U na de las competencias de la primera jornada de los Juegos Olímpicos de Río fue la de natación. Mientras presentaban a la atleta palestina Mary al-Atrash, los medios difundieron la información —seguramente suministrada por los propios entrenadores palestinos— de que la joven enfrentaba un doble desafío, ya que “la ocupación israelí” le había impedido el acceso a una piscina olímpica para prepararse para el torneo. Tales instalaciones, aseguraron los medios a los indignados espectadores, simplemente no están disponibles en “Palestina”.
Es cierto que en los territorios palestinos no hay una piscina olímpica reglamentaria: existen al menos dos.
Hay una en Nablus, tal como indicó el diario Haaretz en un artículo de 2007 (http://bit.ly/2aF6FJf) , y otra en el resort turístico Murad (http://bit.ly/2aG35Vt) , ubicado en la localidad de Beit Sajour… donde nació Mary al-Atrash.
Además, la oficina del gobierno israelí que coordina las actividades en Cisjordania (Cogat) había emitido un comunicado en julio en el que indicaba que tenía toda la disposición de facilitarle a al-Atrash el acceso a instalaciones deportivas en Jerusalén; pero al igual que los demás deportistas palestinos, ella rechazó el ofrecimiento.
Quizá no se trate solamente de aprovechar una oportunidad más para demonizar a Israel y los judíos, sino además justificar el hecho de que Mary al-Atrash no obtenga ninguna medalla en Río, atribuyéndolo a la maldad de “la ocupación”.
Con información de Tablet Magazine