L a ministra israelí de Deportes, Miri Reguev, calificó de racistas y antisemitas a los atletas libaneses por negarse a viajar en el mismo autobús que sus homólogos israelíes, en un incidente ocurrido antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.

De acuerdo a informaciones que recogieron los medios internacionales, los atletas libaneses impidieron a la delegación israelí abordar el autobús que se había asignado a las dos delegaciones para trasladarse a la ceremonia inaugural en el estadio de Maracaná.

“Insistí en que abordáramos el autobús y dije que si los libaneses no querían, eran bienvenidos a desalojarlo”, escribió Udi Gal, entrenador del equipo israelí de vela, en su perfil de Facebook. “El conductor del autobús abrió la puerta, pero entonces el representante de la delegación libanesa bloqueó la entrada. Los organizadores quisieron evitar un incidente internacional y nos enviaron a otro autobús”, añadió Gal, quien tachó el hecho de “vergonzoso”.

“¿Cómo pudieron permitir que algo como esto sucediera en vísperas de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos? ¿No es esto todo lo contrario de lo que las Olimpíadas significan? Estoy impactado por el incidente”, finalizó Gal.

La situación, además de ser bochornosa, implicó un riesgo de seguridad para los deportistas israelíes.

A raíz del suceso, la ministra Reguev exhortó al Comité Olímpico Internacional a que condenara la conducta de la delegación libanesa. “Estoy enfurecida con el incidente. Se trata pura y llanamente de antisemitismo, el peor tipo de racismo”, declaró a la radio pública israelí. “El Comité Olímpico Internacional, que defiende la separación entre la política y el deporte, debe condenar esto de manera vehemente y trabajar para garantizar que comportamientos semejantes no se vuelvan a repetir”, añadió.

Puede imaginarse la indignación mundial y el escándalo que se habría producido en los medios si los atletas israelíes no hubiesen permitido abordar un autobús a la delegación de otro país.