Madeleine Truel, nacida en Perú, trabajó para la Resistencia francesa como falsificadora de documentos. Fue capturada por los nazis y pereció en una “Marcha de la Muerte”
La Municipalidad de Miraflores, uno de los distritos de Lima, inauguró el pasado 6 de diciembre un monumento en honor a Madeleine Truel, heroína peruana de la Segunda Guerra Mundial quien vivió en esa zona de la capital peruana.
Heroína de la Resistencia francesa durante el conflicto, Madeleine usó como “arma” su talento para la escritura, gracias al cual falsificó numerosos documentos, forjando nuevas identidades que salvaron a numerosos ciudadanos judíos, entre ellos niños. Puede considerársele la “Schindler peruana”, en analogía al empresario alemán Oskar Schindler, quien salvó la vida de muchos judíos y cuya vida retrató Steven Spielberg en su filme La lista de Schindler, premiada con el Óscar a la mejor película en 1993.
Acto de inauguración del monumento, al que asistieron el alcalde de Miraflores, Luis Molina; el embajador de Israel, Asaf Ichlevich; el de Francia, Marc Giacomini; y el arzobispo de Lima y primado del Perú, monseñor Carlos Castillo, entre otras personalidades
(Foto: es.aleteia.org)
Madeleine Blanche Pauline Truel Larrabure nació en Lima el 28 de agosto de 1904. Fueron sus padres Alexandre Léon Truel y Marguerite Larrabure, inmigrantes franceses que llegaron a Perú en la segunda mitad del siglo XIX. Tuvieron ocho hijos, de los cuales Madeleine fue la menor.
Su infancia trascurrió en forma apacible y alegre en la casa familiar, ubicada en la calle Arequipa número 54 en Lima. Siendo su familia de profundos valores católicos, Madeleine estudió en el Colegio San José de Cluny. En su hogar se hablaba francés, lo que le permitió aprender ese idioma a la perfección, además del español. Su padre regentaba un negocio de ferretería y además era bombero voluntario, habiendo participado en la extinción de los incendios ocasionados por la tropas chilenas durante la guerra del Pacifico. En 1918 falleció víctima de un accidente, cuando cumplía con esta noble labor.
Madeleine Truel a los 12 años, en una foto familiar
(Foto: cinencuentro.com)
Madeleine vivió en Miraflores entre 1916 y 1924, en lo que antes se llamó Malecón de los Franceses (hoy Malecón 28 de Julio). De allí partiría rumbo a Francia en 1924, para nunca más volver. Allí escribió el libro L’Enfant du Métro (“El Niño del Metro”), publicado en París en 1943 por Editions du Chêne, con ilustraciones de su hermana Lucha Truel.
Alternó sus estudios en La Sorbona con la asistencia a la iglesia de San Francisco de Sales, hasta que estalló la guerra. En 1940 la mitad del territorio francés cayó en manos del ejército alemán, incluida la capital. “Cuando se desató la Segunda Guerra Mundial, la persecución y el hambre, ella pudo haber regresado a Perú, ya que tenía la doble nacionalidad peruana y francesa y no era judía, así que podía haber continuado tranquilamente su vida en Sudamérica; pero decidió quedarse al ver la injusticia sufrida por las familias, incluyendo niños, que vivían en su mismo edificio. Por eso decidió unirse a la Resistencia, por un sentido de justicia muy radicado”, explica Paolo Tejada, investigador de la Universidad de Piura.
Tras un accidente que la postró durante un año y le produjo una profunda cojera, Truel comenzó a trabajar para la Resistencia con el seudónimo de “Marie”. Se ocupó a la meticulosa y peligrosa labor de falsificar documentos; así logró salvar a un número indeterminado de judíos, y también a soldados aliados que se habían infiltrado para realizar labores de inteligencia.
El 19 de junio de 1944 fue arrestada por la Gestapo, torturada y confinada; en prisión siempre la acompañó la Biblia. Según Tejada, una de sus características como “heroína” fue la fortaleza, que la llevó a soportar los extenuantes interrogatorios sin delatar los nombres de los otros miembros de la Resistencia. “Solo ante Dios voy a responder”, era su contestación a los agentes nazis.
A inicios de 1945 fue deportada al campo de concentración de Sachsenhausen. Allí recibió el apodo de “pájaro de las islas”, por su alegría y esperanza. Murió el 3 de mayo de 1945 en Stolpe, Alemania, durante una de las “marchas de la muerte” organizadas por los alemanes para desalojar los campos ante el avance de los aliados.
Antes de ser sepultada, una de sus compañeras le puso su brazalete judío y otro colocó sobre su pecho geranios rojos y blancos, colores de la bandera de Perú. Su nombre aparece en el memorial a todas las personas que fueron deportadas de Francia durante la Segunda Guerra Mundial, ubicado frente a la Catedral de Notre Dame.
En 2010, el periodista peruano Hugo Coya publicó el libro Estación final, una investigación sobre los 23 peruanos que perecieron como víctimas del nazismo; solo una de esas personas no era judía: Madeleine Truel.
En 2012 su historia fue narrada en un cortometraje documental dirigido por Luis Enrique Cam, Madeleine Truel, la heroína peruana de la Segunda Guerra Mundial, cuyo estreno tuvo lugar en la sede del Congreso de la República de Perú y que puede verse aquí. Desde 2015 existe el proyecto de filmar una película sobre la vida de Truel titulada The Forger (“La falsificadora”), pero aún no se ha convertido en realidad.
Fuentes: Municipalidad de Miraflores (miraflores.gob.pe), Fundación Internacional Raoul Wallenberg (raoulwallenberg.net/es/) y cinencuentro.com.
Redacción NMI.
El monumento a Madeleine Truel es obra de la artista plástica Varda Yoran. Nació en China en 1930, hija de judíos rusos que huyeron del antisemitismo tras la Primera Guerra Mundial. Hasta los 20 años de edad vivió en su país natal, donde le tocó vivir la ocupación japonesa, la Segunda Guerra Mundial y los inicios del comunismo. Tiempo después conoció a Shalom Yoran, héroe de la Resistencia judía, con quien se casó y tuvo dos hijas.
La carrera de su esposo llevó a la familia Yoran a Londres y luego a Nueva York, donde Varda y sus hijas residen en la actualidad.
Varda ha participado en multitud de muestras colectivas y personales, tanto en Estados Unidos como en Israel, Finlandia, Italia y Canadá. Entre las distinciones que ha recibido destaca el premio Eleanor Roosevelt de 1996, otorgado por el Congreso Judío Americano. También se le concedió un título honorario por la Universidad de Tel Aviv.
Varda Yoran se enteró de la historia de Madeleine Truel, y quedó inmediatamente conmovida por el coraje de una joven peruana católica que trabajó en la Resistencia francesa salvando judíos. El monumento se ubica en la Plaza Itzjak Rabin, en el Malecón Cisneros de Miraflores, Lima. La figura en bronce presenta a una joven mujer sin rasgos definidos. En sus manos, una pluma gigante representa su actividad en las filas de la Resistencia. El pedestal se compone de una pila de libros, que reflejan el poder de la palabra escrita para alterar el curso de las vidas humanas. Uno de ellos reza: “Con su pluma salvó muchas vidas”.
En el piso del entorno, Varda Yoran ha querido representar, a través de huellas, las vidas de las personas que Madeleine salvó, y cómo esas vidas trazaron luego sus propios caminos gracias a la entrega desinteresada de esta heroína peruana.
La altura aproximada de la escultura es de 2,5 metros.