esta es la parte que define a la verdadera bendición, que vengan de forma directa del Creador del universo. Porque las personas de carne y hueso no saben qué bendecir, o si lo que están a punto de exhortar es realmente bueno o no. Por lo tanto, solo ‘Que El Eterno te bendiga’… Él sabe exactamente lo que es bueno para ti”.
Por esta razón se trata de la bendición más grandiosa y efectiva y, por ende, la que debe prevalecer siempre en nuestra conciencia y en nuestras bocas.
En no pocas ocasiones hacemos una petición personalmente, o por medio de alguien, por algo específico que deseamos mucho o que creemos que realmente necesitamos, y suplicamos por ello. Sin embargo, siempre hay que agregar a nuestras peticiones “Sea Tu Voluntad”. Pues de esa manera todo lo ponemos a disposición de Dios. Si realmente es bueno para mí, mándamelo, y si no lo es, no lo hagas, y hazme comprender por qué no.
Así debe llevarse nuestra vida: en todo lo que nos dispongamos a realizar, nuevos proyectos, nuevos intereses, caminos no recorridos que ahora estamos por recorrer, poner la voluntad del Todopoderoso siempre por delante: Sea Tu Voluntad.
Porque si también esta es Su Voluntad, sin en lugar a dudas tendremos éxito en cualquier empresa y veremos materializados nuestros anhelos.
Shabat Shalom