Rachel Chocrón de Benchimol
Dedicado con todo cariño para mi comunidad y para mi guía y amigo, el rabino Isaac Cohen.
Janucá, la fiesta de las luces por excelencia que se celebra en el mes de Kislev, viene expresada con una fuerza muy especial que se traduce en palpar y sentir que para Dios no hay nada imposible. Así, cada año rezamos frente a la Janukiyá lo que el pasuk nos relata:
Hanerot Halalu Anu Madlikim Al Hanisim Veal Ha-Purkan Veal Ha-Guevurot Ve Al Ha-Teshuot Veal Ha-Niflaot Ve –Al Ha- Nejamot. She Asita La-Avoteinu Bayamim Ha-Hem Bazeman Hazze Al Yedde Cohaneja Hakedoshim (“Encenderemos estas velas con motivo de las salvaciones, milagros y maravillas que has realizado con nuestros antepasados en aquellos días en esa época, por intermedio de Tus santos sacerdotes”).
Y es aquí precisamente donde quiero concentrar la atención de este escrito.
Vivimos una coyuntura difícil y muy particular, tanto dentro como fuera de nuestra comunidad y de Venezuela. Estamos sumidos en una incertidumbre total acerca de nuestro futuro, la cual nos afecta y nos hace ver todo a nuestro alrededor obscuro y poco alentador.
En realidad, debo confesar que muchas veces me acerqué a la oficina del rabino Cohen en busca de respuestas y de renovados ánimos para seguir adelante con lo que hasta hoy ha sido mi proyecto de vida dentro y fuera de la kehilá.
Siempre encontré en el Rab una palabra de aliento, de optimismo y sobre todo de fe en que el Amo del Mundo iluminará nuestros caminos y jamás abandonará a Su pueblo. No en vano justo llega en estos días la celebración de Janucá, cuando renovamos nuestra fe, nuestro optimismo y la confianza plena en que, al igual que Dios en ese momento obró milagros para salvar al Am Israel, de igual manera lo hará con nosotros aún bajo las circunstancias más difíciles (en apariencia) de poder solventarse, y así retomar la voluntad de lucha, muchas veces perdida por todo lo que acontece a nuestro alrededor.
Debo reconocer que nada es casualidad y que, al acercarme a visitar al rabino Cohen, justo en los días de Avelut por el fallecimiento de su querida madre, le comenté que viajaba a Israel con el fin de visitar a mis hijos y nietos y compartir una gran alegría familiar. No terminé de contárselo cuando ya tenía sobre mis hombros la gran responsabilidad y el gran zejut de ser la persona elegida para hacer llegar el Séfer Torá que sería donado en breve para la Sinagoga Tiferet Israel del Este. Este hecho —sumado a la presencia del Rab Harashi Shlomo Amar en nuestra kehilá para el encendido de la primera vela de Janucá, shiurim y demás actividades especiales en el marco del homenaje al Rab Cohen por sus 40 años de labor rabínica— me llevan a sentir en el corazón la esperanza certera de que muy pronto veremos ese milagro de salvación dentro y fuera de Éretz Israel, y en especial la bendición para Venezuela y nuestra amada comunidad.
Nuevamente el rabino me trasmite, a través de su esfuerzo para la realización de todos estos actos, que sin duda alguna darán fuerza y vida a nuestra comunidad, la esperanza y confianza en que Dios seguirá facilitando los caminos para proseguir juntos con la labor de dar lo mejor de nosotros mismos, en pro de la kehilá más espectacular del mundo, la venezolana.
Sirvan estas breves palabras para agradecer al rabino por sus sabios consejos, por su apoyo incondicional a las causas comunitarias que hemos compartido, y por contar con su sincera amistad y la de su familia.
Mi querida comunidad: Miracles come true! Y este mes de Kislev tiene la fuerza para convertir nuestros sueños en realidad. Una forma de lograrlo es a través del agradecimiento constante por todo, para que así Hashem siempre nos dé motivos para seguir precisamente agradeciendo.
Así como encenderemos nuestra Janukiyá de manera ascendente, que de la misma forma crezcan nuestra fe, nuestro optimismo y la seguridad plena de que la luz vencerá a la oscuridad y que Dios estará allí siempre para guiarnos, cuidarnos y suplir todas nuestras necesidades, dándonos la berajá que tanto necesitamos y anhelamos.
Que la luz que emana de la celebración de Janucá penetre en nuestros hogares y en nuestra comunidad, guiada por muchos años más por el Rab Cohen como shelíaj de HaKadosh Baruj Hu, en este hermoso país llamado Venezuela.
¡Janucá saméaj para toda mi querida kehilá!
«Llenarse en Janucá», por el Rabino Eitan Weisman
«Janucá: luz para nosotros y para ustedes», por Esther Benayoun de Benhamou