Cómo pasó de empresario radicado en Nueva York a primer ministro de Israel en menos de dos décadas
Naftali Bennett prestó juramento como primer ministro del 36º gobierno de Israel ayer domingo. Nacido en Haifa en 1972, es hijo de inmigrantes judíos de California. Creció en un hogar secular, pero su familia se volvió poco a poco observante cuando él era un niño pequeño. Se define a sí mismo como ortodoxo moderno.
Bennett se desempeñó como comandante de compañía en las unidades de élite de las FDI Sayeret Matkal y Maglan, antes de estudiar Derecho en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Tras obtener su título fundó Cyota, empresa de software anti-fraude de alta tecnología, y luego pasó varios años en Nueva York como su director ejecutivo. Supervisó la venta de la firma por 145 millones de dólares en 2005. Bennett repitió más tarde esa hazaña, cuando otra compañía que ayudó a dirigir, Soluto, se vendió en 2009 por 130 millones de dólares.
Al regresar a Israel Bennett se dedicó a la política, y se desempeñó como jefe de gabinete del entonces diputado Benjamin Netanyahu, quien fue líder de la oposición entre 2006 y 2008. Tuvo una fuerte discusión con la esposa de Netanyahu, Sara, y se le excluyó del Partido Likud.
Bennett se desempeñó luego como director general del Yesha Council, la organización coordinadora de los concejos municipales de los asentamientos de Cisjordania, entre enero de 2010 y enero de 2012.
En noviembre de 2012, Bennett fue elegido jefe del partido religioso sionista Bait Yehudí. Lideró ese movimiento en las elecciones de 2013 para ganar 12 escaños en la Knesset, una cantidad que los partidos religiosos sionistas no habían visto en 36 años. Se desempeñó como ministro de Economía, de Asuntos Religiosos y de Asuntos de la Diáspora en la 19ª Knesset. Allí volvió a sorprender al crear una alianza con Yair Lapid, quien ganó 19 escaños con el partido que había creado el año anterior, Yesh Atid.
La insistencia del dúo de que ambos fueran admitidos en el gobierno obligó a Netanyahu a aceptar a Bennett, a quien inicialmente había preferido mantener fuera de la coalición. Bennett aprovechó el tiempo para intentar ir más allá de la imagen de un líder nacional-religioso, para llegar a los votantes seculares y centristas. Después de las elecciones de 2015 trató de asegurarse la cartera de Defensa, que Netanyahu le había prometido antes de la votación, pero luego lo designó ministro de Educación, un papel tradicional para los partidos nacional-religiosos. Entonces Bennett utilizó el cargo para cultivar una identidad pos-sectaria, lanzando un programa insignia para alentar a los estudiantes de secundaria a especializarse en matemática y física, argumentando lo importante que el sistema educativo es como motor de la industria de alta tecnología del país.
Si bien Bennett se identifica como ortodoxo moderno, los temas de legislación religiosa nunca han sido su pasión. Su práctica religiosa también es menos estricta que la de otros políticos observantes. Por ejemplo, estrecha la mano de las mujeres, y su esposa Gilat, originaria de una familia secular, no se cubre el cabello.
Si bien Bennett se identifica como ortodoxo moderno, los temas de legislación religiosa nunca han sido su pasión. Su práctica religiosa también es menos estricta que la de otros políticos observantes. Por ejemplo, estrecha la mano de las mujeres, y su esposa Gilat, originaria de una familia secular, no se cubre el cabello
Después de la masacre de la sinagoga Árbol de la Vida en Pittsburgh, Estados Unidos, Bennett asistió a una ceremonia conmemorativa allí a pesar de que no es una institución ortodoxa, algo anteriormente impensable en los partidos religiosos de Israel.
Lo más significativo es que Bennett apoyó de todo corazón el plan de abrir un segmento del Muro Occidental para oraciones igualitarias y no ortodoxas. El plan fue posteriormente archivado debido a la presión de los haredim (ultraortodoxos), pero la moderación religiosa de Bennett quedó clara.
Cuando se convocó una elección anticipada en diciembre de 2018, Bennett y su socia Ayelet Shaked formaron el partido Nueva Derecha para las elecciones de abril de 2019, pero no logró superar el umbral electoral. El partido sufrió un duro golpe, y Bennett comenzó a explorar un nuevo futuro en la alta tecnología y en las organizaciones de la diáspora. Su pasión de larga data por mejorar la diplomacia pública israelí fue algo que discutió con asociados cercanos, considerando la posibilidad de establecer una nueva ONG para encabezar esos esfuerzos.
Afortunadamente para Bennett, Netanyahu no pudo formar una coalición e Israel fue a una nueva elección, dándole a él y a Shaked otra oportunidad. Esta vez Nueva Derecha se fusionó con otros dos partidos conservadores con el nombre de Yamina, y Shaked se convirtió en su líder.
En noviembre de 2019, Bennett logró obligar a Netanyahu a nombrarlo ministro de Defensa para evitar que se uniera a Benny Gantz, jefe de Azul y Blanco, que en ese momento intentaba formar una coalición después de las elecciones de septiembre. Bennett desempeñó ese papel durante el comienzo de la crisis del coronavirus, y encabezó los esfuerzos para intentar que el gobierno trasfiriera la responsabilidad de la gestión de la pandemia a las FDI.
El nuevo gobierno tiene objetivos claros: aprobar un presupuesto de dos años, proporcionar a los ministerios las herramientas que necesitan para trabajar, y hacer todo lo posible para crear tranquilidad en el país
Mientras que otros tardaron en responder, Bennett se puso a trabajar. Hizo que las FDI suministraran tecnología e investigación al sistema de salud, inició el uso de hoteles como sanatorios para pacientes con coronavirus, y luchó por la creación de un centro nacional de diagnóstico que realizaría 100.000 controles diarios. Fue una muestra de creatividad en un momento en que otros parecían inertes. Sin embargo, Netanyahu mantuvo a su ministro de Defensa a distancia y atendió la exigencia del sistema de Salud de dirigir la guerra contra la pandemia en lugar de las FDI, a pesar de que el ejército tenía los recursos y planes necesarios.
Cuando Gantz firmó un gobierno de unidad con Netanyahu en mayo de 2020, Bennett se negó a unirse y llevó a Yamina a la oposición, donde dio un giro brusco contra Netanyahu y comenzó a pedir la renuncia del primer ministro. Antes de las elecciones de marzo de este año, Bennett se negó a declarar a qué campo pertenecía (pro-Netanyahu o anti-Netanyahu), dejando abierta la posibilidad de hacer lo que está haciendo ahora: unirse a Lapid y otros centristas y de izquierda. Bajo su liderazgo, el partido ganó siete escaños en las elecciones de marzo.
El 30 de mayo, Bennett anunció que se desempeñaría como primer ministro en un gobierno de unidad amplia hasta agosto de 2023, momento en el que Yair Lapid de Yesh Atid asumirá el cargo.
Bennett supervisará una coalición difícil de gestionar, dividida ideológicamente, pues está compuesta por ocho partidos diferentes y tiene el potencial de romperse en cualquier nueva crisis. Sin embargo, el gobierno tiene objetivos claros: aprobar un presupuesto de dos años, proporcionar a los ministerios las herramientas que necesitan para trabajar, y hacer todo lo posible para crear tranquilidad en el país.
Fuente: The Jerusalem Post.
Traducción NMI.