Mi amigo incondicional y maestro ejemplar, David Suiza Wahnon Z’L, un líder silencioso, quien escapó de los honores y de los intereses personales, cosechó las más grandes muestras de cariño de su querida comunidad judía de Venezuela, tanto en los momentos de plenitud como en la enfermedad. Se fue de esa manera, tan en silencio, tan sin ninguna queja, exaltando la nobleza de espíritu que lo caracterizó hasta su último aliento.
Creo estar en una nube que envuelve mi mente y mi corazón. Todos los que lo conocíamos sabemos de su enorme fe en Hashem y su amor por la Torá, su familia y el prójimo, a los que siempre trató de animar y ayudar en el servicio a Hashem y a Su Torá, sin hacer diferencia alguna entre iguales.
El rey Salomón dijo: “Es mejor un buen nombre que un buen perfume”. David se fue de este mundo dejando un buen nombre en su travesía por él. Demostró, en todo momento, las grandiosas cualidades humanas que absorbió de la casa de sus padres y abuelos Z’L.
Estudiar la Torá con David era un disfrute para todos los escuchas, jóvenes, adultos y ancianos. Sabía entrelazar las ideas más espirituales con el raciocinio humano de una manera mágica, tal y como defendía la tesis de Maimónides, la fe y la razón al servicio de Hashem. Con él aprendí conceptos innovadores que jamás alguien me había podido enseñar, descubriendo nuevas luces y enfoques del judaísmo vivo.
Una vez más se confirma que los humanos no sabemos casi nada del misterio de la vida, y de lo efímera de esta, en este valle de acertijos. Pero con meditación y profunda reflexión en las magistrales clases de David, y con la máxima bondad del Creador, encontraré respuestas a estas incógnitas para poder así conseguir luz y consuelo.
Baruj Dayán Haemet. Bendito es el Creador, juez y conocedor de la absoluta verdad.
Aquí estoy hoy para expresarle a David mi respeto, cariño y agradecimiento. Gran compañero y amigo, ahora desde el cielo disfrutas de un sitial privilegiado, como todos los hijos de Israel, porque siempre fuiste un yehudí ejemplar y predilecto. Espero poder imitar tus loables acciones en esta vida. Tal y como reza nuestro Pirké Avot: “Todo aquel que es querido y respetado por las criaturas, es amado y aceptado por el Creador”. Así fuiste tú, David.
Su recuerdo pervivirá para siempre en mí, ya que mostró un ejemplo del judaísmo de acción y de trasparente devoción. Que Dios bendito mande consuelo y vida larga a su esposa, hijos, nietos, demás familiares y amigos. Honor, a quien honor merece. “Los hombres justos, después de su desaparición física, siguen estando vivos” (Tratado de Berajot 18A).