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"L a música acompañó a través de la historia a los seres humanos en los momentos de alegría y sufrimiento. Una grabación de 1946 que acaba de salir a la luz es una muestra de un sonido que ayudó a atravesar una de las eras más horrorosas de la historia: el genocidio nazi.
Apenas culminada la Segunda Guerra Mundial, el sicólogo del trauma David Boder, un letón que trabajaba en el Instituto de Tecnología de Illinois de Estados Unidos, viajó a Europa para grabar entrevistas con sobrevivientes del Holocausto. Boder quería entender cómo lograron sobrevivir en medio de las atrocidades de los campos de concentración. Al principio de las entrevistas les pedía que cantaran. "Era una de sus metodologías para romper el hielo con sus entrevistados", contó a la revista Newsweek Bret Werb, musicólogo del Museo del Holocausto de Washington. Y entonces sus entrevistados cantaban las canciones que les habían ayudado a pasar las horas detrás de las rejas de los campos nazis.
Las entrevistas de Boder se preservaron después de su muerte en 1961. Seis años después, obsequiaron una porción de sus archivos al Cumming Center for the History of Psychology de la Universidad de Akron, en Ohio. Entre los materiales había una caja con 48 carretes de alambre magnético que contenían las entrevistas con aquellos sobrevivientes del Holocausto.
La tecnología del magnetófono de alambre ya se había vuelto obsoleta, y en el Centro Cumming no había manera de escuchar las grabaciones. Así, pasaron tres décadas acumulando polvo en su caja.
Cuando David Baker llegó al Centro Cumming en 1999, empezó a buscar la forma de encontrar un dispositivo que le permitiera escuchar las grabaciones de Boder. No fue fácil; hubo muchos intentos fallidos hasta que, en 2014, unos especialistas en audio decidieron abocarse de lleno a un último intento. Compraron en eBay una vieja grabadora de cinta que no funcionaba y usaron la carcasa como chasis para fabricar un nuevo aparato.
Lo más complejo fue deshacerse del zumbido que se escuchaba al fondo. Finalmente un ingeniero electrónico que se sumó al equipo lo logró, colocando tres capas de aleación entre el cabezal y el motor de la máquina.
Jon Endres fue el encargado de digitalizar las grabaciones. Estaba en esa tarea cuando, después de diez minutos de silencio, comenzó a escuchar a una persona cantando. Al final, Boder anunció que se traba de la voz de una sobreviviente en el campo de refugiados de Hennonville, Francia. "Definitivamente me hizo correr escalofríos por la espalda", contó Endres.
A los pocos días pudieron reconstruir la historia de la cantante, siguiendo los trabajos de Boder. Se trataba de Gita Frank, una judía polaca que huyó de un gueto a otro junto a su familia durante cuatro años. Sus padres y hermanos fueron muriendo en el camino. Las últimas sobrevivientes, Gita y una de sus hermanas, fueron llevadas a un campo de trabajos forzados cerca de Czestochowa, Polonia.
La primera canción que Gita Frank cantó para Boder fue Undzer Shtetl Brent (“Nuestra aldea está ardiendo"), una melodía muy conocida que se suele escuchar en las conmemoraciones del Holocausto. Escrita poco antes del comienzo de la guerra, la canción alude a la indiferencia de quienes pasan frente a una aldea en llamas y no hacen nada para ayudar. Pero la versión cantada por Frank era algo diferente, porque dice "El pueblo judío está ardiendo". Frank contó a Boder que la hija de la compositora cantaba la canción en los sótanos del gueto de Cracovia, para dar fuerzas a la gente a rebelarse contra los alemanes.
La segunda canción de Frank que se encontró en las grabaciones, Undzer Lager Steht Am Waldesrande ("Nuestro campo se levanta a la vera del bosque"), era la canción oficial del campo de trabajos forzados al que la llevaron. Los comandantes nazis obligaban a los prisioneros a cantarla mientras iban camino a su trabajo. La letra ya era conocida, pero es la primera vez que se escucha a alguien cantándola.
Baker está terminando de armar un repositorio con todas las grabaciones de Boder, que le ponen sonido al sufrimiento y la resistencia en uno de los momentos más trágicos de la historia de la humanidad.
Fuente: infobae. Versión NMI.
La voz de una sobreviviente polaca del Holocausto grabada en alambre magnético pudo volver a escucharse después de 70 años