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Para promover el uso y estudio de ese idioma
C on cierta solemnidad, el director de la Real Academia Española (RAE), Darío Villanueva, anunció el pasado 20 de febrero el nacimiento de un nuevo miembro en la familia de la lengua castellana. Aunque se trata de un integrante particular, porque es una Academia Nacional del Ladino, el idioma que hablan los judíos herederos de los que fueron expulsados de la Península Ibérica a finales del siglo XV y que con los siglos fueron sumando, en todo país donde se asentaron, las peculiaridades de cada cultura e idioma: francés, italiano, griego, turco y, por supuesto, el hebreo. "La Academia Nacional del Ladino estará en el Estado de Israel”, informó Villanueva.
La decisión se dio a conocer en el marco de la convención académica del judeoespañol, que reunió en la sede de la RAE en Madrid a especialistas en la lengua sefardí y a académicos españoles. Ahora, la Autoridad Nasionala del Ladino i su Kultura, organismo estatal israelí representado en el encuentro por su presidenta, Tamar Alexander-Frizer, será la entidad encargada de solicitar al gobierno de su país el reconocimiento y medios para esta nueva academia. “Es un momento muy emotivo, porque repara un error histórico y establece una nueva alianza con España”, señaló el presidente de la Fundación Hispanojudía, entidad patrocinadora de la convención, David Hatchwell.
Sin embargo, la Academia del Ladino enfrenta varias cuestiones nada menores. La primera es cómo revitalizar una lengua que puede catalogarse como en peligro de extinción. “Hay que llevarla a los jóvenes, porque quienes la conocen ahora son gente mayor”, subrayó Alexander-Frizer. “No se enseña en las escuelas de Israel, aunque las leyes del país la reconocen. Al menos sí es posible estudiarla como opción en universidades”. Mientras que Shmuel Refael Vivante, miembro también de la Autoridad Nasionala del Ladino, aclaró que “no se trata de que se convierta en una lengua oficial en Israel, pero sí que se mantenga viva esa cultura y sea elemento de identidad de la comunidad sefardí”.
¿Cuántas personas la mantienen con vida ahora en todo el mundo? Más que cifras oficiales hay estimaciones. Refael indicó que en Israel “hay unas 300.000 personas que la conocen, a las que se suman unas 200.000 en el resto de los países”.
“No hay una sola comunidad de hablantes de judeoespañol en el mundo. Viven dispersos, sin lazos de cohesión, y es una lengua que se ha quedado sin funciones sociales”, explica Aldina Quintana, doctora en filología hispánica. Quintana es uno de los ocho académicos correspondientes, no de número, que en 2015 eligió la RAE por ser estudiosos de la cultura sefardí, como paso previo y necesario a la rúbrica del acuerdo.
La Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) establece en sus estatutos que para que aceptar una nueva esta debe haber sido fundada por “al menos tres académicos correspondientes”. El ingreso en la ASALE será efectivo “en su próximo congreso, que se celebrará en el otoño de 2019”, según Villanueva. Será la número 24. Villanueva ha añadido que “de esta forma, la asociación podrá considerarse perfecta, ya que cubrirá todo el espectro de la hispanidad”.
Otra cuestión nada baladí es cómo denominar a un idioma que unos llaman ladino y otros judeoespañol; hay también quien prefiere hablar de sefardí o incluso de judezmo (el que se emplea en los Balcanes). Alexander-Frizer aclaró que “judeoespañol es el nombre oficial usado en Israel, pero ladino es el más aceptado”. Villanueva llegó a referirse a la futura academia como “del judeoespañol-ladino”. En todo caso, lo decidirán los académicos de la sefardí.
El 20 de febrero, junto a Vivante y Quintana, estamparon su firma en el documento de constitución de la academia, que estará integrada por ciudadanos israelíes, los académicos correspondientes Eleazar Gutwirth, Moisés Orfali, Ora R. Schwarzwald, Jacob Luis Bentolila, Ruth Viviana Fine y Moshe Shaul.
La nota emocionante del acto la puso Vivante con la lectura de unos versos del poeta búlgaro sefardí Abraham Cappon (1853-1931), que resume el sentimiento de los descendientes del éxodo español: “A ti, Espania bienquerida, nosotros madre te llamamos”. (…) “Aunque tu nos desterraste como madrastra de tu seno, no estancamos de amarte como santísimo terreno, en que dejaron nuestros padres a sus parientes enterrados
La cuestión del alfabeto
Entre otras cuestiones, los futuros integrantes de la Academia del Ladino tendrán que abordar el peliagudo asunto del alfabeto de esta lengua. Entre el siglo XV, cuando se expulsó de España a los judíos, y el primer tercio del XX, el ladino se escribió sobre todo en caracteres hebreos, pero hoy casi siempre se representa en letras latinas. La lengua sefardí ha sufrido varios embates en la historia, en especial el Holocausto, que diezmó a la población judía del centro y este de Europa, y también se exterminó a comunidades sefardíes.
Fuente y foto: El País (Madrid). Versión NMI.
Expertos en judeoespañol rubrican, en una convención organizada por la RAE, la creación de la institución para proteger este idioma