La semana pasada, Argentina debía jugar un partido de fútbol contra Israel. En lugar de ello, terminó jugando un partido político contra Palestina… y perdió por goleada. Tras quedar expuesta a numerosas presiones y amenazas, lideradas por la propia Federación Palestina de Fútbol (FPF), la selección argentina sucumbió. El partido fue cancelado.
Los exhortos más insistentes y agresivos emanaron de Jibril Rajoub, el presidente de la FPF, quien dijo: “Comenzaremos una campaña contra la Asociación [Argentina] de Fútbol, y nos dirigiremos personalmente a Messi, que tiene decenas de millones de seguidores en Estados árabes, islámicos, en Asia, en África y en Estados que son amigos del pueblo palestino… Apuntaremos a Messi y demandaremos que todos quemen sus camisetas y afiches [de Messi] y renuncien a él”. Algunos palestinos quemaron la bandera argentina.
No obstante, el acontecimiento que inclinó definitivamente la balanza hacia la negativa a viajar a Israel fue una pequeña pero ruidosa manifestación de militantes BDS en Barcelona. Reunidos frente al lugar donde entrenaba el seleccionado argentino, izaron camisetas del equipo ensangrentadas y leyeron por altavoz los nombres de los jugadores seguidos de la consigna “no vayas”. Fue tras este amedrentamiento que Lionel Messi desistió de ir a jugar a Israel.
A los pocos días, el Ministerio de Seguridad de la República Argentina informó que quien llamó a esta manifestación fue un movimiento kirchnerista denominado Provincia 25, que es liderado por Facundo Firmenich, hijo de Mario Firmenich, ambos argentinos residentes en Barcelona (Firmenich hijo niega toda participación). A los israelíes esos nombres quizás no les digan mucho, pero los argentinos los reconocieron inmediatamente.
Mario Firmenich fue jefe de la agrupación argentina guerrillera-terrorista Montoneros, que en los años setenta supo cultivar lazos estrechos con la Organización para la Liberación de Palestina. George Chaya en su libro Montoneros ofrece algunos momentos destacados de esta relación. En 1976, en una clara emulación terminológica de su admirada OLP, Montoneros creó la Organización para la Liberación de la Argentina. Al año siguiente, Mario Firmenich y Fernando Vaca Narvaja, otro líder del grupo, se reunieron con Yasser Arafat y Faruq Khadumi en Beirut. La revista Evita Montonera publicó una fotografía del encuentro que muestra a los argentinos sonrientes flanqueando al titular de la OLP, quien viste su típico atuendo militar y kefiya. Unos meses después, Montoneros y la OLP emitieron un comunicado conjunto contra el sionismo y a favor de los derechos palestinos. En 1978, los guerrilleros argentinos abrieron una oficina de prensa en el Líbano que editó un semanario en lengua árabe. En julio de 1980, Maariv informaba que “docenas de guerrilleros argentinos están siendo entrenados en campamentos de la OLP cerca de Damasco y Beirut”. Rodolfo Galimberti, un prominente miembro de Montoneros y pieza clave en el entramado con la OLP, luchó junto a las milicias palestinas en el Líbano, lo hirieron en combate, lo internaron en Damasco y posteriormente lo evacuaron a París.
Jibril Rajoub debe conocer bien esta historia. Después de todo, él mismo fue un protagonista de la época. En 1970 fue encarcelado por lanzar una granada contra un camión del ejército israelí. Lo liberaron en 1985, en el marco de un acuerdo entre Israel y el Frente Popular para la Liberación de Palestina, dirigido por Ahmed Jibril. En la cárcel, lideró huelgas de hambre y protestas, estudió hebreo y –sorprendentemente– junto con un compañero de celda tradujo al árabe La revuelta, de Menajem Beguin. Tras su liberación lo arrestaron nuevamente por sus actividades durante la Intifada de 1987 y lo deportaron al Líbano. Se mudó a Túnez, donde se convirtió en lugarteniente de Arafat, y en 1994 retornó a Cisjordania después de la firma de los Acuerdos de Oslo. Hasta 2002 tuvo a su cargo la Fuerza de Seguridad Preventiva en Cisjordania y a partir del 2006 preside la Federación Palestina de Fútbol.
Nunca perdió su radicalismo. En junio de 2012, como jefe del Comité Olímpico de Palestina, Rajoub se opuso férreamente a que se llevara a cabo un minuto de silencio durante los juegos olímpicos, en recordación de los once atletas israelíes asesinados por palestinos en las Olimpíadas de Múnich de 1972. Después de que niños palestinos e israelíes jugaran en un partido conjunto en 2014, organizado por el Centro Peres para la Paz con el objeto de promover la coexistencia, dijo Rajoub: “Cualquier actividad de normalización en los deportes con el enemigo sionista es un crimen contra la humanidad”. Y fue Rajoub quien patrocinó, en 2015, un torneo de tenis con el nombre de un terrorista que había matado a puñaladas a dos israelíes.
La aparente gestación por parte de Facundo Firmenich de una protesta propalestina en Barcelona en 2018 cierra un círculo iniciado por su padre en la década de 1970. Los descendientes de los Montoneros y los descendientes de la OLP continúan la lucha, no armada en este caso, sino en el campo de la presión política. Tal como declaró el propio Rajoub en junio de 2013: “Creemos que en la situación actual de resistencia no violenta, incluir la utilización del deporte y el fútbol es una herramienta efectiva para promover nuestros derechos”. Eso es una mejora respecto de su pronunciamiento del 1.º de mayo de 2013 sobre Israel, en el canal de televisión libanés Al-Mayadeen: “Juro que si tuviéramos una bomba nuclear, la habríamos utilizado esta misma mañana”.
A la luz de su historial, nadie debería ponerlo en duda.
*Analista político, escritor y conferencista.
Fuente: The Times of Israel. Versión NMI.