70 años cumple la UIC. Asumí la presidencia en el 2002, un año complicado en el que ocurrió el fallido intento de golpe contra Chávez. Llegué con bastante experiencia de los tres años en que presidí Hebraica, que me ayudaron mucho.
En la UIC tuve la suerte de contar con una excelente junta directiva, y un Ejecutivo de primera, en el que cuatro de sus miembros me siguieron desde mi gestión en Hebraica.
Debo mencionar a la AIV, pues durante mi gestión tuve toda la colaboración y ayuda de su presidente, Salomón Cohen Botbol. Juntos, nuestro mayor logro fue la creacion del Vaad Hakehilot, del que tuve el honor a ser el primer presidente. Lo creamos para que pese a cualquier diferencia la comunidad permaneciera unida, y sigue así hasta hoy.
Con la AIV conformamos varias misiones a Israel en tiempos difíciles por los atentados que costaron muchas vidas, lo cual fue elogiado por Shimon Peres y Benjamín Netanyahu, además de varios ministros.
Pudimos contratar, con el apoyo del rabino Brener, al rabino Eitan Weisman de Israel, que hasta hoy es el rabino principal de la UIC.
Todas las comisiones de la UIC funcionaron bien durante mi gestión. Debo reconocer a los ex presidentes, pues su apoyo y consejos fueron muy importantes.
En ocasión de los 70 primeros años de la Unión Israelita de Caracas, quiero felicitar de todo corazón a sus miembros, profesionales, rabinos y dirigencia por tan significativo aniversario.
El establecimiento de la UIC se dio a pocos años de finalizada la peor tragedia del pueblo judío, la Shoá, así como del evento que marcó nuestro renacimiento, la creación del Estado de Israel. De la sombra surgió la luz. Y nuestra comunidad ha sido parte de dicha luz.
La palabra comunidad se dice fácil, pero envuelve tantos aspectos de la vida judía que se convierte en la vida misma: educación, religión, sionismo, cultura, historia, deporte, salud, asistencia social, seguridad, a lo largo de todas las edades, orígenes y tendencias de nuestros miembros.
Ha sido el objetivo de la UIC desde su fundación el lograr que todo correligionario pueda llevar una vida judía plena, de excelente calidad y sin restricciones. Junto con nuestra institución hermana, la AIV, esa meta se ha podido lograr a pesar de muy difíciles obstáculos, en especial durante los últimos años. Es dicha unidad lo que hace a nuestra kehilá un ejemplo para la diáspora judía. Es la vida en comunidad lo que nos diferencia de las congregaciones religiosas de otras latitudes, que tienen alcances muy limitados.
Hoy más que nunca el Hatikva, la esperanza, debe guiarnos. El legado de tantos valientes dirigentes, que con su determinación aseguraron la continuidad del judaísmo, debe agradecerse y potenciarse con la misma determinación por llevar adelante a nuestra kehilá. La historia judía nos enseña que vienen tiempos mejores, y es en la unión de todos que dicho renacer se podrá garantizar.
¡Kol Hakavod y LeJaim!
Es un verdadero placer ser un servidor comunitario. Demanda lo mejor que uno tiene para dar, con pasión, corazón, devoción y vigor. El haber sido elegido presidente de la UIC en el año 2008 fue el máximo honor que me han podido dar, y por eso siempre he sentido un solemne sentimiento de gratitud por la confianza depositada.
Es un orgullo ser parte de la historia de la Unión Israelita de Caracas, un privilegio y una gran responsabilidad, pero sobre todo un gran reto seguir los pasos y el camino sembrado por los que me precedieron, quienes contribuyeron a mi formación y continúan siendo fuente de inspiración.
El trabajo realizado comenzó hace más de siete décadas, cuando grandes visionarios y voluntarios con conciencia judía, mística de trabajo, voluntad de servicio, compromiso e identificación con la comunidad, comenzaron desde cero para construir lo que hoy tenemos y disfrutamos, siempre junto a un extraordinario equipo de profesionales, para atender con éxito las necesidades de nuestros miembros. ¡Kol Hakavod por estos primeros 70 años de la UIC!
También ha sido de vital importancia el fortalecimiento del Vaad Hakehilot, creando espacios de comunicación y coordinación con nuestros hermanos de la Asociación Israelita de Venezuela y todas las demás Instituciones.
Durante mi período se presentaron dos eventos que marcan un antes y un después de nuestra vida comunitaria: el primero fue en enero de 2009, el rompimiento unilateral de las relaciones diplomáticas con Israel junto con la expulsión del embajador Shlomo Cohen. Ya llevamos más de once años sin embajador, embajada ni consulado de Israel, y todavía no nos acostumbramos a esa triste realidad. Seguiremos todos esforzándonos para que se restablezcan las relaciones, y no descansaremos hasta lograrlo. El segundo acontecimiento ocurrió también en enero de 2009, cuando se produjo la profanación de la sinagoga Tiferet Israel de Maripérez. Fueron todos momentos muy difíciles y de gran incertidumbre.
Ahora más que nunca tenemos que continuar trabajando unidos para preservar la maravillosa comunidad judía de Venezuela, defendiendo y resguardando lo que con tanto esfuerzo se ha logrado construir. A pesar de las situaciones difíciles que estamos viviendo y que tenemos que enfrentar, somos optimistas en cuanto al futuro; seguimos estando activos para llevar hacia adelante la comunidad más bella de la diáspora, con voluntad de servicio y determinación para el beneficio de todos.
Los próximos 70 años serán de grandes desafíos, pero también de oportunidades. Por eso quiero dar este mensaje de confianza, de esperanza para un mañana. Sigamos haciendo futuro, y que tengamos paz duradera en Venezuela y Medinat Israel.
Véase también: