Posar junto a Miss Israel fue el comienzo de la defensa del Estado judío por parte de Sara Idan
Kylie Ora Lobell*
Cuando Sara Idan ganó el título de Miss Iraq en el 2017, posó para una fotografía con Adar Gandelsman, Miss Israel, en el concurso de Miss Universo. Idan publicó la foto en su cuenta de Instagram y escribió: «Paz y amor de Miss Irak y Miss Israel».
«No pensé que tendría tanta repercusión», cuenta.
Pero la tuvo. La respuesta de algunos iraquíes fue rápida y muy dura.
«Dijeron que yo estaba traicionando a mi país», dice Idan en una entrevista exclusiva con AishLatino.com. «Dijeron que no deberíamos tener ningún tipo de relación con Israel por causa de la ocupación en Palestina. Yo pensaba que todo eso se debía a Saddam Hussein y que esa mentalidad había muerto con él, pero aparentemente no fue así».
La situación escaló: Idan comenzó a recibir amenazas de muerte. Como consecuencia, su familia —que seguía viviendo en Iraq— se vio obligada a huir.
«Hablé demasiado pronto para ser árabe. Todavía no se habían firmado los Acuerdos de Abraham. En verdad yo no sabía lo que ocurría en el Medio Oriente, porque estaba en Estados Unidos».
Adar Gandelsman, Miss Israel (izquierda), con Sara Idan, Miss Iraq, en la foto que causó tanto impacto durante el concurso Miss Universo de 2017
Idan, quien nació en 1990, creció durante la dictadura de Saddam Hussein. «Era como Corea del Norte. Estábamos aislados del mundo. Solo había tres canales de televisión, y el gobierno los controlaba. Todo lo que nos decían surgía de Saddam. No sabíamos lo que estaba pasando. Vivíamos en una burbuja».
Cada vez que Saddam decidía bombardear otro país, en represalia ese país bombardeaba Iraq, lo cual fue sumamente traumático para Idan. «Como era una niña, no entendía qué estaba sucediendo. En el instante en que cumplí 13 años se esperaba que me convirtiera en miembro del partido Baath y jurara lealtad a Saddam. No teníamos libertad de expresión».
«Si alguien decía que odiaba a Saddam, o incluso si solo hacía un chiste sobre él, podía ser enviado a prisión… O algo peor, podía ser ejecutado. Y no se limitaba a atacar a una persona. Si un niño o una persona de una familia hacía algo, se perseguía a toda la familia, porque asumían que podían tratar de vengarse. La gente debía ser muy cuidadosa».
Cuando Estados Unidos invadió Iraq en el 2003, las cosas solo se volvieron más difíciles. «Puedes imaginar el caos que había cuando la policía, el gobierno y el ejército no operaban. Había saqueos. Teníamos toda esa gente que había llegado de Afganistán y Pakistán. Los musulmanes extremistas venían a luchar en Iraq. Pensaban que estaban allí para luchar contra la ocupación norteamericana, pero en realidad solo querían mantener el poder sobre Iraq. Los ciudadanos comunes, como nosotros, tuvimos que pagar el precio».
En un momento hubo una guerra civil entre los sunitas y los chiitas, y el pueblo iraquí quedó atapado en el medio. La familia de Idan era sunita y vivía en un barrio ocupado por chiitas. «Fuimos una de las familias afortunadas. Muchas familias fueron masacradas en sus hogares. Las milicias sabían que no éramos políticos y que no teníamos ninguna agenda».
Pero su suerte no duro mucho.
“Yo estuve en Siria, en Egipto y en los Emiratos, y nunca vi a judíos, musulmanes y cristianos viviendo juntos como en Israel. Fue muy hermoso. Me hizo amar a Israel»
«La milicia nos envió una carta de advertencia con una bala. Nos dijeron que nos fuéramos o nos atuviéramos a las consecuencias. Entonces partimos y nos convertimos en refugiados en Siria durante tres años. Durante ese período, apareció una familia desconocida y nos llevó a su hogar».
Eventualmente, los Idan pudieron regresar a Irak en 2008, pero para entonces su país había cambiado de forma radical. «Odiaba todo allí. De repente Iraq era realmente islámico, lo cual nunca antes había sido. Las mujeres tenían que usar hijabs. De pronto te cruzabas con un niño de 14 años que llevaba un rifle y comenzaba a gritarte porque se te veía un poco el cabello».
Idan sabía que tenía que salir del país, por lo que armó un plan. En el periódico apareció un aviso buscando un traductor para el ejército de los Estados Unidos. Un año más tarde pudo aplicar para recibir la famosa green card, y eventualmente se convirtió en ciudadana de Estados Unidos.
El trabajo era perfecto para Idan, quien había aprendido a hablar inglés cuando tuvo lugar la invasión. Entonces por primera vez tuvo acceso a la televisión de Estados Unidos, ya que el ejército proveyó a Iraq con satélites. Ella veía Friends y Frasier, y se enamoró de la música norteamericana. «Tenía un cassette y una grabadora rota. Escuchaba la letra de una canción, la escribía en árabe y trataba de escribirla en inglés. Así fue como aprendí inglés por mi cuenta».
Además de la oportunidad de escapar de Iraq, Idan quería irse a Estados Unidos porque había tenido experiencias positivas con los soldados que estuvieron en su país «Saddam nos enseñó que los norteamericanos nos odiaban y querían matarnos. Cuando conocí soldados de estadounidenses, todos fueron muy dulces. Nos daban flores y caramelos y armaron un pequeño parque de diversiones para nosotros. Yo pensé: ‘Todo lo que me enseñaron era mentira'».
En 2009 Idan viajó a Estados Unidos para estudiar música, y hoy en día vive en Los Ángeles.
Durante los últimos años ha estado muy activa en Twitter e Instagram, publicando comentarios sobre su apoyo al pueblo judío y a Israel. También ha visitado Israel, lo que cambió su perspectiva respecto al país.
«Me sentí completamente impresionada al llegar allí. De lo que había escuchado, pensaba que Israel era un Estado supremamente judío y que no les gustaban los musulmanes o los árabes. Yo pensaba que allí todos eran judíos». Pero cuando llegó a su hotel, el botones se llamaba Mustafá. Otro hombre que trabajaba allí se llamaba Mohamed. Ella les preguntó si eran árabes y le dijeron que sí.
Sara Idan en el Kótel
Idan desayunó con Mohamed y él le contó sobre su vida en Israel. «Me dijo que los árabes vivían en el país y tenían una vida maravillosa. También comentó que el principal problema era Hamás».
Mientras estuvo en Israel, Idan fue a Haifa y a Yafo y vio bellas mezquitas. Comió en el mercado de Majané Yehudá en Jerusalén, se encontró con Benjamín Netanyahu, fue al Muro Occidental y visitó Yad Vashem. Y durante Ramadán, vio carteles en hebreo y árabe saludando a los musulmanes por el fin de la festividad.
«Me hizo pensar en un mini Estados Unidos en el Medio Oriente. Yo estuve en Siria, en Egipto y en los Emiratos, y nunca vi a judíos, musulmanes y cristianos viviendo juntos como en Israel. Fue muy hermoso. Me hizo amar a Israel».
Ahora, Idan dirige una organización llamada Humanity Forward (“Humanidad hacia adelante”), que tiene la misión de educar y acercar a judíos y musulmanes. Su lema es «Llevar salaam y shalom a las personas en todas partes».
A través de Humanity Forward, así como en las redes sociales, Idan se esfuerza por cultivar la paz entre las personas y mostrar que es posible vivir en armonía, a pesar de nuestras diferencias. «Mi máximo objetivo es hacer una diferencia en este mundo. Quiero unir a tantas personas como sea posible. Entonces podrán cambiar sus conceptos erróneos».
*Editora, escritora y publicista.
Fuente y fotos: aishlatino.com.
Versión NMI.